Chequia cierra sus mejores Olimpiadas en su historia moderna

La República Checa logró dos medallas más antes de que se apagara el fuego olímpico en Tokio en una de las disciplinas de mayor tradición para el país, la jabalina. Con cuatro oros, cuatro platas y tres bronces, Chequia se despide de estos atípicos Juegos con su mejor cosecha de los últimos 50 años.  

La dos veces campeona olímpica de lanzamiento de jabalina, Barbora Špotáková, dio un disgusto a los aficionados no logrando clasificarse para la final de Tokio. Sin embargo, la bandera checa volvió a ondear en el podio de la categoría, en la que no ha dejado de hacerlo desde Seúl 88. Jakub Vadlejch, plata, y Vítězslav Veselý, bronce, se sorprendieron a sí mismos con su actuación, como reconoció el propio Veselý para la Televisión Checa.

Jakub Vadlejch y Vítězslav Veselý | Foto: Ondřej Deml,  ČTK

“A veces, cuando uno no planea algo, puede sorprenderse con el resultado. Si se deja espacio, pueden suceder cosas inesperadas. Creo que en mis sueños más locos no me esperaba algo así”.

Mayor sorpresa y recompensa supuso aún para Jakub Vadlejch, que hace tan solo tres meses sufría una importante lesión en la ingle. Jamás habría pensado en el subcampeonato olímpico, con un lanzamiento de 86.67 metros, a menos de un metro del campeón, el indio Neeraj Chopra.

Jakub Vadlejch | Foto: Matthias Schrader,  ČTK/AP

“Si alguien me hubiera dicho el 10 de junio que iba a tener una medalla de plata colgada al cuello, habría pensado que estaba loco. Pero así ha sido y es genial”.

En realidad, ambos lanzadores han tenido que superar lesiones, y ambos lograron clasificarse para la final in extremis, así como para los últimos tres lanzamientos, en los que se repartirían las medallas. La propia Špotáková avisó antes de la final de que había visto muy fuertes a los checos en los entrenamientos. Según Vadlejch, a pesar de que ambos se jugaron todas sus opciones en el tercer lanzamiento de la final, sus sensaciones eran de que saldría bien. La plata se la debe a su entrenador Jan Železný, asegura Vadlejch.

“Todo ha sido gracias al entrenador. Todo estaba programado, todo estaba medido, solo pensábamos en las Olimpiadas, no nos interesaban otras competiciones, todo estaba dirigido a estar aquí ahora. Y nos ha salido bien”.

Vadlejch fue, además, el elegido para llevar la bandera checa en la ceremonia de clausura de este domingo. Con ella se ponía fin a los XXXII Juegos Olímpicos de la era moderna, que terminaban un año después de lo previsto. Muchos creyeron, de hecho, que jamás llegarían a celebrarse, pero los deportistas coinciden en que a pesar de haberse disputado sin público por la pandemia, la atmósfera ha sido única.

Para la República Checa también han sido únicos. Las once medallas logradas mejoran por una plata cualquier registro logrado por los deportistas nacionales desde la separación de Eslovaquia. Pero incluso mirando cuando se competía como Checoslovaquia, hay que remontarse a los tiempos de la mítica Věra Časlavská y las Olimpiadas de México 68 para encontrar un mejor palmarés del país. La República Checa ha ocupado finalmente la posición 18 del medallero olímpico en Japón, empatando en oros con Polonia, Kenia, Noruega y Jamaica.

El fuego olímpico se apagó en Tokio, pero por un espacio de tiempo extrañamente corto. El 4 de febrero de 2022 comienzan ya los Juegos de Invierno de Pekín, y dentro de tres años las Olimpiadas volverán a Europa, con los Juegos de París 2024.

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