Zuzana Wirthová: “Tengo una nieta española que es la niña más guapa y lista del mundo”
Desde muy chica encontró una forma de libertad en la música y hoy lidera Neshama, un trío especializado en canciones judías. En esta entrevista, la cantante checa Zuzana Wirthová nos habla de su curiosa historia de vida y sus recuerdos de infancia en el barrio de Josefov.
“Hice el giyur en Israel, a las afueras de la ciudad de Hebrón”.
Zuzana Wirthová
Aunque en algún momento pensó en dejar la música, luego de varias décadas de intensa actividad, Zuzana Wirthová asegura que, en ese entonces, se sentía tan vacía y nostálgica que ya no cree que sea posible volver a tomar esa decisión. En la actualidad, lidera la agrupación Neshama (alma, en hebreo), un trío de mujeres que interpreta música judía. Además de trabajar con un repertorio tan variado como interesante, ella se encarga también de componer algunas canciones.
“Estuve en Israel por primera vez en 1991, poco después de la Revolución de Terciopelo, cuando empezamos a establecer las primeras relaciones diplomáticas. Fuimos cinco mujeres con mochilas recorriendo todo Israel y fue tan precioso que escribí una canción sobre las impresiones de aquella primera visita a Jerusalén. Hace poco la encontramos, la empezamos a tocar, y me gusta mucho”.
Cuenta Zuzana que, desde muy chica, empezó a aprender canciones folclóricas checas como Holka modrooká que le enseñaba su abuelo cuando, en la época del comunismo, se iban varios días a su casa de campo en el bosque a cantar junto al fuego para sentirse un poco más libres. Además de transmitirle la pasión por la música, es posible que la familia de ese abuelo tuviera también sangre judía.
“A lo mejor había algún parentesco, pero no tenía ninguna documentación que lo probara. Y luego de ir, poco a poco, interesándome en el tema supe que quería formar parte de la comunidad judía. Entonces, la única opción que queda si no tienes un pariente directo es la conversión, es decir, el gijur, y eso es lo que terminé haciendo, frente a un tribunal de tres rabinos. Hice el gijur en Israel, a las afueras de la ciudad de Hebrón, y es algo que aprecio mucho”.
Ese interés tan fuerte por el universo judío por parte de Zuzana tal vez tenga algo que ver también con la propia ciudad de Praga. O, mejor dicho, con el fuerte componente judío que, a nivel cultural e histórico, mantiene la ciudad. En efecto, ella nació nada menos que en el número 12 de la calle Pařížska que, por ese entonces, no tenía nada que ver con las tiendas de lujo de hoy. De hecho, recuerda que sus padres eran muy amigos de los Klein, una familia que tenía en esa misma calle una conocida tienda de antigüedades.
“Solía ir con mis padres a la casa de esa familia que estaba incrustada en el antiguo cementerio judío y mis padres solían jugar allí torneos de kanasta, de cartas, y yo era una niña pequeña y me acuerdo de que su apartamento tenía antigüedades y unos muebles hermosos, era un gran apartamento bastante oscuro con vistas a esos matzevot, es decir, a las lápidas judías. Me acuerdo mucho de eso. La vida es tan extraña que luego terminé formando parte de la comunidad judía de aquí de Praga. Cuando fue posible elegir, decidí hacerme ortodoxa porque si era judía quería serlo plenamente”.
Verdadera apasionada del tema, explica Zuzana Wirthová que, durante la diáspora judía, se desarrollaron dos corrientes principales: la de los judíos asquenazíes que se instalaron, al principio, entre Europa Central y Europa del Este; y, por otro lado, la comunidad sefardí que se orientó hacia el sur, es decir, hacia España, en torno al Mediterráneo.
“Y como toda cultura, está muy influenciada por el entorno en el que se originó; es decir, la cultura española está muy inscrita en esas hermosas canciones sefardíes, la melodía y su temperamento. La asquenazí, que tiene, por su parte, el elemento eslavo, es distinta, más tranquila, y vio surgir, alrededor del siglo XV, el klezmer, que es la típica música judía, pero está asociada a momentos más alegres”.
Por otro lado, asegura Zuzana que a ella le interesa mucho el ladino, aquella lengua hoy en peligro de extinción que, aunque fue evolucionando con el paso del tiempo, es la que mantuvieron los judíos españoles expulsados por los Reyes Católicos en 1492 y sus descendientes. Cuenta que aprendió muchas canciones ladinas de memoria que canta con emoción en cada una de sus presentaciones. En la actualidad, el trío Neshama se reúne a ensayar todas las semanas y ofrece conciertos con una asiduidad de una vez al mes, sobre todo en primavera y verano. Pero existe incluso un componente personal que la vincula a ella con el ladino.
“Tengo en la familia una nieta española, porque mi hija se casó con un español de Andalucía, y aunque hoy están divorciados, pero tengo una nieta que se llama Lola y es la niña más guapa y lista del mundo. Además, es muy traviesa y la típica española. Es decir que mi relación con el ladino es también a través de España, pero la verdad es que no soy muy buena con los idiomas. Puedo hablar bastante bien ruso porque a nuestra generación nos obligaban a aprenderlo, pero de inglés y alemán sé solo lo básico, así que ya no tenía un espacio disponible para otro idioma como el español y por eso sé solo frases aisladas como ‘buenas noches’”.
“La cultura española está muy inscrita en esas hermosas canciones sefardíes, la melodía y su temperamento”.
Zuzana Wirthová
Lo cierto es que al cantar canciones en ladino, sorprende su lograda pronunciación y aunque lamenta no hablar con fluidez el español, sí reconoce que es capaz de entender incluso frases complejas. Neshama es ya la tercera banda de música judía que lidera Zuzana Wirthová, una cantante y percusionista que ya cuenta en su haber con varios discos grabados, uno de los cuales se llama Staronová y lo grabó en 2014 con su segunda agrupación Menorah.
“Con mi primera banda Jésed grabamos en 1994 mi primer CD que se llama Las festividades judías en canciones. Aquí casi no había en ese entonces ese tipo de música, solo lo que las comunidades podían usar con motivos didácticos. Con esa formación que, al principio, era bastante amateur, tocamos en Israel y en la Embajada checa en Tel Aviv. Así que mi sueño, ahora, es poder repetir en algún momento esa experiencia con esta nueva agrupación”.
Concluye Zuzana Wirthová que, a pesar de que hoy la comunidad judía local no es muy grande, ella está convencida de que la sociedad checa es totalmente consciente de la importancia cultural que tiene la historia judía en todo el país.