Chequia y la cumbre climática de Glasgow: “Hay mucho que mejorar”
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 se inició este domingo en Escocia. Su objetivo es ralentizar el calentamiento global que, de acuerdo con el nuevo informe de la ONU, no está bajo control. A la República Checa la representa una delegación liderada por el primer ministro, Andrej Babiš.
El recién publicado informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la ONU indica que las actuales emisiones de gases de efecto invernadero podrían conllevar un calentamiento global de hasta 2.7°C, en comparación con la temperatura que se registraba antes de la Revolución Industrial, causando efectos irreversibles a la vida en el planeta. El aumento en dos grados podría suceder entre los próximos veinte o treinta años, si la civilización global no toma medidas drásticas.
La celebración de las cumbres climáticas puede resultar polémica para algunos, ya que los objetivos pronunciados en ellas son difíciles de reclamar en la práctica. No obstante, de acuerdo con Stefan Rahmstorf, del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático, uno de los autores del informe, las conferencias tienen su significado.
“Creo que estas conferencias son esenciales y útiles. Crean presión sobre los Gobiernos para que revelen sus cartas y demuestren sus acciones en el ámbito de la política climática. Es importante que tengan una obligación de reportar sus compromisos voluntarios a la ONU. Se trata de un proceso importante que, no obstante, no es en sí una solución, porque la ONU no puede obligar a los países a reducir sus emisiones. Se trata de pasos voluntarios y mecanismos que crean una presión moral sobre los Gobiernos. Por eso son importantes”.
El único checo en participar en la elaboración del informe del IPCC fue el climatólogo Tomáš Halenka, de la Universidad Carolina de Praga. En su opinión, además de reducir la producción de emisiones, hace falta explorar también otras vías de cómo ayudar al medio ambiente. Más específicamente confía en el poder de las tecnologías capaces de extraer el carbono de la atmósfera.
“La cuestión es qué tan rápido será el desarrollo de estas tecnologías. Cuándo será posible empezar a utilizarlas realmente y cuál será su eficiencia y capacidad. Y con eso no quiero decir que no tenga sentido limitar las emisiones, porque lo más simple es actuar en harmonía con la naturaleza y no dañarla. Pero al mismo tiempo, está muy claro en este momento que si queremos que se cumplan los escenarios optimistas, tendremos que contar también con la extracción de los gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono”.
Cierto optimismo expresó en la cumbre también la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien destacó el cambio positivo registrado en los Veintisiete en los últimos años y las expectativas prometedoras que esto puede suponer también para otros.
“Europa está en camino para convertirse en el primer continente climáticamente neutro en 2050. Tenemos nuevos datos que son interesantes. Hemos limitado nuestras emisiones en más del 31 % en comparación con 1990, a la vez que nuestra economía creció en un 60 %. Es una noticia positiva, porque nos dice que es posible reducir las emisiones y prosperar”.
Además de verse representada por los líderes de la UE, Chequia cuenta asimismo con su propia delegación en Glasgow, liderada por el primer ministro, Andrej Babiš.
De acuerdo con Pavel Zámyslický, del Ministerio de Medio Ambiente, principal negociador de Chequia en la cumbre, las expectativas del país se centran en dos áreas.
“Las expectativas son de dos tipos. Por un lado, una mayor ambición a nivel internacional, que ha marcado todo este año. Algunos países, incluida la Unión Europea, anunciaron sus compromisos de reducir las emisiones de aquí a 2030. O se sumaron al objetivo de la neutralidad de carbono para 2050. O declararon nuevos objetivos en cuanto al clima y la financiación”.
El segundo enfoque que interesa a la República Checa, de acuerdo con Zámyslický, es aclarar varios detalles vinculados al Acuerdo de París de 2016, principalmente en cuanto al comercio de derecho de emisión y el cumplimiento de los objetivos de los distintos países.
Otro tema importante debatido en Glasgow son las finanzas climáticas, dado que los países más desarrollados no han logrado cumplir con su fin de recaudar cien mil millones de dólares para el Fondo Verde del Clima. Este debería ayudar a países en vías de desarrollo a reducir sus emisiones y adaptarse al cambio climático, reflejando que estos tienen, históricamente, una menor responsabilidad por el estado actual del clima. Este objetivo se cumplió solo al 80 % en 2020.Además de contribuir al fondo, los países desarrollados pueden ayudar también por medio de acuerdo bilaterales con países específicos, que es el camino que ha estado tomando la República Checa.
De acuerdo con Romana Březovská, analista de la Asociación de Asuntos Internacionales (AMO), Chequia contribuyó al Fondo Verde del Clima en solo una ocasión, por lo que considera que hay mucho que mejorar.
“La República Checa contribuyó al Fondo Verde del Clima una vez, en el periodo entre 2014 y 2018 con alrededor de 4.3 millones de euros, más aproximadamente un millón y medio en proyectos para facilitar el acceso de los países en vías de desarrollo a los fondos. Los 4.3 millones significan alrededor de 40 céntimos por cada habitante del país, que no es mucho. Los políticos no han decidido aún sobre la contribución para el periodo 2020-2023. En este momento, Chequia es el único país del Grupo de Visegrado en no participar en el fondo”.
Si Chequia vuelve a contribuir al fondo será decisión del próximo Gobierno, de acuerdo con Březovská.El primer ministro saliente Andrej Babiš y delegados del Gobierno participan este lunes y martes en la cumbre mundial de líderes en Glasgow, donde informarán al pleno sobre la situación climática en la República Checa y los pasos que el país está tomando para reducir las emisiones y adaptarse al cambio climático.
Al mismo tiempo, ha viajado a Escocia un equipo numeroso de expertos, dado que Chequia se prepara para asumir una mayor responsabilidad en el COP27 del próximo año, que tendrá lugar durante su presidencia de la Unión Europea, de acuerdo con Zámyslický.
“Más o menos en un año, lideraremos la delegación de la UE en Egipto, donde se celebrará la COP27. Para entonces, la República Checa será la encargada de coordinar a los Veintisiete en la cumbre. Seguramente habrá muchos puntos que quedarán por resolver de la cumbre actual, como suele ser. Por eso es muy importante para nosotros que estemos ya ahora en el epicentro y prepararse para el año que viene, cuando coordinaremos estos debates dentro la UE de cara a negociaciones internacionales”.
El papel de la República Checa en las futuras negociaciones en torno al clima será esencial, por lo que crecerán no solo las demandas para los miembros de los equipos expertos, sino también para el futuro ministro o ministra de Medio Ambiente.
En cuanto a la cumbre actual, Zámyslický no anticipa grandes declaraciones o compromisos por parte del lado checo. El más importante es la misión del país de unirse a la decisión de la UE de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al 55 % de aquí a 2030.