Carlos Cáceres defiende en Praga el modelo chileno de pensiones

Carlos Cáceres, foto: Cevro Institut

El economista y ex ministro chileno Carlos Cáceres visitó Praga para impartir una conferencia sobre la reforma del sistema de pensiones, en la que presentó el modelo chileno, basado en entidades privadas. Con él hablamos además sobre las luces y sombras de la economía chilena.

Carlos Cáceres,  foto: Cevro Institut
La Universidad privada Cevro Institut contó el pasado 10 de octubre con la presencia del economista y empresario chileno Carlos Cáceres Contreras, ministro durante el régimen pinochetista, ex gobernador del Banco Central Chileno y sin duda una de las figuras más influyentes en el desarrollo de la economía chilena durante los años 80.

Fiel al general Augusto Pinochet y miembro del Consejo de Estado desde el golpe militar, Cáceres destacó, sin salirse las tesis neoliberales impuestas por el régimen, por sus posiciones menos ortodoxas. De hecho fue Cáceres uno de los apagafuegos que tuvieron que enfrentarse a la crisis económica que puso en entredicho los logros del llamado “milagro de Chile”, asumiendo primero la dirección del Banco Central Chileno en 1982, y continuando su gestión de 1983 a 1984 a cargo del Ministerio de Hacienda.

Con posterioridad, y ya con un país en proceso de transición a la democracia, Cáceres se encargó de la cartera de Interior entre 1988 y 1990 y pasó más tarde al sector privado, sin abandonar nunca realmente la vida pública del país. Actualmente forma parte del instituto Libertad y Desarrollo, de ideología neoliberal y próximo a la derecha chilena.

En Praga Cáceres abordó el tema de la reforma del sistema de pensiones, un tema de actualidad en la República Checa, donde el fracaso del llamado tercer pilar sigue dando pie a debates acerca de cómo mejorar el modelo.

Cevro Institut,  foto: Cevro Institut
En Chequia el anterior Gobierno de centro-derecha lanzó la posibilidad de cotizar una cantidad extra, de manera voluntaria, a un fondo gestionado por entidades privadas. De esta manera al jubilarse los pensionistas recibirían, además de la cantidad asegurada por el Estado, lo ahorrado a través de este tercer pilar. La idea no ha convencido a los contribuyentes, que solo de forma mínima han hecho uso de esta opción.

Ante este modelo mixto Carlos Cáceres propone el sistema chileno, de carácter privado desde 1981. En aquel momento se dio opción a los trabajadores entre pasarse al sistema privado o continuar con el estatal, pero los nuevos empleados que se incorporaban al mercado laboral tenían que cotizar obligatoriamente dentro del sistema privado.

El resultado es un mercado de Administradoras de Fondos de Pensiones (APF) que ofrecen distinta rentabilidad, según el riesgo del capital con el que operan, y que se encuentran bajo regulación estatal destinada a impedir su quiebra. De hecho nunca ha entrado en bancarrota ninguna AFP, a pesar de que el país ha pasado desde entonces por varias crisis económicas.

El sistema se perfeccionó en 2008 con el llamado Pilar Solidario, que garantizaba una contribución estatal a las personas de menos ingresos para que pudieran acceder a una pensión mínima.

De acuerdo con Cáceres, aunque Chile tiene sus particularidades, el sistema es exportable a otras realidades y posee ventajas muy claras, como señaló en entrevista para Radio Praga.

Foto ilustrativa: Filip Jandourek
“Es aplicable a otra realidad en la medida en que exista la voluntad política de llevarlo adelante. Tiene sus costos evidentemente al comienzo, del convencimiento de la gente sobre el valor del nuevo sistema. Pero creo que si existe la voluntad política para enfrentar este tipo de contingencia, a la larga el beneficio para el pensionado es muy superior. En el caso de Chile la rentabilidad promedio de los fondos de pensiones ha estado en el rango del 8,7% real al año, o sea, descontando la inflación. Y un instrumento financiero que durante 31 años dé ese margen de rentabilidad… No creo francamente que sean muchas las opciones”.

Aunque llegó a haber unas 20 AFPs, la crisis económica de 2008 forzó a un reajuste del mercado que redujo a tan solo seis las entidades que operaban fondos de pensiones. Aunque las opciones se hayan reducido, Cáceres descarta que haya peligro de que se llegue en algún momento a un monopolio y a la distorsión del mercado que ello supondría.

Santiago de Chile,  foto: Christian Van Der Henst S.,  Wikimedia CC 2.0
“Porque la competencia es muy abierta, incluso hace dos años se creó un nuevo fondo de pensiones en Chile, la AFP Modelo, que ha conseguido generar tasas de comisión bastante bajas y eso ha servido para que el resto de las AFP bajen también su nivel de comisión. Existiendo seis o siete, y existiendo la posibilidad de entrada de nuevos negocios, no veo la posibilidad de que se ejerza una fuerza de carácter monopólico”.

En Europa el modelo público de pensiones se enfrenta al reto del crecimiento vegetativo negativo, que en el futuro significará la existencia de más pensionistas que cotizantes. El modelo basado en la concurrencia de fondos de pensiones privados, según Cáceres, es menos sensible a ese problema, aunque aún así será necesario tomar medidas similares a las que se están poniendo en práctica en el Viejo Continente.

“Como la pensión depende fundamentalmente del esfuerzo de ahorro que usted ha hecho, el tema es totalmente distinto al caso de un sistema público, donde evidentemente una de las razones que pueden llevar a una empresa pública a generar importantes déficits puede ser lo que usted está mencionando. En el caso de Chile nuestra tasa de natalidad está en el 1,9%, ha bajado de manera muy importante, y por eso también se requieren algunas modificaciones en la estructura de los fondos de pensiones. Hoy en día se están discutiendo dos grandes reformas. La primera de ellas: aumentar la edad para jubilar. Hoy en día las mujeres jubilan a los 60 años y los hombres a los 65. Se está buscando incrementar la edad tanto a los hombres como a las mujeres a los 67 o 68. Y por otro lado, otro punto importante es aumentar la tasa de cotización. Hoy día en Chile la tasa de cotización obligatoria es el 10%. Lo que se está promoviendo es subir la tasa de cotización al 13%, y la razón está dada porque la expectativa de vida ha crecido de manera muy notable”.

Una economía en auge

Chile ha sido junto con la República Checa y Malasia uno de los países más valorados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en cuanto a resistencia a la crisis financiera. Según la organización el capital internacional no fue en Chile tan volátil como en otros países, lo que se explica por la fortaleza de sus instituciones financieras. Cáceres coincide con el análisis del FMI y lo explica básicamente por la coincidencia de tres factores. El primero sería el papel llevado a cabo por el Banco Central Chileno.

Carlos Cáceres,  foto: Wikimedia,  CC 3.0
“En Chile tenemos efectivamente un banco central autónomo e independiente. Y eso creo que ha sido una modelización fundamental que viene desde el año 1989 en adelante y ha cumplido su función de forma francamente extraordinaria. La única función del Banco Central de Chile es mantener la estabilidad relativa en el control de los precios. Y eso lo ha cumplido. Hoy en día la tasa de inflación en Chile está a menos de 2% al año. Y el segundo punto es que para el Banco Central está prohibida la compra de papeles de crédito provenientes del Gobierno. Y por lo tanto si el Gobierno quiere manejar una política de déficit fiscal, la única manera de financiar ese déficit es yendo al mercado, con todas las repercusiones que eso tiene en la tasa de interés”.

En segundo lugar Cáceres llama la atención sobre el bajo nivel de proteccionismo de la economía chilena. La competencia directa con el resto del mundo habría generado así un sistema económico altamente competitivo y resistente a las fluctuaciones.

“Lo segundo, diría yo, es la apertura de la economía chilena. Creo que ha sido un elemento que ha colaborado en mejorar la productividad de la economía de manera muy notable. Hoy día la tasada es en promedio en Chile de menos del 2%. Por lo tanto es de las economías más abiertas que hay en el mundo. Eso ha mejorado la posibilidad de una ventaja competitiva por la vía de la operación de los mercados, lo que ha colaborado también enormemente a incrementar la tasa de crecimiento de la economía chilena, que ha estado en un rango bastante favorable incluso en estos periodos de crisis. En los últimos 4 o 5 años la tasa de crecimiento promedio ha estado cercana al 5%, lo que hoy día es muy difícil de encontrar en cualquier país del mundo”.

En último lugar, el secreto del éxito económico chileno sería la larga tradición de estabilidad institucional, que se remonta al siglo XIX, y que siempre ha constituido una excepción en una región tan turbulenta políticamente como es Latinoamérica.

“Hoy día creo que hay consenso en todos los economistas en que uno de los factores que inciden muy favorablemente en la permanencia de un sistema económico está dado por la estabilidad de las instituciones. El año pasado salió un libro de ‘Why Nations Fail’, ‘Por qué las Naciones Caen’, y una de las razones que aducen los autores de ese libro es que las naciones caen por la ausencia o cambio de las institucionalidades. En el caso de Chile la permanencia institucional ha sido un elemento muy clave para explicar el crecimiento de nuestra economía”.

En este sentido Carlos Cáceres justifica su postura opuesta a un cambio de la Constitución de Chile, elaborada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Mientras que la izquierda chilena aboga por reformarla o cambiarla directamente para romper con ese capítulo de la historia del país, Cáceres considera más importante la estabilidad que supondría continuar con el mismo marco institucional.

Las sombras del éxito

No es oro todo lo que reluce y Chile, a pesar de su constante crecimiento económico, sigue presentando el índice de desigualdad más alto de todos los países de la OCDE, e incluso más alto que muchos países latinoamericanos más pobres en términos absolutos. Con una puntuación según el coeficiente de Gini de 0,503, Chile se sitúa en el puesto 131 del mundo, lo que significa que existen únicamente 26 países con peor distribución de la renta.

Foto ilustrativa: Filip Jandourek
Cáceres, que es en cierta forma uno de los artífices del modelo de país que ha seguido Chile durante los últimos 30 años, considera que los esfuerzos del Estado tuvieron hasta ahora objetivos más importantes y que es a partir de los próximos años cuando comenzará a plantearse la lucha contra la desigualdad.

“El énfasis en el caso de Chile ha estado dado en reducir el sector de la población que vive en condiciones de pobreza. Y ahí ha habido un éxito bastante notable. Una de las primeras medidas que tomó el régimen militar en el año 1973 fue medir dónde estaba radicada la extrema miseria. En ese periodo estaba en el rango del 23% de la población. Hoy día, medido con igualdad de coeficientes, esa extrema miseria está en el rango del 3 al 4%. Ha habido un cambio importantísimo en reducir los niveles de pobreza. Ahora, no ha habido igual dinámica en lo que se refiere a la distribución de los ingresos. Pero es que aquí uno va por etapas. La primera es reducir los sectores que viven en la pobreza y luego aplicar las políticas para ir generando una mayor equidad en la distribución de los ingresos. Y creo que esa va a ser la etapa en la cual Chile va a iniciarse próximamente”.

Además de las grandes diferencias entre ricos y pobres, o quizás en relación con ellas, los estudios detectan cierta desafección de los chilenos hacia el sistema democrático que, por otro lado, se encuentra entre los más sólidos de la región. De acuerdo con el Latinobarómetro de 2011, solo un 29% de los chilenos consideran que el Gobierno trabaja para el bien de todo el pueblo, un porcentaje inferior al de países como Perú, Colombia, Ecuador o Venezuela y muy por debajo de Uruguay (62%) o Panamá (64%). En el mismo sentido, solo el 34% de los chilenos confía en el Gobierno, una proporción muy baja en comparación con el resto de países de la región. Chile es también según el mismo estudio el cuarto país latinoamericano donde la población se siente menos satisfecha con su vida.

Cáceres descarta que se trate de un problema estructural y lo achaca a un estancamiento de la clase política, que puede desilusionar a la ciudadanía.

Foto ilustrativa: Commissión Europea
“Probablemente eso obedezca a que la gente no se sienta representada por los partidos políticos. Puede ser que allí haya una debilidad. Los partidos políticos son todavía instituciones muy cerradas, que impiden la renovación de la gente. Tenemos elecciones parlamentarias y tenemos personas que han estado en el Parlamento 30 años y que quieren seguir estando y no abren espacio a la gente joven“.

¿Y cuáles son los retos del Chile de los próximos años? Además de la mencionada mejora en la distribución de la renta, el ganador de las próximas elecciones tendrá que pulir ciertas cuestiones que todavía chirrían en los engranajes del país, según opina Cáceres.

“La tarea de modernización del Estado. Creo que hoy día el Estado juega un rol importante en materia de ineficiencia, dado la importancia que yo al menos le asigno en la mejora de la productividad, para permitir crecimientos económicos más elevados. Otro punto, que es bastante delicado en el Chile del día de hoy, está vinculado con el sistema energético. Por problemas de carácter ambiental ha sido muy difícil llevar adelante nuevas inversiones, fundamentalmente en la parte hidráulica, en la cual Chile tiene ventaja competitiva. Movimientos ambientalistas han impedido llevar a cabo una serie de inversiones, y ahí allí un reto muy significativo para el próximo Gobierno: cómo va a abordar el tema de la necesidad de que la energía crezca en forma paralela a lo que se espera que crezca el progreso económico”.

El tercer reto que Chile deberá abordar en la próxima legislatura es según Cáceres la construcción de nuevas infraestructuras, que mejoren las comunicaciones y faciliten la integración económica de todas las regiones del país.

Autor: Carlos Ferrer
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