Adiós a Eva Jurinová, una de las voces del metro de Praga
Conocida por haberle dado su voz a la línea B del metro, falleció a los 67 años Eva Jurinová, una destacada periodista, presentadora y docente checa que supo hacer de la cordialidad un estilo.
A los 67 años y tras padecer una larga enfermedad falleció la periodista, docente y presentadora checa Eva Jurinová que se hizo famosa, sobre todo, por darle su voz, desde el año 1980, a la línea B del metro de Praga, la segunda en inaugurarse después de la C.
Según contó en una reciente entrevista con Radio Praga Internacional, la experiencia que había ganado en la televisión checoslovaca presentando noticias fue muy importante a la hora de ganar el casting.
“Al principio era terriblemente raro escuchar la voz de una en un ámbito donde hay tanta gente tratando de ir en determinada dirección y siguiendo tu voz”.
Pero más allá de esa sensación de extrañeza, Eva Jurinová aceptaba de muy buena manera que, incluso en sus momentos de mayor exposición como presentadora en uno de los noticieros más importantes de la tele, la gente la reconociera en la calle por su voz en el metro y no tanto por su rostro. Ella misma decía que esa presencia la hacía sentir importante y, en una notable frase, aseguró que nunca había llegado a conocer todas esas estaciones que grabó con un altísimo nivel de auto exigencia.
“Últimamente no estoy usando mucho el metro pero cuando eventualmente lo hago siempre escucho con sumo cuidado a ver si cometo algún error de dicción y si podría haber algo que pudiera corregir”.
Todos los pasajeros de la línea B del metro de Praga saben que la voz de Eva Jurinová se destaca por un estilo particular que combina muy bien lo estético con la cordialidad. Y, por supuesto, no se trató de algo azaroso sino que esa fue precisamente la búsqueda que tuvo en cuenta Jurinová al grabar los anuncios.
“La verdad es que cuando hacía estos anuncios estuve atenta de que mi voz sonara lenta y profunda no solo para que todos pudieran entenderme bien sino también porque los pasajeros suelen estar siempre muy ocupados y con muchos temas en mente, por eso es que busqué un tono cálido y gentil”.
En la misma entrevista con Radio Praga Internacional, Jurinová destacaba que, durante toda su vida profesional, siempre sintió desagrado por los tonos muy agudos que, más que frases, parecen pronunciar gritos. En cambio tenía predilección por aquellas voces que, como la suya, no contribuyen al nerviosismo generalizado de la vida cotidiana.
“Me dedico a estos desde hace muchos años, tanto en el ámbito público como en el privado y siempre hago énfasis en que la voz transmite el mensaje, eso es muy importante. Siempre recalco a las mujeres jóvenes que la voz, el tono y el estilo tienen que ser cuidadosamente elegidos e incluso una voz gentil y calma puede ser sexy”.
Sin embargo, no siempre fue posible elegir con tanta libertad. De hecho, Eva Jurinová atravesó con su voz muchos de los cambios que tuvieron lugar durante la historia del metro en Praga: recordaba, por ejemplo, que le había llevado alrededor de dos horas hacer la grabación completa y todo venía muy bien hasta que los comunistas le hicieron cambiar el nombre de la estación Anděl por el de Moskevská. Entonces, con el poco margen que tenía, decidió expresar su disconformidad.
“Cuando recibí la lista y decía Moskevská dudé. Nunca fui miembro del partido y por eso tuve varios problemas. Y cuando me dijeron que leyera Moskevská tenía la opción de decirlo a manera de afirmación o con una entonación de pregunta que fue, justamente, lo que hice”.
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Recién al final los camaradas, como ella misma los denominaba, se dieron cuenta. La convocaron para grabar de nuevo y decir Moskevská sin entonación de pregunta. Tras contar esa curiosa anécdota, Jurinová hacía hincapié en lo que significaba para la gente tener que cambiarle el nombre a un lugar tan importante de la ciudad y, de repente, llamarlo de una forma tan ajena. Algo similar le ocurrió a Eva Jurinová con la palabra prosím (por favor). Contaba que se sentía realmente mal cuando le pedían que dijera solo “terminen de entrar y salir”. Por eso explica que fue un pedido personal de ella agregar “por favor” en esa frase que, según su opinión, tenía que ser más amable.
“Y ellos me contestaron que no, y además me exigieron que lo dijera más enojada así ‘todos esos borrachos que duermen todo el trayecto y llegan a la última estación se levantan de una buena vez y se van del metro’”
Jurinová recordaba que, luego de la Revolución de Terciopelo, la llamaron para agregar la palabra "prosím" pero, además, le pidieron que grabase con una voz mucho más cálida y gentil, en sintonía con los nuevos valores.
Justamente en esa época, a principios de los años 90, Eva Jurinová vivió en Viena, junto a su equipo de trabajo. Una experiencia vinculada con su voz en el metro la recordaría de por vida.
“Nos presentaron a tres miembros del Parlamento austríaco y, sinceramente, no estoy inventando esto que realmente fue un shock para mí. Una mujer muy simpática del parlamento se acercó y me dijo, perdón pero… ‘¿puede ser que usted haya grabado en Praga la voz del metro B?’”
De visita por la capital checa, esa mujer había quedado tan fascinada con su voz que se puso a averiguar quién era. Jurinová contaba que tuvieron que cambiar la agenda de ese día porque los del Parlamento austríaco decidieron invitarla a almorzar. Recordaba que había una mesa larga con otros seis miembros y que fue presentada ante ellos como la mujer que había grabado la voz del metro B.
Precisamente, por esa pequeña pero muy representativa parte de su trabajo con la que Eva Jurinová supo ofrecer a los pasajeros algo de paz en medio de la vorágine va a ser recordada.