La niña de 14 años que ayudó en el atentado contra Reinhard Heydrich
Este mes se cumple el 80 aniversario del atentado contra el protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. Se conoce la historia de los miembros de la resistencia que lo perpetraron, pero poco se sabe de una niña de 14 años que les ayudó.
El 27 de mayo de 1942, dos miembros del grupo Anthropoid enviados al territorio checoslovaco por el gobierno en el exilio de Londres, llevaron a cabo un atentado contra el protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. Fueron Jozef Gabčík y Jan Kubiš, quienes posteriormente, junto a sus compañeros murieron heroicamente en la cripta de la iglesia de San Cirilo y San Metodio, en Praga, cercada por los nazis.
El día del atentado, Jan Kubiš llegó al lugar acordado en el barrio de Libeň, en Praga, montando una bicicleta. Después del atentado le encargó guardar su bicicleta a Jindřiška Nováková, una niña de 14 años, a la que se le conoce como ‘La niña de la bicicleta’, aunque pocos son los que conocen esa historia, de acuerdo con el historiador Vojtěch Kyncl, del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias.
”Jindřiška Nováková representa un capítulo excepcional en la historia de los participantes en el atentado contra Reinhard Heydrich. Sus padres ofrecieron refugio a los paracaidistas, Jan Kubiš y Jozef Gabčík. Jindřiška nació en 1928 en la localidad de Podmokly, en los Sudetes, ocupados posteriormente por los nazis. Su familia se mudó a Praga, al barrio de Libeň, donde su padre, Václav Novák, ingresó en el Sokol, una organización de resistencia antinazi, dirigida por Jan Zelenka Hajský. Jindřiška tenía tres hermanos y toda la familia respetaba los valores morales de la organización Sokol. El padre trabajaba para la resistencia y ofreció ayuda y refugio a los futuros autores del atentado contra Reinhard Heydrich durante varios meses”.
El día del atentado, Heydrich fue herido por una granada, pero también resultó herido Jan Kubiš, quien dejó su bicicleta junto a una dependencia de la empresa de calzado Baťa.
Cuando Jindřiška regresó a casa, se encontró en la cocina con el herido Kubiš. Este le pidió que trasladara lo más pronto posible la bicicleta del lugar del atentado, cuenta Vojtěch Kyncl.
“Jindřiška llegó realmente al lugar donde estaba la bici. Pero antes, dos mujeres, Žofie Čermáková y Cecílie Adamová, habían visto a un hombre joven sangrando. Las dos fueron detenidas en 1945 y tuvieron que declarar frente a un tribunal popular extraordinario de justicia. Y fueron precisamente ellas quienes, a través de otras personas, informaron en 1942 a la Gestapo sobre lo sucedido. Dijeron que la bicicleta de uno de los autores del atentado se la llevó una joven de unos 14 o 15 años. Cuando le preguntaron por qué se la llevaba, ella respondió que la bici era de su padre y que se la iba a devolver”.
Esa información interesó mucho a la Gestapo que llegó a la conclusión que probablemente la bicicleta tenía algo que ver con el atentado contra Heydrich, prosigue el historiador.
“El 3 de junio de 1942 todas las adolescentes del barrio de Libeň que tenían alrededor de 15 años fueron convocadas al llamado Palacio de Petschka, en las proximidades de la Plaza Venceslao, en Praga. Se les dijo que se pasearan con una bicicleta en la sala de cine local. Pero al final ninguna de las dos mujeres estuvo dispuesta o fue capaz de revelar algo. A lo mejor callaron que habían reconocido a esa niña. Jindřiška quedó entre las diez chicas que fueron seleccionadas como posibles cómplices, pero al final los nazis no lograron definir cuál de ellas era la culpable. Ese día terminó para Jindřiška con una gran victoria, porque no reveló nada y todo el tiempo permaneció muy tranquila. No dio señal alguna de que tuviera algo que ver con todo eso y aguantó el peligro y la presión ejercida por la Gestapo”.
La bicicleta de Kubiš tampoco fue descubierta. Del patio de la casa de los Novák se la había llevado más tarde Miroslav Piskáček, hijo de otro de los colaboradores de los paracaidistas. Mientras tanto Heydrich se encontraba hospitalizado tras haber sido sometido a una operación, y en el Protectorado de Bohemia y Moravia se estaba avecinando una nueva ley marcial.
La situación cambió totalmente al pasar unas dos semanas del atentado. El paracaidista Karel Čurda, uno de los miembros de la resistencia antinazi, reveló a la Gestapo información sobre su tarea y denunció a otros compañeros suyos. Eso llevó al fin de una de las organizaciones de la resistencia.
Según sostuvo Vojtěch Kyncl de la Academia de Ciencias checa, los padres de Jindřiška, al igual que ella y sus hermanos, fueron detenidos el 9 de julio de 1942.
“Sólo una de las hijas de los Novák no fue detenida, porque ya mucho antes rompió sus relaciones con el resto de la familia tras casarse con un alemán de los Sudetes. Los demás fueron ejecutados en el campo de concentración de Mauthausen, en el marco de una operación de liquidación directa de los colaboradores en el atentado. O sea que Jindřiška fue una de las víctimas de menor edad de la venganza de los nazis por el atentado contra Heydrich, sin contar a los niños asesinados de los pueblos de Lidice y Ležáky. Justamente, una niña de Ležáky tenía la edad de Jindřiška, así como las descendientes de otras familias enviadas a los campos de concentración y campos nazis para menores, ejecutadas como acto de venganza”.
A Jindřiška Nováková la recuerda en Libeň una placa conmemorativa y la Alcaldía local planifica levantar en ese barrio también un monumento, para acercar la historia de esa joven, como dijo el historiador Kincl.
“Considero que se trata de un proyecto importante, porque la historia de esa niña representa para nosotros un símbolo, de que incluso los más jóvenes se regían por altos valores morales y tenían una voluntad tan fuerte que lograron resistir a las más difíciles situaciones de sus vidas. Si no fuese por la denuncia de Karel Čurda, la organización Sokol de la resistencia hubiera sobrevivido probablemente el difícil período que siguió al atentado y la posterior muerte de Heydrich, pocos días después”.
El monumento a Jindřiška Nováková será instalado en octubre del próximo año en la calle Zenklova, en Praga, en el patio del colegio que lleva el nombre de Bohumil Hrabal y en el que Jindřiška había estudiado. El monumento, será un homenaje a las mujeres de todas las edades que participaron en la resistencia antinazi en Checoslovaquia.