Chequia, última en igualdad de género en ciencias en la Unión Europea
Un estudio revela que las mujeres científicas en la República Checa enfrentan mayores desigualdades laborales y salariales en comparación con otros países de la Unión Europea, pese a iniciativas para fomentar la igualdad de género en el ámbito académico y científico. En este campo, Chequia ocupa el último puesto en igualdad de género en la UE.
Chequia ocupa el último lugar en la Unión Europea en cuanto a igualdad de género en el ámbito científico, según un estudio realizado por el proyecto “Género y ciencia” (“Gender a věda”) de la Academia de Ciencias de la República Checa, que analiza el período entre 2005 y 2022. A pesar de que el número de personas empleadas en la investigación ha aumentado significativamente en el país durante estos años, la representación femenina ha disminuido. Mientras que en 2005 las mujeres representaban el 32,6% del personal científico, en 2022 esta cifra cayó al 28,7%. Para los puestos de investigación, el descenso fue menor, pasando del 25,2% en 2006 al 24,2% en 2022.
En contraste, el promedio de mujeres empleadas en el sector de investigación en la Unión Europea asciende al 52%, con países como Lituania, que lidera con un 64%. La situación en Chequia refleja no solo la brecha en la participación laboral, sino también problemas estructurales que afectan el desarrollo profesional de las mujeres en las ciencias.
Una de las principales razones que se registran, según el informe, es la dificultad para conciliar la vida familiar con la profesional. El prolongado permiso de maternidad, que puede extenderse hasta cuatro años, complica la continuidad en las carreras de investigación. Esto afecta las posibilidades de ascenso y acceso a becas, ya que muchas veces no se toman en cuenta estas pausas en la evaluación de candidaturas, como señaló Averil Huck, exinvestigadora en el proyecto “Género y Ciencia” de la Academia de Ciencias, en conversación con RPI.
“Ésta es la razón principal. Es el fenómeno conocido como 'tubería con goteras' ('leaky pipeline'), que consiste en que muchas mujeres abandonan la carrera durante sus estudios, o después de terminar un doctorado o un máster, porque les resulta muy difícil tener un equilibrio entre su vida profesional y privada. Esto sucede en la mayoría de los países, pero algo específico de la República Checa es la duración del permiso de maternidad, que puede ser de hasta tres o cuatro años. Tener una pausa tan grande en una carrera de investigadora es muy complicado. Las instituciones de investigación aún no están preparadas para tener esto en cuenta. Esto tiene un impacto en la posibilidad de progresar en la carrera. Para obtener una beca de investigación, por ejemplo, se tienen en cuenta todos los años transcurridos tras el doctorado. Si te tomas tres años de baja por maternidad, es una gran mancha y los evaluadores no tienen en cuenta el contexto, en absoluto”.
La desigualdad salarial también es evidente. En 2022, las profesoras universitarias ganaban un 8,7% menos que sus colegas hombres, mientras que en el caso de las conferenciantes el déficit alcanzaba el 10,7%. Además, las mujeres ocupaban sólo el 13,5% de los puestos directivos en instituciones de investigación y desarrollo, y su representación en órganos consultivos y de decisión no supera el 25,7%.
Aunque la mayoría de los estudiantes de máster en Chequia son mujeres (60,2% en 2022), su presencia disminuye drásticamente en el nivel de doctorado (45%) y aún más en los puestos de investigación, especialmente en ciencias naturales, técnicas y médicas, donde se registra una caída de hasta el 50% entre doctorado y empleo.
Magdalena Bendová, química especializada en termodinámica, subraya que no se trata sólo de implementar cuotas o medidas forzosas, sino de visibilizar las oportunidades para las mujeres y promover un cambio cultural en el que ningún campo profesional sea considerado inaccesible para ellas, según comentó en su momento durante una entrevista con RPI.
“La situación tampoco debe exagerarse. En mi opinión, hay una forma de feminismo un tanto radical que también puede perjudicarnos. No soy partidaria de los cupos, por ejemplo: favorecer a una mujer porque es mujer, no creo que sea el camino correcto. Pero, al mismo tiempo, creo que, sobre todo, debemos explicar a las jóvenes que ninguna profesión les está prohibida. De hecho, hace algún tiempo visité laboratorios de ingeniería química, en Delft. El profesor que nos mostró el lugar nos dijo que había algunas chicas que estaban interesadas en ciertas actividades de las que él intentaba disuadirlas. Por ejemplo, las chicas decían que eran buenas en natación o remo, entonces, ¿por qué no podían dedicarse a ello? Al profesor le sorprendía que ellas se interesaran por estas actividades. Pero no hay profesiones que las mujeres no deberían hacer. Hoy vemos un cambio: la ciencia atrae hoy a muchas más mujeres, porque se preocupan un poco menos por su salario. Las mujeres somos más idealistas en este aspecto, por eso nos convertimos en profesoras, investigadoras, etc.”.
Algunos países de la Unión Europea, como Irlanda, han implementado medidas exitosas para abordar estas desigualdades. Estas incluyen planes obligatorios de igualdad de género en universidades e institutos de investigación, así como incentivos económicos vinculados a la implementación de dichas iniciativas. Sin embargo, según plantea Averil Huck, la República Checa aún está lejos de alcanzar estos estándares, lo que plantea la necesidad urgente de adoptar estrategias similares para cerrar la brecha de género en las ciencias.
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