Una de las experiencias más bonitas para mí ha sido enseñar a checos

Xavier Frías

El filólogo Xavier Frías lleva años colaborando con distintas universidades de la República Checa. Con una vida a caballo entre Praga y Madrid donde también es profesor de filología galaico portuguesa, este salmantino de nacimiento ha traducido también a distintos idiomas algunas obras checas.

Xavier Frías
Doctor en Filología románica, políglota y por si fuera poco también escritor en varias lenguas y traductor. Xavier Frías aterrizó en Praga hace ocho años para dar unas conferencias en la universidad y ya nunca rompió su relación con Chequia. Así lo resume Xavier.

“Fue una experiencia un poco casual. Me invitaron a dar un curso allá por el año 2001, en noviembre, un curso a través del lectorado de catalán de la Universidad Carolina de Praga. Y gracias a esa primera visita, después he continuado impartiendo cursos prácticamente todos a través del lectorado de catalán y en uno de esos cursos conocí a la que ahora es mi mujer que es checa y lo académico acabó en lo sentimental y ahí está la razón de porqué acabé en Chequia”.

Con un pie en España y otro en la República Checa ya que da clases en la Universidad a Distancia de Madrid pero su familia vive cerca de Praga, Xavier Frías puede observar mejor que nadie las similitudes y diferencias entre vivir en el oeste y el este de Europa. Asegura que a los checos hay que conocerlos a fondo para saber cómo son realmente y que entre España y Chequia hay más similitudes que diferencias.

Xavier Frías
“Chequia para mí es un país fascinante. Lo que ocurre es que cuando nos acercamos a él como latinos que somos, como mediterráneos, es un país que nos deja descolocados. Hay que conocerlo con mucho tiempo porque los checos no tienen nuestra mentalidad, aunque luego en el fondo sí tienen muchas cosas en común con nosotros. Yo era de la opinión de que los checos tenían mucho que ver con los alemanas cuando en realidad tienen más que ver con nosotros. Y la verdad es que cuando te integras las cosas se ven de otra manera, no tiene nada que ver el checo que uno se encuentra por la calle, sobre todo en Praga, en círculos bastante turísticos con el checo en casa, en familia, ese es un ser muy acogedor”.

En el ámbito docente, Xavier estuvo dos años dando clases de gallego en la Universidad de Pilsen, época de la cual guarda un grato recuerdo. Según dice, los checos son personas con muchas ganas de aprender y que ponen mucho empeño en conocer cosas nuevas.

“Académicamente los checos suelen ser bastante brillantes. Son gente que no tiene infinidad de prejuicios como tenemos nosotros, sobre todo por ejemplo con el tema de las lenguas. Un checo puede aprender catalán con todo el placer sin que para él suponga toda una serie de argumentos políticos que por ejemplo una persona en España pueda tener a la hora de aprender una lengua que no es la estatal. El checo puede ver beneficios económicos, beneficios culturales o simple mera curiosidad. Académicamente creo que los checos, al menos en el nivel universitario tal y como yo he tenido la experiencia de estar con ellos, son gente muy competente, muy motivada. Creo que una de las experiencias más bonitas y más interesantes que he tenido en mi carrera docente ha sido enseñar a checos”.

Xavier Frías
Xavier Frías es un enamorado también de la literatura checa. Tanto es así que los míticos cuentos checos de los autores Karel Jaromír Erben y de Božena Němcová, han sido traducidos de su mano al español. Y también varios poemas de autores checos que expone en su blog. Pero como escritor que es también tiene sus propios retos para el futuro.

“Me gustaría acabar de ver algún día una de mis obras traducida al checo, seguramente lo haga mi mujer. Me falta el editor que algún día se anime a publicar alguno de mis libros de relatos”.

Pero mientras tanto, Xavier sigue con su vida dividida entre la República Checa y España, con vuelos frecuentes y rutinas creadas a veces en la distancia que le permiten mantener unida Praga y Madrid a la vez que su familia y su trabajo.