La gimnasta Věra Čáslavská conquistó los corazones japoneses
Su enorme talento, carisma y actitud convirtieron a la gimnasta checoslovaca Věra Čáslavská en la primera dama de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 y es una leyenda recordada con admiración por los japoneses y el mundo.
Tres medallas de oro, una de plata y el apodo de “la flor de los Juegos Olímpicos de Japón” fueron las ganancias de la gimnasta checoslovaca Věra Čáslavská en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, en los que ofreció un espectáculo inolvidable que ha dejado una profunda huella en el mundo deportivo.
Čáslavská ganó su primer oro olímpico en octatlón y cosechó otros tres en las disciplinas de salto y de barra de equilibrio. La gimnasta recordó en 2014 para la Radio Checa su éxito en el país nipón.
“Creo que empezamos con la disciplina de salto, lo cual fue lindo, ya que esa fue mi disciplina preferida. El tercer día tocaron las coreografías libres y entonces me esforcé al máximo, no regalé ni una milésima de segundo a mis rivales. Lo tenía todo calculado”.
El amor del público y la condecoración de Japón
Čáslavská obtuvo además una medalla de plata en equipos. El cuarto oro se le escapó por un pelo en la disciplina de barras paralelas a causa de una caída durante un giro complicada. No obstante, la gimnasta se ganó la admiración del público cuando se levantó y terminó la coreografía con su un toque personal y original - doble vuelta de suspensión a suspensión- que sazonó con una dosis de adrenalina, ya que a propósito agarró el mástil a último momento.
La popularidad permanente de Věra Čáslavská en Japón quedó ratificada en 2010 cuando recibió la Orden del Sol Naciente otorgada a la deportista por el Gobierno de Japón.
El japonólogo y traductor checo Martin Vačkář afirmó a la Radio Checa que el nombre de la gimnasta se convirtió prácticamente en sinónimo de Checoslovaquia.
“En las Olimpiadas encantó al público con su comportamiento, aspecto físico y también con su sonrisa. Se enamoró de Japón, tenía amigos en el equipo japonés y al mismo tiempo representaba para los japoneses el símbolo más lindo de Europa y de Checoslovaquia. Cuando llegué en 1967 a Japón y hablé de Checoslovaquia, todo el mundo mencionaba a Věra Čáslavská. Cuando la conocí personalmente y nos hicimos grandes amigos, le dije que le agradecía mucho por ser compatriotas”.
Věra Čáslavská visitó Japón en 14 ocasiones y tuvo un gran mérito en el desarrollo de las relaciones checo-japonesas. En entrevista para la Radio Checa señaló que el país del sol naciente tal vez fuera marcado por su destino.
“Me acordé de que en el pasado había visitado a una vidente. No me conocía, solamente miraba su bola de cristal y mi mano, esto fue todo. De repente, me preguntó si tenía algo en común con Japón. Me sorprendí y le dije que no mucho, solamente había estado allí trece veces y que me gustan mucho los japoneses. Se detuvo y me dijo: ¿Sabía que usted era un samurái en su vida anterior? Entonces pensé que como ya tenía una espada de samurái, tal vez era cierto”.
La popularidad de la gimnasta en Japón permaneció vigente incluso medio siglo después de su éxito olímpico. En un acto conmemorativo en Japón en 2014 tuvo el honor de estar sentada al lado del hijo del emperador y del primer ministro.
Los éxitos deportivos y el esfuerzo en el ámbito de las relaciones checo-japonesas fueron recordados en 2019 en una exhibición en el Centro Checo en Tokio que presentó sus medallas olímpicas, ropa deportiva o un kimono que Čáslavská había recibido como regalo de la familia imperial japonesa, entre otros objetos.
La deportista enriqueció su colección olímpica con otros cuatro oros conquistados en 1968 en México donde fue proclamada la mejor deportista del mundo y la segunda mujer más popular después de Jacqueline Kennedy. En los ojos de las autoridades comunistas checoslovacas no era tan popular, debido a sus opiniones políticas que rechazaban las prácticas totalitarias, así como por su conocida protesta contra la invasión de las Tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia el 21 de agosto de 1968, que la deportista manifestó bajando la cabeza y desviando la mirada cuando en la entrega de medallas en México sonaba el himno soviético.
Tras su regreso a Checoslovaquia, la gimnasta enfrentó numerosas represalias, le prohibieron asistir a actividades internacionales. Después de la caída del régimen totalitario, ocupó el cargo de consultora del primer presidente posrevolucionario Václav Havel. Věra Čáslavská falleció el 30 de agosto de 2016 a la edad de 74 años.