Chequia, el segundo mejor país del mundo para criar una familia, según los expatriados
La República Checa ha salido muy bien parada del último estudio realizado por InterNations en cuanto a los mejores lugares del mundo para criar hijos. El país es el segundo mejor en este sentido, solo detrás de Finlandia. En Radio Praga hemos hablado con padres hispanohablantes residentes en Chequia que confirman el dato.
En el apartado Family Life Index la República Checa ha quedado en segundo lugar, por detrás de Finlandia. Los profesionales extranjeros consultados valoran todas sus características en general, pero sobre todo el hecho de que la educación es barata, aunque no de la calidad que desearían, algo en lo que están de acuerdo el 74%.
El venezolano Carlos Botero, con dos hijos, coincide en la valoración positiva del sistema educativo del país, que además de asequible, ve abierto a otras tendencias.
“Estoy contento. A mí me gustan los sistemas alternativos. No estoy muy satisfecho con el tradicional, y me alegra ver que aquí hay varios lugares que lo ofrecen, tipo Waldorf, tipo Montessori. Incluso mi hijo ahorita está en un Waldorf, estamos mirando de cambiarlo ahora a un Montessori. Hay varias opciones no solo privadas, sino públicas, del Estado, que están abriendo estas plazas”.Por su parte, el colombiano Felipe Martínez, también con dos hijos, subraya la amplia oferta de actividades extraescolares de la que disfrutan los niños.
“Cualquier checo siempre tiene un hobby, es parte de su cultura. Entonces hay para todo: cursillos de cerámica, de natación, de baile, de lo que sea. Lo bueno es que hay muchas actividades extracurriculares. Hay tantas que específicamente a veces uno se enreda, pero ese es otro tema. El complemente educativo fuera del triángulo, de la formalidad educativa, es bastante amplio, entonces los niños tienen qué hacer acá”.
Profesores mal pagados
Al igual que se desprende del Family Life Index, tanto Felipe como Carlos coinciden en que a pesar de todo existe un relativo problema de calidad en el sistema educativo, hecho que ambos achacan a la baja remuneración del personal docente en la República Checa.
“Estoy de acuerdo con lo que muchos checos dicen. Y no solo es una situación checa, eso se ve en el mundo en general. Hay casos excepcionales donde a los maestros se les paga lo que debería pagárseles: bien, porque son los que están educando a las nuevas generaciones que van a sostener a la patria. Es cierto que aquí todavía están esos detalles, pero por ejemplo en el caso de la escuela Waldorf o la Montessori a donde vamos hay organizaciones de padres que toman la decisión de dar un extra. No va a ser solo subsidiado por el Gobierno, no va a ser solo lo que el Gobierno dé a estos maestros, sino que vamos a dar un extra por estos maestros y por las actividades también para los niños”.De manera similar se expresa Felipe Martínez.
“Como siempre hay gente que es muy buena y gente que es muy mala. En la educación privada, ese es otro tema diferente. En la educación pública sí que hay cosas que tú dices: qué pasa acá. El tema de los profesores: no están bien pagados, la gente joven no quiere ser profesor porque gana más haciendo otras cosas. Estamos en un boom de la economía, hay gente que sin hacer nada se gana dos veces más de lo que ganaría como profesor trabajando tanto como trabaja un profesor. Un ejemplo específico: el caso de mi hija mayor. El primer año excelente la profesora, el segundo excelente, y este año, muy buena la profesora pero desde el punto de vista tecnológico: cero”.
En concreto, la nueva profesora de su hija se negó a aprender a utilizar la pizarra interactiva que tenían en el aula, lo que Felipe ve como una falta imperdonable de profesionalidad.
Praga, el tamaño justo
No obstante, el sistema educativo no lo es todo y existen otros muchos factores a tener en cuenta. Como padre de familia, Felipe destaca dos cualidades de Praga: la seguridad y la relación entre tamaño y servicios.“Empecemos con cuestiones que son top 1, que es el tema de la seguridad. Praga ha quedado en un montón de rankings como de las ciudades más seguras del mundo, y eso es verdad. Hay cosas, ninguna ciudad es perfecta, pero es una ciudad muy segura. Eso te da una ventaja. La otra cosa es que Praga es pequeña. Es una cosa chiquilla, que vas de un lado a otro en 40 minutos. Y en Praga tienes todo: como es capital, es la metrópoli, pero es pequeña. Y en los barrios de la ciudad consigues de todo”.
Relacionado con esto está el tema de la movilidad, que en Praga está muy desarrollado, con tres líneas de metro y una amplia y barata red de tranvías y autobuses.
“El transporte público funciona muy bien, está muy bien amarrado. Entonces de esta forma moverse en la ciudad es más fácil. Entonces un día dices, vamos con la familia sin auto, lo puedes hacer tranquilamente, te vas a un parque con los niños, sin auto. No hay ningún problema, vas allá y lo pasas delicioso y te regresas sin auto. Delicioso”.
Una cultura constructiva
Un elemento más abstracto, y de difícil descripción y valoración, es el trasfondo cultural que la sociedad checa ofrece a los niños. Felipe se halla encantado con ciertos aspectos, uno de ellos, por ejemplo, la programación televisiva.
“Aparte de eso, la televisión para niños en este país, aunque sabemos la televisión es mala, etc., es muy buena y muy inteligente. Los programas son muy bien hechos para que los niños piensen. Son programas que les dicen a los niños: estás en casa ahorita y tal, pero ve a salir a buscar cosas”.Otro rasgo de la sociedad checa es, según Felipe Martínez, su actitud positiva hacia el desarrollo tecnológico, que a la vez se refleja en las posibilidades educativas.
“Tienes toda una sociedad que en general es avanzada, le gusta el tema tecnológico, va para allá, entonces escuchas que hay gente que dice: mi hijo está en un curso de robótica. Qué edad tiene tu hijo. Nueve años. Guau. Dime en qué sociedad puedes encontrar eso. Obviamente hay dos o tres aquí. Como hay tantas cosas no puedes meter a tus hijos en todo, pero ya está la posibilidad de cursos de informática para niños, donde tú vas a ver, los niños están muertos de la risa, pasándolas delicioso, y al mismo tiempo están haciendo programación”.
La naturaleza, al alcance de la mano
Como se mencionaba al principio, Praga cuenta con toda la oferta cultural y de tiempo libre de una capital, aunque con un tamaño más reducido. Carlos Botero señala también otros rasgos que la hacen ideal para pasar el tiempo libre con sus hijos.
“Siempre a cada momento vamos a una feria o alguna actividad que organizan en alguna zona de la ciudad, o a veces fuera, en otras ciudades. Siempre tienen un enfoque donde incluyen algo para niños. No es solamente que vayan a tomarse cerveza los padres o algo así. Yo estoy contento con eso en realidad, siempre hay algo para hacer. Y en última instancia, si no tienes una actividad desarrollada por alguien, siempre tienes la naturaleza muy cerca. Eso es una cosa que he aprendido a apreciar mucho. Yo que vengo de una ciudad como Caracas, que es puro concreto en todos lados. Aquí muy fácilmente vas un ratico y estás en el bosque, disfrutando de la naturaleza con los niños”.Precisamente la abundancia de parques y bosques sin salir del término municipal es otro gran punto a favor para Felipe Martínez.
“Yo soy una persona que monta mucho en bicicleta y con mis hijos me voy a montar bicicleta tres o cuatro kilómetros alrededor de casa, y por más que estamos en Praga, en esos tres o cuatro kilómetros estamos en verde. Me gusta esta ciudad por eso. Estamos a 20 minutos en tranvía del centro, donde está la parte turística fuerte donde te hablan todo menos checo, y desde este punto salgo con la bicicleta con los nenes y está todo verde”.
La República Checa ha mejorado considerablemente en el ranking de InterNations, pasando del puesto 14 al segundo. Después de Finlandia y Chequia siguen en la clasificación Israel, Austria y Suecia.
La encuesta se realizó sobre 45 países, preguntando a un mínimo de 31 expatriados por cada uno. En los resultados hay que tener en cuenta que el término expatriado no incluye al inmigrante habitual, sino a profesionales de medio o alto nivel socioeconómico.