Božena Němcová, la madre de las letras checas
Hace 151 años murió la escritora Božena Němcová, piedra angular de la literatura checa, activista nacionalista y rostro de los actuales billetes de 500 coronas. Su obra más famosa, 'La Abuela', constituye uno de los grandes hitos culturales checos.
Němcová, cuyo verdadero nombre de pila es Barbora, nació en Viena en 1820, en el seno de una familia de criados palaciegos. Pero sus padres pronto se trasladaron a las tierras checas. Se casó con el funcionario Josef Němec, con el que vivió un matrimonio no demasiado feliz y que le dio cuatro hijos. Fue su marido el que le introdujo en los círculos de intelectuales checos nacionalistas cuando la familia se trasladó a Praga en 1842. Allí entró en contacto con personalidades insignes del renacimiento cultural checo como František Palacký o Karel Havlíček Borovský.
Tres años más tarde los Němec se mudarían a Domažlice, y de allí a Nymburk y luego Liberec, pero la estancia en Praga sirvió para formar ideológicamente a Němcová e implicarla definitivamente en el movimiento nacional checo. De alguna manera se convirtió en el mesías que estaban esperando, según explica la historiadora literaria Jaroslava Janáčková.
“Era un gran imán para los hombres. Y una gran narradora. Se esperaba desde hacía mucho tiempo una gran escritora checa. Y de pronto apareció una mujer real que procedía del medio rural pero que era conocedora de los modos y la moral de la nobleza, y que además era la mujer de un funcionario estatal. No era poca cosa. Y en ese momento ya era madre, y había probado su talento en contar historias y hablar de manera cultivada. Así que le animaron a empezar a escribir”.Y lo hizo, al principio en forma de poemas bajo la influencia y tutela del escritor Václav Boremír, con quien tuvo una relación extramatrimonial. La prosa vendría más tarde, en 1845, con sus cuentos ‘Imágenes de los Alrededores de Domažlice’ y ‘Fábulas y Leyendas Nacionales’, en las que reelaboraba cuentos populares checos.
A partir de 1848, con la restauración del absolutismo en Austria-Hungría, la familia empezó a ser perseguida por sus ideas políticas y su marido Josef pronto perdió su puesto en la administración pública. A la grave situación económica de los Němec se juntó el delicado estado de salud de la escritora, que a pesar de todo seguía frecuentando los círculos nacionalistas, en especial el del joven autor Josef Václav Frič.
Son precisamente estos difíciles años 50 su periodo más prolífico y el marco en el que surgió su obra cumbre, ‘La Abuela’, publicada en 1855. La novela recrea los paisajes de infancia de Němcová en Česká Skalice y presenta como personaje principal a una mujer decidida e independiente. La obra, de gran nivel narrativo, supone una exploración del campo checo, sus tradiciones, comportamiento y lenguaje. Su éxito fue inmediato, como comenta Janáčková.“No tenía competencia, y no solo en las tierras checas. ‘La Abuela’ se tradujo al alemán ya en el año 1858, en vida de la autora. Por desgracia en la actualidad es el estilo de esta novela demasiado complicado”, opinó.
Su escasa accesibilidad para el lector checo actual no ha impedido a la novela el convertirse en un símbolo cultural del país. ‘La Abuela’ se ha traducido a más de 20 lenguas, entre ellas el español en 1925, y se han realizado tres adaptaciones cinematográficas, una ópera y una obra de teatro, además de otras muchas aproximaciones literarias o musicales.
La abuela sigue fielmente las tradiciones y cumple su rol de mujer mayor al mismo tiempo que es dueña de su propio destino, de una forma muy similar a la propia Němcová. Nos encontramos con un personaje adelantado a su tiempo, que hechizó al mismo tiempo que espantó a la sociedad checa decimonónica, tal como indica el profesor de pedagogía Ondřej Hausenblas.“Božena Němcová atrae, o podría atraer, más a la sociedad actual que a sus contemporáneos, que le reprochaban constantemente su comportamiento social y su posicionamiento político. Todo lo que ella hace lo hace en plena conciencia. Y así actuó con sus aventuras amorosas, y con el mismo entusiasmo se dedicó a la creación literaria y al cuidado de sus hijos. Es un ejemplo increíble de mujer independiente, emancipada, que no feminista”, sostuvo.
En 1861 se separó definitivamente de su marido y se trasladó a Litomyšl, donde su cáncer de útero comenzó a manifestarse en toda su gravedad. Su esposo Josef la llevó de vuelta a Praga un año después, donde murió el 21 de enero a los 42 años.