Buscadores de tesoros al borde de la ley

Foto ilustrativa: Jan Kopřiva, ČRo

Cada vez más checos se aficionan a la búsqueda de tesoros con detectores de metales, a pesar de que esta actividad está permitida solamente a las personas autorizadas. 

Las tierras checas guardan numerosos artefactos de valor histórico que atraen a muchos “buscadores de oro”. Mientras que para algunos es un simple pasatiempo, otros recorren las localidades arqueológicas con el objetivo de vender las piezas valiosas en el mercado negro. La ley establece que cualquier objeto susceptible de formar parte del patrimonio nacional debe ser reportado inmediatamente a las autoridades. Además, la búsqueda con un detector de metales es considerada una investigación arqueológica y la legislación no permite realizar esta actividad a cualquier persona, indicó para la Radio Checa el encargado del Departamento Arqueológico del Museo de Bohemia del Este en Pardubice, Tomáš Zavoral.

“Los aficionados no deberían dedicarse a la búsqueda con detectores de metales. La ley establece que todas las investigaciones arqueológicas pueden ser realizadas por personas u organizaciones autorizadas para ello. Pero por otro lado, ninguna ley prohíbe escarbar la tierra”.

Foto: Zdeňka Kuchyňová

Por su parte, los buscadores de tesoros honestos que entregan sus hallazgos y no estropean el lugar del descubrimiento representan un aporte para la investigación arqueológica. De acuerdo con Zavoral, en la República Checa hay aproximadamente 30 000 personas que poseen un detector de metales, mientras que el sector de la arqueología cuenta con aproximadamente 450 profesionales. Zavoral admite que los arqueólogos están abiertos a cooperar con los buscadores aficionados, puesto que todos los ciudadanos tienen derecho a descubrir la historia. No obstante, es importante que tengan un verdadero interés en la historia y que reporten a los arqueólogos la localidad en la que piensan investigar.

Recompensa solamente para hallazgos casuales

La ley sobre la protección y cuidado de los monumentos establece una gratificación económica por los hallazgos de valor histórico. El monto depende tanto de su valor material como del cultural e histórico. No obstante, en caso de que el objeto haya sido localizado con un detector de metales, todo cambia, afirma Zavoral.

“En caso de encontrar algo con un detector de metales, lo que es, de hecho, una actividad ilegal, no se tiene derecho a ninguna recompensa. Lo mismo pasa cuando se construye un edificio y no se avisa debidamente. La gente excava la tierra para poner los cimientos, encuentra un objeto y va a un museo para exigir su recompensa. Esto es un problema porque la construcción tiene que ser anunciada a las autoridades para que se haga una investigación o una supervisión arqueológica”.

Para agradecer a los buscadores de tesoros que cooperan con los arqueólogos del Museo de Bohemia del Este, se organizan una vez al año un curso de instrucción y una presentación comentada de los hallazgos. Muchos arqueólogos coinciden en la necesidad de recompensar por sus hallazgos también a los buscadores con detectores de metales para evitar que se queden con los objetos.