Abre sus puertas el Museo de Emil Holub, tras una amplia reconstrucción
Un ambiente que hace recordar la naturaleza de África, ofrece el Museo de Emil Holub, recientemente reconstruido, que se encuentra en la localidad de Holice, Bohemia Oriental. De un lado se oye el cantar de las aves, del otro los sonidos que emiten las fieras africanas y desde más allá llega una música típica de África.
La reconstrucción del museo y de la exposición costó unos 840.000 euros, siendo cubierta parte de los gastos gracias a una subvención de la Unión Europea, según sostiene Marcela Jeřábková, directora de la institución.
“Gracias a ese dinero y a la invención del arquitecto David Vávra, hemos conseguido cumplir uno de los sueños de Holub, de mostrar de cerca y hacer sentir a los checos cómo es la vida en África y cuán hermosa es su naturaleza. El ciudadano que visita la exposición en Holice, llega a estar realmente rodeado de la naturaleza africana, aunque en miniatura”.El médico y viajero Emil Holub, quien nació en Holice en 1847, viajó a África en tres ocasiones y vivió 11 años en total en ese continente. En una de esas expediciones llegó hasta las cataratas Victoria, en las fronteras de Zambia y Zimbabwe y elaboró el primer mapa detallado de esa zona.
De su primer viaje a África, Holub envió unas colecciones etnográficas a su amigo Vojtěch Náprstek, quien las expuso en Praga. El dinero reunido por las entradas a la exposición Náprstek lo envió a Holub, para facilitarle continuar en sus estudios de la naturaleza y de las costumbres de los habitantes autóctonos de África.
Al regresar del continente negro a Europa, Holub trajo otros miles de objetos, así como libros de apuntes de sus viajes y publicó varios trabajos de etnografía que representan una interesante fuente de estudio de la historia de Zambia y Zimbabwe. Lo curioso es que sus trabajos no los escribió en checo, sino en inglés y alemán, idiomas que en ese entonces eran muy extendidos en los territorios checos.Marcela Jeřábková precisa cuáles son los objetos en la muestra que atraen el mayor interés de los visitantes en estos tiempos modernos.
”En cuanto a las muestras más antiguas del museo, a los visitantes sigue gustándoles mucho el león disecado Princ, príncipe en español, animal que fue domesticado por Holub y fue su mejor amigo. Y luego también la gente se interesa por objetos de un pueblo africano que Holub, junto a su vida, salvó del ataque de una tribu guerrera africana. Otra cosa que atrae la atención son las cataratas Victoria en miniatura, un símbolo de África, obra del arquitecto Vávra. A los niños les gusta conocer las historias de los seguidores contemporáneos de Holub, ya que tienen la posibilidad de hacer un breve recorrido en coche por la exposición”. Holub reunió en África más de 30.000 objetos y en 1891 montó en Viena una exposición de etnografía, la más grande de su género hasta ese entonces. Un año después trasladó sus colecciones a Praga. Más tarde las ofreció al Museo Nacional que las rechazó.Emil Holub decidió entonces regalar las muestras a sus amigos y a quien se interesara. De esta forma muchos objetos de estas colecciones se pueden encontrar actualmente en museos de Viena, San Petersburgo, Londres y París.
Una parte de las colecciones la guardó la esposa de Holub, Rosa. Se trata justamente de los objetos que se pueden admirar hasta el presente en el museo de la ciudad natal del viajero, Holice.Emil Holub falleció el 21 de febrero de 1902 en Viena, a sus 54 años de edad a consecuencia de la malaria y fue sepultado en la capital austriaca.