Václav Havel cumple 65 años
El presidente de la República Checa, Václav Havel, cumple 65 años. Algunos consideran que su mayor aporte ha sido enfatizar la importancia de la libertad y la moral, pero otros opinan que a causa de sus tantas enfermedades es ahora mucho menos dinámico y accesible. ¿Se ha cambiado Havel como persona y como político?
Al margen de lo que puedan opinar sus partidarios y detractores, una cosa es cierta: en Václav Havel dormita el diablillo de la disidencia y se mantiene vivo el espítirtu del dramaturgo que siempre fue.
Después de estudiar dramaturgia de 1959 a 1968 y simultáneamente desempeñarse como autor y asistente de dirección en un teatro, a Václav Havel se le prohibió de 1969 a 1974 todo tipo de actividad artística y tuvo que trabajar de obrero. De 1975 a 1988 trabajó por cuenta propia y se convirtió en uno de los principales representates del movimiento disidente Carta 77, hecho que le costó 3 años de cárcel comunista. En noviembre de 1989 fundó el Foro Cívico y el 29 de diciembre de aquel mismo año fue elegido presidente de Checoslovaquia. El 26 de enero de 1993 fue electo presidente de la República Checa independiente y se convirtió en jefe supremo de las Fuerzas Armadas del país. El 27 de enero de 1996 falleció su esposa Olga, y a menos de un año de haber enviudado "el 4 de enero de 1997- contrajo matrimonio con la actriz Dagmar Veskrnová. El 20 de enero de 1998, por un solo voto, fue reelecto presidente de la República Checa, mandato que expira en 2003.
presidente del Senado, Petr Pithart. Zantovský considera que Havel es la mayor figura política checa del último decenio y que en él están en total armonía las cualidades humanas con las que muestra en público. Para el senador Pithart, Havel incluso ha ganado en resolución y carisma en los últimos años. El senador considera que entre los grandes méritos del Presidente checo figura el haber logrado que Praga sea el año próximo sede de la cumbre de la OTAN, que en la historia de Europa Central puede significar un hito.
El politólogo Jirí Pehe considera que Havel ha cambiado su estilo pero no su personalidad, y que sigue latente en él el espíritu de la disidencia y del inconformismo.