Chequia y España: unidas por la música de Vivaldi en el Castillo de Brtnice
Un concierto en honor al compositor Antonio Vivaldi este fin de semana sirvió al mismo tiempo para rememorar los lazos históricos entre Chequia y España. Todo ello, con el Castillo de Brtnice como telón de fondo.
El Castillo de Brtnice, cuya primera construcción data del siglo XV pero que hasta siglos después no adquirió su fachada pseudorenacentista actual, fue un lugar de gran importancia histórica cerca de la frontera que separa Bohemia de Moravia que con el paso del tiempo vino a menos.
Según un documento, el 28 de junio de 1741 -se cumple ahora el 280 aniversario-, el compositor Antonio Vivaldi vendió unas piezas musicales para el conde Tomáš Vinciguerra Collalto, quien era precisamente señor de Brtnice. Hasta ahora, es el último documento conocido de Vivaldi.
Se trataba de 15 conciertos para violín y una sinfonía, aunque no se han conservado todos. De ese repertorio, cuatro de ellos sonaron este sábado en el Castillo de Brtnice en un acontecimiento que quiso devolver al recinto su antigua gloria y hacer un homenaje al compositor italiano.
No obstante, el castillo y el pueblo tienen una conexión también con España, y esta es mayor de lo que podría parecer a priori, unos lazos que se remontan a siglos atrás. Aunque la lengua española sigue muy presente en su historia, pues el presidente de la Asociación Castillo de Brtnice es el violinista español afincado en Praga Eduardo García Salas.
Como impulsor del concierto homenaje del pasado sábado, García Salas habló para Radio Praga Internacional sobre qué le motivó para iniciar el proyecto.
“La razón fundamental es que el Castillo de Brtnice vuelva a ser el gran centro cultural que fue en el siglo XVIII, cuando Carlos VI se va a coronar como rey checo desde Viena a Praga y pasa por este castillo. Hay unos cuadros preciosos de esos momentos, con su hija María Teresa, que tenía diez años”.
El presidente de la Asociación Castillo de Brtnice reconoce que el recinto no se encuentra en buen estado y que con actos culturales de este tipo esperan atraer interés sobre él para que no siga deteriorándose.
Pero recordar a Vivaldi y su música no fue la única conmemoración de la velada. El 26 de junio, justo el día del concierto, pero en 1627, el embajador de España en las Tierras Checas fue a Brtnice para reunirse con la familia Collalto.
Eduardo García Salas, sorprendido tras conocer este hecho, se propuso repetirlo 394 años después. Y lo ha conseguido, con el encuentro entre el embajador Ángel Lossada Torres-Quevedo y la condesa Isabella de Collalto y princesa de Croix.
“Ese momento lo que hace es evocar a otro 26 de junio, pero de 1627, cuando el embajador de España fue desde Mikulov hasta Jindřichův Hradec, y pasó por Brtnice a ver a la familia Collalto. Eso se lo cuenta Zdeněk Lobkowicz a su mujer Polyxena, la que regaló el Niño Jesús a los Carmelitas de Praga. Eso sale en una carta”.
Como parte de las actividades del sábado, los asistentes pudieron ver una exposición sobre Vivaldi y la nobleza checa. La influencia del músico italiano entre la nobleza checa fue inmensa en aquella época, ya que estos se interesaron a menudo en comprar sus obras. De hecho, la primera ciudad fuera de Italia en la que se estrenó una obra de Vivaldi en vida del compositor fue Praga, en el teatro del conde Špork.
Más tarde, en la Sala de las Caballerizas se presentó el concierto homenaje a Vivaldi, donde se pudo escuchar, ente otros, el concierto de laúd para el conde Vrtba. Este nombre puede sonar a quienes conozcan Praga a través de los hermosos Jardines de Vrtba, en el centro histórico de la capital checa.
Según Eduardo García Salas, gran apasionado de la investigación musical e histórica que conecta a la República Checa con otros países, nunca deja de sorprenderle la cantidad de conexiones nuevas que aparecen. Al principio de su investigación, habría sido difícil imaginar que las raíces de una de las mujeres de la familia Collalto llevaran hasta Vélez-Málaga.
“Es un tema que me fascina ver como en la República Checa hay tantos escudos de armas de familias españolas. Familias que estuvieron aquí y que tuvieron tierras, posesiones y castillos. Aquí en el Castillo de Brtnice hay una sala donde hay un escudo de armas encima de la chimenea de la familia Collalto a la izquierda, y a su derecha está el escudo de la familia Silva, de María Antonia de Silva. Esta señora creo que nació en Viena porque todas sus cartas están en alemán, no he encontrado todavía ninguna en español, pero espero hacerlo algún día. Su padre nació en Vélez-Málaga, don José de Silva, que era un partidario de los Austria. Cuando Carlos VI deja Barcelona y va a Viena a ocupar el trono porque había muerto su hermano, este José de Silva lo acompaña, y allí es donde nace su hija y luego la casan con un Collalto”.
Al concierto acudieron, además de numerosos españoles residentes en la República Checa y otras personas relacionadas con el ámbito cultural y empresarial del país, miembros de la familia Collalto que vinieron desde lugares como Bruselas, Viena y Milán, entre otras ciudades.
Sin embargo, organizar un encuentro de estas dimensiones no es nada fácil, y nadie le aseguraba al violinista español Eduardo García Salas que la respuesta de los invitados fuera positiva. Pero al final, se encontró con un gran interés por parte de todos los implicados, según relata.
“La verdad es que es un reto bonito porque cuando a uno le viene esto a la cabeza no sabe el alcance ni la repercusión que va a tener. Entonces, cuando ves que una persona de la familia Collalto, Isabella, te dice: 'sí, sí, Eduardo, yo vengo'. Su hermana Juliana: 'yo vengo, Eduardo, si no voy ahora a Brtnice no voy a ir nunca'. La otra hermana, María Trinidad: 'yo vengo'. Entonces te das cuenta de que a la gente le interesa. Y también viene Francesco Fanna, director del Instituto Italiano Antonio Vivaldi, y tenemos el logo de la Venecia 1600, porque la ciudad cumple 1600 años y quieren que este acto sea una de las festividades de su ciudad, ya que Vivaldi era veneciano”.
El Castillo de Brtnice añora los tiempos en los que por sus salas caminaba la nobleza europea y en los que sus muros fueron testigos directos de la música y la pintura que marcó cada época.
Pero con actividades como la de este sábado, la Asociación Castillo de Brtnice sigue esforzándose para que esta parte de la historia no caiga en el olvido. Y no se trata solo de proteger la historia checa, ya que Brtnice es un claro representante de los lazos entre las naciones europeas desde hace siglos.