Villa San Bernardo y Vsacan, unidos por algo más que el folclore

Lenka Sopik, Katherine Fernández, Diana Klimentova Minarikova y Francisca Montero, foto: Rafael Rincón

La amistad es muchas veces impredecible, espontánea y mucho más fuerte de lo esperado. Al menos en el caso de los músicos de Villa San Bernardo y Vsacan, la camaradería resistió a 17 años y 12.000 kilómetros de separación, para renacer hace poco con más fuerza que nunca.

Lenka Sopik,  Katherine Fernández,  Diana Klimentova Minarikova y Francisca Montero,  foto: Rafael Rincón
La historia comenzó en 1990, cuando los dos conjuntos se conocieron en un festival de folclore celebrado en la ciudad italiana de Atina. Los participantes del evento se reunían en los almuerzos, en un clima distendido, y así, con señas y un poco de inglés, comenzaron las primeras relaciones. Fue sobre todo cosa de los más jóvenes, como recuerda Oldřich Štroblík, de Vsacan.

“Desde el primer momento nos caímos bien y los niños de ambas formaciones enseguida empezaron una relación muy estrecha. Pasamos mucho tiempo juntos, hablamos mucho. Y así empezó una serie de amistades que se mantuvieron en el tiempo, algunas terminaron, pero cuatro o cinco de nuestros componentes las conservaron por e-mail, a través de Internet”.

Villa San Bernardo en Klatovy,  foto: Carlos A. Ossandón

El contacto persistió hasta 2007, cuando los checos anunciaron a sus amigos chilenos que tenían la oportunidad de visitar su país. Vsacan había sido elegido por la embajada checa en Chile para participar en una serie de festejos de promoción turística, de manera que tendrían así la oportunidad de reencontrarse con sus amigos al otro lado del Atlántico.

Y aunque los miembros de ambos grupos ya no eran exactamente los mismos que en 1990, los lazos que ya había tendidos se reforzaron, y se crearon nuevos desde el mismo momento en que los Villa San Bernardo fueron a recoger a sus compañeros checos al aeropuerto.

Villa San Bernardo en Klatovy,  foto: Carlos A. Ossandón
Reginald Hornsby, director de Villa San Bernardo, comenta así la sensación del reencuentro.

“Nosotros los conocimos cuando eran niñitos allá, de 12 o 13 años. Y ya están grandes y adultos. Éramos como tíos, y ahora han crecido. Seguramente en las generaciones futuras irá pasando igual”.

Las actuaciones de Vsacan como parte del evento ‘República Checa – Corazón de Europa’ despertaron un gran interés en los chilenos por su exotismo, especialmente por el uso de un instrumento casi desconocido en Sudamérica pero fundamental en la música de los moravos, el címbalo.

Dos camaradas del folclore

Vsacan durante su última visita a Chile,  foto: Rafael Rincón
Vsacan y Villa San Bernardo son dos conjuntos musicales hermanados por el amor a la música popular de sus respectivas tierras. En ambos casos se trata más de comunidades que se extienden en el tiempo y durante generaciones que de bandas convencionales.

Villa San Bernardo fue fundada nada menos que en 1956 por el compositor Donato Román Heitman, y en su extensísimo repertorio se incluye toda la canción tradicional de Chile y sus diversos géneros, como las cuecas y las tonadas, así como piezas propias de otros países latinoamericanos.

Como suele ser habitual en los grupos de folclore, el conjunto incluye músicos, coros y danzas. Desde su primera actuación en el extranjero, en 1978, Villa San Bernardo ha visitado prácticamente toda Latinoamérica, Europa y en una ocasión tocó en Sudáfrica.

Se trata de una historia similar a la de Vsacan. Esta formación morava nació en 1943 a iniciativa del cimbalista Josef Michálek, en la Valaquia morava, cerca de la frontera con Eslovaquia. A lo largo de su prolongada existencia, la composición del grupo no solo se ha ido renovando, sino también ampliando.

Vsacan y Villa San Bernardo,  foto: Rafael Rincón

De hecho en la actualidad Vsacan está formado por diversos subgrupos, como varias secciones infantiles, una banda senior, otra más basada en el címbalo como base instrumental, otra de coros y danzas, etc. En definitiva, una gran familia. Iguales en su sentido pero diferentes en sus formas. Así compara Štroblík a las dos formaciones.

“Son dos cosas diametralmente distintas. En cuanto a los elementos musicales el instrumento dominante en Vsacan es el címbalo, que es típico de Europa Central, de Hungría, Eslovaquia, Chequia y toda la zona. Mientras que en la música chilena predominan las guitarras, que no hay en nuestra música. Así pues hay diferencias, aunque nos une el hecho de hacer folclore”.

Por su parte, Hornsby se muestra impresionado por la complejidad del folklore checo y su carácter casi orquestal.

“El folclore checo es una cultura muy antigua, como 700 años anterior a la nuestra. Yo le puse de nombre “folclor sinfónico”, porque por los instrumentos que utilizan son como sinfonías. Y bueno, son músicos extraordinarios. Es una maravilla escucharlos. El folclore latino es distinto en el hecho de que se utilizan otros instrumentos: cada pueblo tiene su identidad, también instrumental. Y es lógico que en Europa el instrumento principal, aparte de esa pianola especial que tienen que suena tan linda, y la parte de violín, le da un aspecto más serio. Como si para ser folclorista se necesita un estudio superior”.

Vsacan durante su última actuación en Chile,  foto: Rafael Rincón

No obstante, si obviamos guitarras y címbalos, la comunicación entre las dos formaciones es muy fluida. Y más desde que al estrecharse las relaciones se ha progresado, poco pero seguro, en el aspecto lingüístico, como comenta Hornby.

“El idioma nunca ha sido un problema. El idioma folclórico es universal. Algunos hablan idiomas. Por nosotros sí que hay problema en hablar idioma checo pero no en otros intermedios: el inglés. Podemos hacernos entender en inglés. Hemos aprendido algunas letras en checo pero nos ha costado mucho. De hecho para aprender las anotamos en la fonética, como se escuchan, no como se escribe en palabra real, como suenan, porque es difícil leer checo”.

Pero seguramente los checos ya han aprendido algunas palabras en español. ¿Cierto?

“Sí, también, también. La más importante: cerveza”.

Tendiendo puentes entre Chequia y Chile

La visita de Vsacan a Chile tuvo la oportunidad de ser devuelta más tarde, en 2008. Oldřich Štroblík hizo todas las gestiones necesarias para que sus compañeros chilenos pudieran conocer la República Checa y tocar en los escenarios de su amada Valaquia.

Villa San Bernardo en Klatovy,  foto: Carlos A. Ossandón
Así pues, los componente de Villa San Bernardo pudieron visitar Praga y participar en el Festival Bienal Krpek, organizado por la ciudad de Vsetín. Tocaron además en otras localidades de la zona, compartiendo escenario con sus anfitriones. Así recuerda Hornsby la sensación que le produjo la República Checa

"Preciosa la República Checa, sobre todo Praga, que es el lugar donde estuvimos, muy hermoso, hermosísimo. Recorrimos todo lo que pudimos en Praga. Pero tocamos en Klakovy y en Vsetín, y en lugares cercanos organizados por ellos también".

Y al año siguiente, en 2009, como un bumerang, de nuevo Vsacan viajó a Chile, esta vez al completo, con sus 15 componentes básicos. La buena impresión que causaron en su anterior visita, y las buenas relaciones con la embajada checa en Santiago, les valieron a los checos un pasaje a Chile para participar en los festejos del Bicentenario de la independencia del país.

Trajes típicos checos y chilenos en contacto,  foto: Carlos A. Ossandón

Los checos tocaron en varias ciudades, fueron publicitados como parte del programa de celebraciones, y aprovecharon para conocer gran parte del país. Štroblík rememora con emoción el primer concierto de aquella gira.

"Actuamos en el norte del país, cerca de los Andes. Fue una experiencia fantástica, nuestra primera actuación. Estábamos impresionados por nuestro público, por lo espontáneo que era y cómo reaccionaban a nuestra música y nuestros bailes. Teníamos miedo de que no les gustaran nuestras canciones de Valaquia, pero para nada, bailaban, se implicaban en nuestra música".

Aunque lo más emotivo fue el concierto final, que ambas formaciones concluyeron interpretando juntas la pieza checa ‘Já mám kosu’ y el clásico ‘Bésame mucho’, que interpretó la cantante de Vsacan, Iva Kašparová en perfecto español, a lo que siguió una sorpresa, según relata Štroblík.

Villa San Bernardo,  foto: Carlos A. Ossandón
"En el último día de festival había unas 7000 personas, lo que fue genial. La atmósfera era increíble. Y después de nuestra canción, y de cantar 'Bésame mucho', que también cantó el público, nos hicieron un homenaje los organizadores y el consul checo, Imrich Kliment. Nos dieron un premio por nuestra participación. Fue una sorpresa muy agradable".

La amistad entre los dos grupos continúa y ha tenido recientemente la oportunidad de ser expresada debido al desgraciado terremoto de febrero. Los componentes de Villa San Bernardo, que colaboran en la reconstrucción de viviendas en la zona afectada y que han apadrinado a tres familias de la localidad de Codegua, han recibido una contribución monetaria de Vsacan, y pronto se espera que también de la ciudad de Vsetín.

Aunque los lazos de amistad posiblemente lleven pronto a Villa San Bernardo de vuelta a Chequia, de momento este año se quedarán en Chile y será otra formación folclórica del país, Tau Tanga, procedente de la isla de Pascua, la que será recibida por Vsacan y tocará este verano en la República Checa.