Capillas y crucifijos junto a los caminos son testigos silenciosos del correr de la historia

La capilla de Řehořov, foto:  Zdeňka Kuchyňová

Junto a los caminos y carreteras en la República Checa hay un sinnúmero de capillas y pilares de piedra con un crucifijo. Antaño solían indicar el camino a los viajeros, y se dirigían a ellos también las personas que buscaban consolación o perdón. Muchas de estas obras se encuentran en lugares de mayor altura, desde los que se despliega una hermosa vista al paisaje local. De la historia y el presente de estas pequeñas construcciones les hablaremos en la presente edición de Legados del Pasado – Testimonios del Presente.

La capilla de Řehořov,  foto:  Zdeňka Kuchyňová
Al viajar por la República Checa, uno se encuentra por el camino con muchas capillas y pilares de piedra con nichos en los que había pequeñas pinturas murales y en los que solían situarse antaño diversos relieves, velas y, en especial, crucifijos. El surgimiento de los pilares de piedra se remonta al siglo XV y su mayor proliferación en las Tierras Checas tuvo lugar en los siglos XVI y XVII. Supuestamente protegían a los caminantes, según sostiene el historiador Pavel Hájek, del Instituto Nacional de Protección de los Monumentos Históricos, de la ciudad de České Budějovice.

”Cuando las Tierras Checas fueron abandonando las costumbres paganas y adoptando el cristianismo, junto a los cementerios paganos fueron surgiendo los primeros pilares de piedra con crucifijos. Estas pequeñas construcciones adquirían así supuestamente una gran fuerza y lograban echar a correr a los dioses paganos para abrir camino a la cristianización de los habitantes locales. Frecuentemente estos pilares eran levantados junto a las puertas de entrada de una ciudad, y cuando un comerciante o peregrino llegaba al lugar se ponía a rezar allí. Con ello purificaban sus almas y entraban limpios a la ciudad”.

Los pilares de piedra con crucifijo eran levantados en sitios donde han habido sucesos inusuales

Pilar de piedra con crucifijo en la aldea de Zahořany,  foto: Richenza CC BY-SA 3.0
Con frecuencia estos pilares eran levantados asimismo en lugares de un acontecimiento trágico o inusual, por lo que albergan un gran simbolismo. Los primeros pilares simbolizaban la escena de la Biblia de la flagelación de Cristo, por lo que se construyeron en los cruces de los caminos, recordando que Cristo no retrocedió. Así también, cada persona que se encuentre en una encrucijada debe decidirse por dónde continuar su marcha.

La mayoría de estos pilares que llevan un crucifijo se encuentran en Bohemia del Sur, Moravia del Sur, en la Meseta Checo-Morava y en determinada parte de Bohemia Occidental. Se calcula que en todo el país hay unos 5.000. Semejantes construcciones, pero en cantidades mucho menores, encontrarán en Austria, Baviera, Polonia y Lituania, aunque en ese último país los pilares suelen ser de madera.

Las capillas llegaron a reemplazar los pilares de piedra

Con el paso del tiempo los pilares con el crucifijo fueron siendo reemplazados por pequeñas capillas junto a los caminos o situadas en las plazoletas de los pueblos. Su surgimiento está vinculado con la llamada ‘patente de fuego’ emitida en 1751 por la emperatriz María Teresa de Habsburgo, que imponía una normativa antiincendios.

Pavel Hájek,  foto: archivo de P.Hájek
El documento contenía instrucciones para la construcción de inmuebles con el fin de prevenir los incendios, así como de qué manera plantar los árboles y se recomendaba levantar en cada pueblo un campanario, sin especificar su forma y tamaño, indica el historiador Pavel Hájek.

”Gracias a la ‘patente de fuego’ en los pueblos fueron surgiendo pequeños campanarios. La mayoría eran de madera y tenían la forma de una columna con una campana en su parte superior. Paulatinamente estas construcciones fueron cambiadas por otras de piedra y comenzaron a surgir las primeras capillas, que al comienzo tenían sólo la función de campanario. Los habitantes de los pueblos en los que no había una iglesia comenzaron a concebir las capillas como una cierta ‘sucursal’ de la iglesia, aunque había en ellas poco espacio para la liturgia. Las capillas tenían un nicho con un pequeño altar y una estatuilla de la Virgen María con Jesucristo. Al cabo de cierto tiempo llegaron a ser consagradas y fue permitido que fueran aprovechadas para la liturgia, pero nunca llegaron a reemplazar a la iglesia”.

Muchas leyendas narran sobre el surgimiento de pequeñas capillas en los pueblos

Capilla de San Vendelín,  Osvětimany,  foto: P.matel / Public Domain
Con las capillas se vinculan diversas leyendas populares. Una cuenta por ejemplo, cómo surgió la capilla del pueblo moravo de Osvětimany. Cierta vez un leñador ambulante le contó a un agricultor local que cerca del pueblo se encontraba una enorme piedra que llevaba grabada una pata de ganso. Bajo esa piedra, supuestamente, se encontraba un enorme tesoro.

El agricultor le dio de comer y de tomar aguardiente al leñador y éste pronto se durmió. Y el agricultor fue a recoger el tesoro. Cuando al día siguiente el leñador se dirigió al lugar, ya no había nada allí. Entonces maldijo a toda la familia del agricultor, que se había enriquecido de la noche a la mañana. Y comenzaron a ocurrir cosas raras. El fuerte viento se llevó el techo de la casa del agricultor y al llevar la esposa de este el pan al horno, éste desapareció por completo.

El agricultor le fue pedir consejo al cura local y éste le aconsejó que regalara cierta suma de dinero a fines caritativos. La familia del agricultor decidió construir una capilla en la aldea y ésta se encuentra en Osvětimany hasta el presente.

La decisión de construir una capilla era adoptada frecuentemente tomando una cerveza

La decisión de construir una capilla era adoptada antaño de forma muy fácil. La representación del pueblo se reunía en la cervecería local y tomando cerveza decidió levantar una capilla en el centro de la aldea. Todos los habitantes del pueblo solían contribuir al menos con un poco de dinero a la realización de la obra, según cuenta Pavel Hájek.

Foto: ŠJů,  CC BY-SA 3.0
”Si el pueblo formaba parte de un mayor latifundio, la construcción de la capilla solía ser financiada en gran parte por los propietarios de esos terrenos, que solían ser familias aristócratas o terratenientes. También la decoración de los exteriores y los interiores de las capillas eran financiados por los habitantes del pueblo y los aristócratas. En el caso de los altares, los objetos utilizados durante los actos litúrgicos, o los cuadros en las paredes de la capilla, éstos solían ser donados por personas bien situadas económicamente que consideraban un honor el poder hacer esa donación, y solían asumir la responsabilidad por el cuidado regular del estado de las decoraciones del inmueble”.

Durante el comunismo, entre 1948 y 1989 fueron destruidas en el país más de 2.500 capillas y otras más de 1.000 se encontraban en muy mal estado. Después de los cambios democráticos y gracias a la iniciativa de muchos ciudadanos, así como de organizaciones cívicas, se procedió a la salvación de las históricas capillas y de los pilares de piedra con crucifijos en los pueblos y junto a los caminos. En los últimos 20 años han sido remodeladas miles de esas construcciones sacras que son testigos silenciosos del correr de la historia en la República Checa.