Boletos, por favor

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Tener que mostrar el ticket del transporte público puede llegar a convertirse en una verdadera preocupación para muchos turistas en Praga. Por ese motivo Jakub Hašpl, un inspector con casi diez años de experiencia, nos aclara algunas dudas y nos da su mirada sobre una tarea que también para ellos puede implicar mucha presión y más de una sorpresa.

Un inspector en la estación de metro  | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Son muchos los viajeros que suelen elogiar la eficiencia del transporte público de Praga. Sin embargo, el placer de pasear en tranvía o la rapidez en llegar al destino deseado en metro suele tener como contrapartida el estrés de lidiar con los implacables inspectores.

Para despejar algunas dudas e interiorizarnos más en el tema decidimos acercarnos a la oficina de la empresa de transporte de Praga para hablar con Jakub Hašpl, que trabaja hace nueve años como inspector del transporte público de la capital checa. Por supuesto, una de las primeras preguntas que surge en estos casos es a cuánto asciende hoy el monto exacto de la multa por viajar sin ticket.

“El monto de la multa es de 1500 coronas checas que se reduce a mil coronas si pagas en el lugar donde se detectó la falta o dentro de los siguientes quince días, es el mismo precio en tren, metro, bus e incluso en el funicular de Petřín”.

El inspector de transporte Jakub Hašpl | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

En su opinión lo ideal es pagarlo en el momento porque, en caso contrario, el inspector está obligado a pedir los datos personales del pasajero, que serán guardados hasta que el infractor pague la multa. Hašpl hace ver que existen pases más baratos para quienes atraviesan dificultades económicas y, en lo que respecta al tan temido olvido del ticket, ofrece una aclaración importante.

“Depende del tipo de ticket con el que viajes, si el ticket tiene tus datos personales o no... si olvidas un ticket corriente sin tu información personal no se puede evitar la multa porque no hay forma de probar después que tenías el ticket. Pero en el caso de tener el ticket con los datos personales, por ejemplo una lítačka, con tu foto y tu nombre, se te hace la multa y tienes quince días para probar que solo la olvidaste y no pudiste mostrársela al inspector y, en ese caso, solo se pagan cincuenta coronas”.

Un inspector pidiendo boletos en el tranvía de Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

En la actualidad en la ciudad de Praga y alrededores hay exactamente 155 inspectores encargados de controlar el ticket del transporte. Y, como sucede en cualquier otro rubro, las personas que quieran realizar esa labor deben reunir determinadas características.

“La persona tiene que ser comunicativa, estar apta psicológica y físicamente, también debe poder actuar bajo presión, tiene que haberse graduado en una escuela secundaria y también es necesario que sepamos al menos un idioma extranjero, inglés por ejemplo”.

La necesidad de hablar otro idioma resulta evidente, tal como explica Hašpl, en una ciudad con tantos turistas como Praga. Como así también el tener que estar preparados para algunas reacciones inesperadas por parte de los pasajeros. En cualquier caso, los inspectores pueden llamar a la policía, aunque el problema es que, a veces, tardan bastante en llegar.

Un inspector haciendo una multa en el tranvía | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“En general todo está bien y la gente se comunica con nosotros de un modo adecuado, pero a veces puede suceder que nos ofendan o nos insulten, por eso podemos llegar a sentir mucha presión y debemos estar capacitados para soportarlo”.

Cada uno de los inspectores trabajan en todos los transportes, cambiando diariamente su itinerario. A pesar de que, en ese sentido, se trata de un trabajo muy dinámico, cuenta Hašpl que él ya se acostumbró, no solo porque lleva haciéndolo muchos años, sino también porque Praga no es una ciudad tan grande.

En lo que respecta a cantidad de multas, revela que casi no hay día en que no identifique, al menos, a un infractor, a tal punto que suele hacer unas trescientas al mes. Por otro lado, contra lo que podría pensarse, indica que la gran mayoría de los infractores no son los turistas extranjeros sino los locales, y, con tantos años de experiencia, algunas veces es capaz de acertar quién viaja sin ticket antes incluso de pedirlo.

Insignia de inspector de transporte | Foto: Dopravní podnik hl. m. Prahy

“Bueno, por cierto tipo de comportamiento puedo tener la intuición de que alguien viaja sin ticket, pero usualmente controlo el tranvía o el bus completo, o el vagón completo del metro sin ningún tipo de diferencia, aunque cuando veo algún comportamiento extraño voy hacia ahí, pero no es algo tan frecuente”.

A Hašpl le cuesta explicar a qué se refiere con lo de comportamiento extraño porque depende mucho de su intuición y se trata, sobre todo, de pequeños detalles a través de los cuales el inspector puede percibir la ansiedad o los nervios del pasajero que está viajando sin ticket. Por esa misma razón, los inspectores intentan pasar desapercibidos y sorprender a los pasajeros mostrándoles, de repente, la placa o distintivo.

“Entiendo a lo que te refieres, eso es porque estamos controlando a las personas y la gente no debería saber que estamos ahí hasta que empezamos a pedir el boleto, y si lo supieran de antemano no funcionaría”.

Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

Lo interesante es que si bien existe una norma tan precisa como extensa, hay algunas cuestiones que parecen caer en una especie de vacío legal y, por lo tanto, no tienen un accionar único, por ejemplo los casos en que un pasajero sin ticket efectivamente se de cuenta de que están empezando a controlar y decida moverse o incluso bajarse del vehículo.

“Eso es decisión del inspector, él puede seguirlo y pedirle el ticket, aunque no tiene que hacerlo, puede controlar a otra gente y luego tal vez llegar al lugar donde se dirigió esa persona, o tal vez no, depende del inspector”.

Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

Hašpl no tiene preferencia por ningún medio de transporte, más allá de que los días de mucho calor resulte más agradable trabajar en el metro. Justamente aclara que, en el caso de ese medio de transporte, los inspectores controlan los tickets tanto en los vagones como en las plataformas, aunque asegura que la gente tiene la sensación de verlos más en la estación porque hay tantos vagones que es más difícil coincidir con ellos a bordo del metro que al bajarse.

Hašpl entiende perfectamente los nervios y la preocupación de algunos pasajeros cuando se les pide el ticket. De hecho, cuenta que a él le pasaba lo mismo y hasta reconoce que algunas veces lo encontraron viajando sin boleto, por ejemplo una vez que volvía de la escuela secundaria. Sin embargo, asegura que tampoco fue algo tan terrible y el mensaje que quiere dar a los pasajeros es que son cosas que pueden suceder.

Foto:  Lenka Žižková,  Radio Prague International