Chequia acusa a Rusia de la explosión de un almacén de munición en 2014 y estalla una guerra diplomática
El primer ministro, Andrej Babiš, asegura contar con pruebas de la implicación rusa en las explosiones del almacén de munición de Vrbětice en 2014 en las que murieron dos personas. Los agentes rusos que llevaron a cabo la operación serían los mismos que envenenaron en Inglaterra a Serguéi Skripal y su hija. Chequia expulsa a 18 diplomáticos rusos y empieza a olvidarse de la vacuna Sputnik V así como de la participación rusa en la ampliación de la central nuclear de Dukovany.
Unas fuertes explosiones en un almacén de municiones del área de Vrbětice, ocurridas en octubre y diciembre de 2014, acabaron con la vida de dos ciudadanos checos y provocaron el caos en los alrededores, cuya población tuvo que ser evacuada varias ocasiones.
Más de seis años después, en una rueda de prensa convocada de repente en la tarde del sábado, el primer ministro, Andrej Babiš, hacía estallar otra bomba, en este caso diplomática.
“Basándonos en pruebas inequívocas conseguidas por la investigación de nuestros servicios de seguridad, puedo constatar que existen sospechas razonables de la implicación de miembros de la unidad 29155 del servicio de inteligencia militar ruso GRU en la explosión del almacén de munición en el área de Vrbětice en el año 2014”, declaró.
El viceprimer ministro, Jan Hamáček, que desde el cese este mes de Tomáš Petříček también ostenta de forma provisional el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, en la propia rueda de prensa expuso las primeras acciones emprendidas por la República Checa.
“Como ministro de Relaciones Exteriores de la República Checa he decidido expulsar a todos los trabajadores de la Embajada de Rusia en Praga que nuestros servicios de inteligencia identifican claramente como miembros de los servicios secretos rusos SVR y GRU”.
El primer ministro quiere publicar este mismo lunes buena parte de los resultados de la investigación de los servicios secretos sobre la implicación rusa en aquellas extrañas explosiones.
Los mismos agentes acusados por el Reino Unido por el envenenamiento de Skripal
Los servicios de inteligencia tienen constancia de la presencia en Vrbětice y la región de Zlín de los agentes rusos Aleksandr Mishkin y Anatoli Chepiga bajo identidades falsas, como mínimo, entre el 11 y el 16 de octubre de 2014, fecha esta última de la primera de las explosiones, que acabó con 58 toneladas de munición.
La segunda explosión, el 3 de diciembre de ese año, hizo saltar por los aires 98 toneladas más de munición y afectó a 1319 hectáreas de terreno. Aún se produjeron otras 355 explosiones y los trabajos para devolver el espacio a su estado anterior se prolongaron hasta el pasado mes de octubre.
Se da la circunstancia de que Mishkin y Chepiga son precisamente los acusados por el Reino Unido por el envenenamiento del doble agente Serguéi Skripal y su hija en Salisbury en 2018. El presidente ruso, Vladímir Putin, rechazó toda sospecha sobre ellos en su día y decía que se trataba de dos civiles. Ambos aseguraron estar solamente tomando café en la turística ciudad inglesa. Sin embargo, ambos agentes recibieron la distinción de Héroes de Rusia en 2014 por decisión del propio Putin por sus actividades en la ocupación de Crimea o durante el derrocamiento del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich, según publicó en su día el portal británico de periodismo de investigación Bellingcat.
Lo que no está aún claro es la motivación que pudo llevar a Rusia a hacer estallar el almacén de munición. El fabricante de armas búlgaro Emilian Gebrev, quien ya sobrevivió en 2015 a un envenenamiento del que la Fiscalía de Bulgaria también acusa a los servicios de inteligencia militares rusos, habría comprado la munición que estalló en Vrbětice, según la Policía checa. Algunos medios, como la revista Respekt, aseguran que Gebrev suministraba armamento a Ucrania, que por entonces ya se encontraba en guerra contra Rusia. Otras teorías hablan de que el armamento podría haber terminado en Siria.
Según explicó el viceprimer ministro Hamáček a la Televisión Checa, la hipótesis con la que trabajan las fuerzas de seguridad checas, es que la primera explosión de octubre de 2014 fuera un error de los agentes rusos, cuya intención fuera en realidad hacer volar la munición cuando esta ya se encontrara en Bulgaria, como estaba previsto para entonces.
“Se puede decir que sucedió algo que no estaba planeado que sucediera así y que la segunda explosión sí se produjera tal y como estaba prevista”.
Sea cual fuera la intención de Rusia, que considera las acusaciones como una mera provocación más de las autoridades checas en las que ve la mano de Estados Unidos, casi todo el espectro político checo apoya al Gobierno en sus decisiones. La oposición habla no solo de una inadmisible intromisión extranjera en asuntos checos y sin parangón desde la marcha de las tropas soviéticas del país a principios de los 90, sino también de terrorismo de Estado. Solo el Partido Comunista y el ultraderechista Libertad y Democracia, a menudo proclives abiertamente a las posturas de Moscú, exigen pruebas más claras contra Rusia, e incluso expresan sus sospechas por el momento elegido para dar a conocer los resultados de una investigación de casi siete años.
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Los principales partidos de la oposición, como los Piratas, Alcaldes e Independientes o el Partido Cívico Democrático, recuerdan que llevan advirtiendo durante mucho tiempo del peligro para la seguridad nacional que representa Rusia. La participación de la empresa estatal rusa Rosatom en el multimillonario concurso para la ampliación de la central nuclear de Dukovany era por ello impensable para estas facciones. Después del sábado, el propio Gobierno rechaza también que Rusia pueda llegar a formar parte de la licitación.
Mientras, el presidente de la República Checa, Miloš Zeman, que ha presionado de forma muy explícita en el pasado para que Chequia adquiriese las vacunas rusas Sputnik V incluso sin el visto de la Agencia Europea del Medicamento o que criticó a los servicios secretos checos por sus informes sobre las actividades de espionaje rusas en el país, ahora se mantiene en silencio. Su portavoz, Jiří Ovčáček, se limitó a escribir en redes sociales que Zeman estaba al tanto de las informaciones sobre las explosiones de Vrbětice y la reacción del Gobierno y que el presidente se expresará al respecto en una semana.
La causa de Vrbětice, la manifestación frente a la embajada rusa