Antiguo canciller trabajó para el contraespionaje comunista
El ex ministro de Relaciones Exteriores, Jaroslav Sedivý, trabajó para el servicio de contraespionaje durante el régimen comunista checoslovaco. Fue uno de los intérpretes de los asesores políticos soviéticos.
Otro esqueleto en el armario. Los archivos de la desaparecida Policía Política (StB) sacan a flote, de vez en cuando, informaciones sorprendentes. Hace poco se reveló que el antiguo director del Banco Central Checo y posterior primer ministro, Josef Tosovský, había colaborado estrechamente con la Seguridad del Estado en la época comunista.
La semana pasada las portadas de algunos diarios escribían que el cantante Václav Neckar, uno de los ídolos de la juventud checoslovaca en los años 60 y 70, había colaborado con la Policía Política comunista
El diario Lidové Noviny informa este lunes que el antiguo ministro de Relaciones Exteriores, Jaroslav Sedivý, trabajó para el contraespionaje comunista como intérprete oficial de los asesores del Kremlin.
La historia no es nada sencilla, da a entender el diario, porque Sedivý trabajó para el contraespionaje desde 1953 hasta 1954 y ello durante el servicio militar obligatorio. No obstante, Jaroslav Sedivý, de 77 años de edad, conoció en carne propia las cárceles comunistas; a principios de los años 70 fue encarcelado por razones políticas.
Tras la Revolución de Terciopelo de 1989 que puso fin al comunismo en Checoslovaquia, el primer canciller democrático y antiguo disidente Jirí Dienstbier, supo sobre el pasado de Sedivý.
"Sí, el propio Sedivý me contó que había sido intérprete de los soviéticos, pero le dije que no me molestaba, porque durante el servicio militar obligatorio uno no podía escoger lo que deseaba hacer", dijo Dienstbier a Lidové Noviny.
El servicio de contraespionaje militar le ofreció a Jaroslav Sedivý trabajo regular en 1954, pero él lo rechazó y optó por volver a la vida civil. Tres años después empezó a trabajar en el Instituto de Política Exterior.
En 1971 fue acusado de socavar los principios del sistema socialista checoslovaco. Pasó seis meses en prisión, le despidieron del trabajo y hasta 1988 trabajó como limpiador de ventanas.
En 1989 el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Jiri Dientsbier, le incluyó en su equipo como asesor. Posteriormente fue embajador en Francia, Bélgica, la OTAN y en 1998 fue ministro de Relaciones Exteriores.
Los antiguos archivos de la Policía Política pusieron en evidencia que otros dos antiguos ministros, el de Defensa, Miroslav Vacek, y del Interior, Richar Sacher, también habían colaborado con la Seguridad del Estado durante el comunismo en la desaparecida Checoslovaquia.