28 de Octubre - fiesta nacional de la República Checa

Estatal escudo checoslovaco del año 1920

Radio Praga ha preparado para Uds. un programa dedicado al 28 de Octubre, fiesta nacional de la República Checa. El 28 de Octubre de 1918 surgió la Checoslovaquia independiente de la cual la República Checa se considera sucesora

Checoslovaquia surgió del fragor de la Primera Guerra Mundial

El reino checo formó parte desde 1526 de la multinacional monarquía de los Habsburgo que se extendía en la cuenca del Danubio en Europa Central. En la medida que el imperio se fue centralizando, los checos fueron perdiendo sus derechos nacionales. Una ola germanizadora amenazaba con exterminar el idioma checo.

Gracias al ingente esfuerzo de los abnegados patriotas, en el siglo 19 la nación checa conoció un extraordinario ascenso. En menos de cien años los checos se convirtieron en una vigorosa nación que contaba con una pujante industria, comercio, enseñanza y cultura. Sus compositores Federico Smetana y Antonín Dvorák alcanzaron proyección internacional. Lo único que les faltaba a los checos era un Estado propio...

El Estado Checoslovaco independiente que los checos formarían con la vecina nación eslovaca surgiría en octubre de 1918 del fragor de la Primera Guerra Mundial.El arrasador torbellino de la Primera Guerra Mundial estalló en el verano de 1914 ....

Su detonador fue el atentado perpretado en Sarajevo el 28 de junio de 1914, en que las balas disparadas por el joven nacionalista serbio Gavrilo Princip acabaron con la vida del heredero del trono de la monarquía austro- húngara, el archiduque Francisco Fernando d´Este.

El imperio austro-húngaro, alentado por Alemania, declaró la guerra a Serbia, reino eslavo con el cual Austria disputaba la influencia en los Balcanes. Al lado de Serbia se alinearon los Estados de la Entente, o sea, Rusia, Francia y Gran Bretaña. Posteriormente intervendrían en la Gran Guerra, también al lado de la Entente, Italia, y a partir de 1917, Estados Unidos.

A la Entente se enfrentaba el bando de las potencias centrales, es decir, Austria- Hungría y Alemania, a las que se sumarían todavía Bulgaria y Turquía.

Después de que el Imperio austro-húngaro declarara la guerra a la Entente, los checos -en su entonces condición de ciudadanos de aquel imperio- pasaron a ser carne de cañón del Estado Mayor austríaco. Al son de las charangas militares partían hacia el frente para combatir por los intereses hegemónicos de la Casa de Hasbsburgo, intereses que no eran, obviamente, los de la nación checa.

En el país reinaba una atmósfera lúgubre. La sociedad checa no había aceptado nunca como suyo el Estado austríaco y mucho menos podía aceptarlo habiendo involucrado a los checos en una terrorífica conflagración bélica. La desgana de los checos de sumarse a la aventura bélica del decrépito Imperio austro-húngaro fue reflejada magistralmente en la inmortal novela"Las aventuras del bravo soldado Shveik", de Jaroslav Hasek.

Con el estallido de la conflagración mundial arreció la hostilidad de las autoridades austríacas hacia los checos. En la preguerra, en la multinacional Austria- Hungría reinaba, por necesidad, cierta tolerancia. Pero después de que el imperio de los Habsburgo se involucrara en la guerra mundial al lado de Alemania, el comportamiento de las autoridades austro-húngaras se endureció.

Fue clausurado el parlamento, los derechos democráticos se vieron cada vez más limitados y sobre la dirección del Estado se fue incrementando la influencia de los belicosos mandos militares.

Las autoridades austríacas engañaban deliberadamente a la población, tergiversando los partes militares. La censura se ensañaba con los periódicos checos. Además, las tierras checas se veían obligadas a apoyar el esfuerzo bélico de la monarquía de los Habsburgo con suministros de cereales y otros alimentos que empezaban a escasear en el país.

Tomás Garrigue Masaryk encabeza la resistencia antiHabsburgo

Sin embargo, entre los políticos checos tan sólo uno tuvo el coraje de romper abiertamente con la monarquía austro-húngara en el mismo año en que estallara la Gran Guerra: Tomás Garrigue Masaryk.

Tomás Garrigue Masaryk era de extracción modesta, habiendo nacido en 1850 en la ciudad morava de Hodonín como hijo de un cochero de nacionalidad eslovaca, y de una cocinera procedente de una parte fuertemente germanizada de Moravia, parte oriental de Chequia.

Antes de la Primera Guerra Mundial, Tomás Garrigue Masaryk era una de las más ilustres, pero simultáneamente más polémicas personalidades checas.

Masaryk, catedrático de Filosofía en la universidad praguense, era un ferviente combatiente contra el clericalismo y contra las tendencias retrógradas. Destacó como luchador contra el antisemitismo al asumir la defensa del judío Leopoldo Hilsner, acusado sin pruebas de asesinar a una joven cristiana, y como defensor de los derechos de los yugoslavos.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Tomás Garrigue Masaryk se dio cuenta de que el resultado de la conflagración mundial tendría una importancia trascendental para el destino de la nación checa. Masaryk se percató de que en caso de que ganaran las potencias centrales: Austria- Hungría y Alemania, una nueva ola germanizadora destruiría todas las conquistas de la nación checa en el marco del Imperio austro-húngaro.

Tomás Garrigue Masaryk, quien llegara a ser elegido diputado del Consejo Imperial, planteó en Viena a principios de la Primera Guerra Mundial, ante destacados políticos del Imperio austro-húngaro, la siguiente pregunta: "¿ Será Viena capaz de realizar las necesarias reformas, incluídas las nacionales, en caso de ganar la guerra?"

Las respuestas negativas a su interrogante confirmaron la determinación de Masaryk de escoger el camino de la resistencia contra la monarquía de los Habsburgo.

El 7 de marzo de 1914 Masaryk había celebrado su 64 cumpleaños. A mediados de diciembre del mismo año, a la edad que aún hoy sigue siendo considerada como la más propicia para la jubilación, Tomás Garrigue Masaryk partió de su patria para encabezar en el exilio el movimiento de resistencia antiHabsburgo. Acerca de su decisión escribiría posteriormente:

"Analizando la situación europea y la probable evolución de la guerra, me decidí a iniciar una resistencia activa contra Austria- Hungría, esperando que los Aliados ganasen y que nuestra opción por los Aliados nos trajese la libertad."

Empieza la lucha por un Estado checoslovaco independiente

Milan Rastislav Stefánik
Cuando partió al exilio en 1914, Tomás Garrigue Masaryk sólo podía confiar en un pequeño círculo de adeptos en su país de origen, adeptos que bajo la dirección de Eduard Benes formaron una organización secreta que se proponía mantener contacto con el exilio, recabar informaciones y tratar de influir en los políticos checos para que no apoyasen a Austria-Hungría ya que tal apoyo pondría en entredicho la credibilidad de la resistencia antiHabsburgo en el extranjero.

A finales de 1915 se unieron a Masaryk, en París, el talentoso organizador Eduard Benes y el astrofísico eslovaco Milan Rastislav Stefánik, quien abrió a Masaryk las puertas de los despachos de los más destacados políticos franceses.

Masaryk, que ya no creía en la posibilidad de democratizar el sistema político de Austria- Hungría, empezó a coordinar con Benes y Stefánik la lucha por un Estado nacional checoslovaco independiente, como parte de una nueva Europa, ordenada según el principio de la autodeterminación de las naciones.

En 1916 estos tres hombres constituyeron el Consejo Nacional Checoslovaco como principal órgano coordinador de la acción antiHabsburgo, que empezaba a ser escuchado por los dirigentes de la Entente.

Lo mejor para Europa sería desmembrar el imperio austro-húngaro

Durante mucho tiempo, las potencias de la Entente habían estado calculando con la posibilidad de que Austria-Hungría se liberase de la influencia alemana y se convirtiera, en el espacio centroeuropeo, en un contrapeso de Berlín. La creación de Estados nacionales, independientes de Austria, como había propuesto Masaryk en 1915, era considerada por los países de la Entente como una de las posibles variantes, aunque no la mejor.

La tarea de Masaryk consistía en convencer a los estadistas de la Entente precisamente de lo contrario, o sea, de que lo mejor para el futuro equilibrio de Europa sería desmembrar la monarquía austro-húngara y sobre sus escombros crear Estados independientes, incluido el Estado Checoslovaco independiente.

En el transcurso de la guerra ya se fue haciendo evidente que Viena, a pesar de soportar a regañadientes la tutela de su aliado alemán, no tendría coraje suficiente para romper los vínculos que la unían a Berlín. Al abogar ante los estadistas de la Entente por el desmembramiento de la monarquía austro-húngara, Masaryk alegaba que la conflagración mundial era un enfrentamiento entre el principio de la democracia representado por la Entente, y la teocracia de las potencias centrales.

Masaryk logró persuadir al presidente norteamericano, Woodrow Wilson,y a los demás aliados de la Entente de la necesidad de implantar un nuevo ordenamiento de Europa Central donde el futuro Estado Checoslovaco actuara como un dique separador entre dos potencias con apetitos hegemónicos: Alemania y Rusia.

Tomás Garrigue Masaryk logró sucesivamente imponer ante los aliados el proyecto del Estado Checoslovaco independiente, que se apoyaría en las democracias occidentales. Quedó relegado al olvido el proyecto del político checo, Karel Kramár, quien deseaba que el futuro Estado Checoslovaco fuese una monarquía, entrelazada estrechamente con la Rusia zarista.

Los checos convivirían con los eslovacos

En el futuro Estado independiente los checos convivirían con la vecina nación eslovaca. Para obtener de los Aliados el consenso para este futuro ordenamiento, Masaryk y sus allegados sostenían que los checos y los eslovacos eran dos ramas de una sola nación eslava- la nación checoslovaca. Los escollos de esta concepción se revelarían posteriormente, dando origen, en la Checoslovaquia independiente, a una permanente tensión entre checos y eslovacos.

La principal condición para la realización del proyecto del Estado Checoslovaco era la derrota de las potencias centrales: Alemania y Austria-Hungría.

Para dar peso a su proyecto de creación de un Estado independiente, el Consejo Nacional Checoslovaco, fundado en 1916 en París por Masaryk, Benes y Stefánik, apoyaba la constitución del Ejército Checoslovaco en el exterior a partir de las Legiones checoslovacas que se formaban espontáneamente en los frentes italiano, francés y ruso de emigrantes, prisioneros de guerra y desertores de las unidades austro-húngaras.

Los Aliados quedaron impresionados al comprobar que decenas de miles de soldados checos y eslovacos estaban dispuestos a ofrendar sus vidas para que pudieran materializarse los proyectos independentistas de Masaryk, Benes y Stefánik.

El valor militar de las Legiones checoslovacas se puso en evidencia en el frente ruso, en el verano de 1917, cuando los legionarios se cubrieron de gloria en la batalla de Zborov.

Las Legiones checoslovacas, bien armadas y entrenadas, también podían ayudar a los aliados en el frente occidental en el que los Aliados se esforzaban por enfrentar el último poderoso ataque de los alemanes.

Cuando el 21 regimiento de infantería checoslovaco se preparaba para reforzar las posiciones aliadas, Francia reconoció al Consejo Nacional Checoslovaco como representante legal de las naciones checa y eslovaca. Y a Francia no tardaron en sumarse Estados Unidos y Gran Bretaña.

Los checos y los eslovacos ya tenían la garantía de que una vez derrotadas las potencias centrales, Alemania y Austria- Hungría, los Aliados no se opondrían al hecho de que en el mapa de Europa apareciera el Estado Checoslovaco independiente.

El 28 de octubre de 1918 surge la Checoslovaquia independiente

Durante mucho tiempo el resultado de la contienda bélica fue una gran incógnita. No fue hasta el otoño de 1918 que la Entente logró paralizar la resistencia militar de Alemania y Austria- Hungría, a pesar de haber quedado debilitada por el abandono de Rusia que -tras la revolución bolchevique de noviembre de 1917- había concertado en marzo de 1918 la paz con Alemania.

La derrota obligó a los soberanos de los dos imperios que habían detonado la guerra: los emperadores Guillermo II de Alemania y Carlos I de Habsburgo -pues ya había fallecido Francisco José I- a aceptar las condiciones de paz estipuladas por el presidente norteamericano Woodrow Wilson y a promulgar amplias reformas. Pero ya era tarde. El repudio de la población contra el sistema monárquico impulsó la promulgación de Estados sucesores independientes.

El 27 de octubre de 1918 el ministro de Relaciones Exteriores austro-húngaro, Julius Andrássy, cursó una nota a los Estados Unidos en la que su Gobierno, deseando poner fin a la guerra a cualquier precio, había prometido el reconocimiento de los derechos de los checoslovacos y de los yugoslavos. La presidencia del Comité Nacional que agrupaba a las personalidades cimeras de la resistencia antiHabsburgo en Chequia, como Antonín Svehla y Alois Rasín, concluyó que había llegado el momento de proclamar la independencia.

El 28 de octubre de 1918 el Comité Nacional asumió en Praga el control de la principal central de abastecimiento, el llamado Instituto del Trigo, y de otras instituciones decisivas. Por la tarde fue proclamada oficialmente en la Plaza de Venceslao, en Praga, la Checoslovaquia independiente.

Y por la noche el Comité Nacional promulgó su primera ley - la Ley sobre la institución del Estado Checoslovaco independiente. El 30 de octubre la representación política eslovaca se pronunció a favor del Estado Checoslovaco conjunto.

El joven Estado Checoslovaco- isla de la democracia

Los checos saludaron el surgimiento de la Checoslovaquia independiente con extraordinaria euforia. Sin embargo, los problemas a los que se veía obligado a enfrentar el joven Estado Checoslovaco encabezado por el presidente Masaryk, eran considerables.

Desde los primeros meses de su existencia, el nuevo Estado se vio sumido en una violenta efervescencia social. La conflagración bélica había empobrecido a la población y la euforia de la independencia se mezclaba con las más estrafalarias utopías sobre la instauración de un nuevo orden social. A los despachos de los inexpertos ministros llegaban ecos de exigencias radicales y sobre el país se cernía el peligro de disturbios sociales. Los primeros comunistas que venían de la Rusia bolchevique arengaban contra el presidente Masaryk, al que calificaban de malvado.

Pero el joven Estado no se hundió en el caos, a diferencia de sus vecinos centroeuropeos. Recordemos que tanto en la vecina Alemania como en Hungría hubo intentos de instaurar Repúblicas soviéticas. La relativa estabilidad de Checoslovaquia, que tampoco sufrió un hundimiento económico, se debía a la fuerza de su sociedad civil y a la adopción de amplias reformas sociales y económicas en las que habían coincidido todos los partidos políticos.

Estatal símbolo checoslovaco del año 1920
Checoslovaquia fue uno de los primeros países del mundo en decretar la jornada laboral de ocho horas, en diciembre de 1918, en introducir generosos subsidios para los desempleados e inválidos de guerra, así como también el seguro médico y el de accidentes. También se tomaron medidas para poner coto a la inflación. En 1919 fue decretada la reforma agraria que supuso el reparto de 1 millón 800 mil hectáreas de tierra.

Del surgimiento del Estado Checoslovaco independiente se beneficiaron también la cultura y la enseñanza- por ejemplo, a la universidad checa en Praga se sumaron en 1919 las recién fundadas universidades de Brno y Bratislava.

La Primera República Checoslovaca, surgida en 1918, era una isla de democracia en Europa Central, mientras que en todos los países vecinos reinaban regímenes dictatoriales y autoritarios. Uno de ellos, el régimen nazi de Adolf Hitler, acabó por desmembrarla, aprovechando la tensión existente entre la mayoría checa y la minoría alemana.

Durante la Primera República los checos no supieron resolver sus relaciones con la minoría alemana que constituía casi una cuarta parte de la población de Checoslovaquia. Cuando en los años 30 empezó a golpear a la minoría alemana la crisis económica, sus integrantes empezaron a clamar por la anexión de los territorios checos que habitaban -los llamados Sudetes- a la Alemania hitleriana. El nefasto Pacto de Munich, de 1938, entregó los Sudetes a Hitler, y con ello empezó el desembramiento de Checoslovaquia.

La Primera República Checoslovaca existió tan sólo 20 años, expirando después del Pacto de Munich. Tras sufrir la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial, el Estado Checoslovaco fue renovado en 1945, pero en la Europa Central de entonces, que vivía a la sombra de Stalin, ya no fue posible renovar las anteriores tradiciones democráticas.

En 1989 Checoslovaquia retomó el camino democrático, pero las subyacentes tensiones entre checos y eslovacos desembocaron en la partición del país en dos Estados sucesores- la República Checa y la República Eslovaca.

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