Břevnov, el primer monasterio checo, cumple 1020 años
Su arquitectura barroca puede resultar engañosa. El monasterio de Břevnov no tiene su origen en el siglo XVII, sino que se remonta al año 993. De hecho se trata del convento masculino más antiguo establecido en tierras checas.
“El príncipe Boleslav II y San Adalberto tuvieron un sueño que les indicaba que tenían que ir de caza a las afueras de Praga, a los parajes que hoy son Břevnov. Allí encontraron un ciervo que intentaba beber en el manantial de Brusnice. En el agua flotaba una viga que impedía al ciervo beber. Según la leyenda, San Adalberto sacó la viga del agua (viga es břevno en checo), y ambos hombres lo tomaron como una señal de que en ese lugar tenían que construir un monasterio”, relató Marchal.
La fundación, según los archivos, se celebró el 14 de enero del año 993, con monjes procedentes de Roma. A partir de ese momento Břevnov se convirtió en plaza fuerte de los benedictinos en tierras checas y sirvió de base para establecer otras comunidades.
El edificio se fue reformando y ampliando a medida que iba ganando en importancia. Aquí vivió por ejemplo el monje Jan de Holešov, que fue el primero en emplear signos diacríticos en el checo.Este primer periodo de florecimiento concluyó abruptamente con las guerras husitas, que enfrentaron a los católicos con los reformistas seguidores de Jan Hus. En 1420 el convento fue destruido por los husitas y los monjes supervivientes se dispersaron. Tras la contienda el monasterio entró de nuevo en funcionamiento y se inició su reconstrucción, pero un nuevo conflicto, la guerra de los 30 años, iniciada en 1618, llevó a que el monasterio fuera de nuevo pasto de las llamas.
Su posterior reconstrucción, que abarcó los siglos XVII y XVIII, se realizó en estilo barroco y dio su forma actual al monasterio, cuya planta es sin embargo menor que el antiguo complejo gótico. De las obras se encargó el prestigioso arquitecto Kryštof Dientzenhofer, y a su muerte terminó el trabajo su hijo Kilián.
En los tiempos de José II, que reinó en Bohemia a finales del siglo XVIII, se llevó a cabo una reforma religiosa, el llamado Josefismo, y muchos monasterios fueron clausurados. No el de Břevnov. El monarca se encontraba íntimamente ligado al lugar, y de hecho el abad de entonces, Franz Rautenstrauch, era uno de sus colaboradores y autor de la reforma de la educación religiosa que tuvo lugar durante su reinado.
Nada hacía prever algo así. Unos años antes los monjes de Břevnov se habían enemistado gravemente con la madre de José II, María Teresa, como señala Marchal.“Dos años antes de la coronación de María Teresa una parte de la nobleza checa proclamó rey de Bohemia a Karel Albrecht Bavorský, pariente y rival de María Teresa. Y los benedictinos celebraron un homenaje en apoyo a Bavorský precisamente en Břevnov, en el año 1740. María Teresa estaba tan molesta que cuando finalmente fue coronada, evitó visitar el monasterio. No lo hizo hasta pasados trece años”, explicó.
El siguiente periodo de crisis llegó a partir de 1948 con el régimen comunista. En 1950 el prior fue encarcelado y en 1951 el monaterio fue disuelto y los monjes deportados. El convento sirvió como archivo del Ministerio del Interior y uno de sus edificios fue utilizado por la policía secreta checoslovaca, la StB.
Con el retorno de la democracia llegó la posibilidad de renovar la comunidad y volver a utilizar sus instalaciones para propósitos religiosos. Gracias sobre todo a la ayuda económica de otros monasterior del extranjero, el complejo fue parcialmente renovado en 1993 para albergar una pequeña comunidad de alrededor de diez monjes.
Uno de los mayores gestos simbólicos de la recuperación de Břevnov fue la visita del Papa Juan Pablo II en 1997.En 2007, gracias a los fondos europeos, comenzaron las obras de reconstrucción definitivas, que dieron al monasterio su flamante aspecto actual. Hasta ese momento, diversas partes del complejo se encontraban todavía en estado de abandono, como comenta uno de los arquitectos encargados del proyecto, Pavel Havlas.
“Se podía ver claramente el estado en el que se encontraba, como el paso del tiempo lo había deteriorado todo. Y el vandalismo de la gente, cierto desinterés. Habían desaparecido algunas estatuas… Estaba claro que la reconstrucción del edificio iba a significar una gran inversión de recursos. Había partes donde algunos chavales del barrio hacían fuego y se reunían por las noches”, lamentó Havlas.
Otro ejemplo del renacimiento de Břevnov es la reanudación de sus actividades económicas. Desde el año pasado los monjes vuelven a producir cerveza, una actividad que se había detenido en 1889 y cuyas primeras referencias se remontan a su fundación en el siglo X.Según refiere el prior Prokop Siostrzonek, la cerveza ha sido siempre una parte natural de la vida en el convento.
“Supongo que tiene que ver con que los monasterios siempre eran además posadas, y servían comidas, y que además la cerveza, sobre todo en la edad media, servía de alimento y bebida. Por supuesto sabía un poco distinto a la actual, pero en las crónicas del monasterio se habla de la cerveza como parte de la alimentación y como bebida permitida durante la cuaresma”, comentó.
Acorde precisamente con las actividades tradicionales del convento, los monjes ofrecen hoy en día, además de la cerveza, un hotel y un restaurante ecológico. Actualmente el número de benedictinos de Břevnov ha crecido hasta sobrepasar las dos decenas y el edificio se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.