Un libro analiza más de cuarenta periódicos checos y eslovacos en Argentina
En 2012, durante su trabajo como profesora de idioma checo, Vendula Hingarová descubrió una serie de diarios publicados por inmigrantes checoslovacos en Argentina. Lo que no imaginó en ese momento fue la notable cifra de esos periódicos fundados del otro lado del mundo, muchos de los cuales plasmaban los desacuerdos entre distintos grupos de la colectividad. Luego de varios años de lectura exhaustiva, acaba de salir el libro que recoge los resultados de aquella investigación.
Vendula Hingarová cuenta que la primera vez que se enteró de la existencia de los periódicos en lengua checa y eslovaca publicados en Argentina fue en 2012, durante su trabajo como profesora de checo en ese país, en el marco de un programa que se inició en 2004 y sigue vigente. Si bien cualquier persona interesada en el idioma puede participar de las clases de checo en varias ciudades de Argentina, en este caso puntual el descubrimiento de Hingarová fue resultado de cierto material que solían llevar a las clases los descendientes, a quienes les dedica especialmente la publicación de su flamante libro Česká a slovenská periodika v Argentině (La prensa checa y eslovaca en Argentina).
“Ellos me traían a las clases lo que tenían en casa como patrimonio o herencia de sus padres o abuelos, y como soy historiadora me llamó mucho la atención y les pedía más, y también enfocaba las clases para contar la historia inmigratoria de la familia de los alumnos porque era algo fascinante no solo para mí sino para el público checo”.
Hingarová se considera una profesora exigente y cuenta que, ya en el nivel inicial, les pedía a sus estudiantes una presentación que luego tenían que grabar e ir mejorando hasta intentar decirla, luego de unos seis meses, a la perfección. Pero asegura que también solía hacerse un tiempo en sus clases para comentar ese valioso material que le llevaban sus estudiantes, y afirma que hacerlo funcionaba para ellos como una especie de terapia ya que sentían la necesidad de contar las historias de sus familias. Por ese motivo, Hingarová creó algunas páginas web vinculadas a las historias de inmigración y empezó a presentar los trabajos de sus alumnos sobre muchos de esos periódicos que, tal como explica, tenían en común determinadas noticias vinculadas al terreno laboral (los inmigrantes solían ejercer distintos oficios) y algunas curiosidades o descubrimientos, ese tipo de información que no suele tener una fecha clara de vencimiento. Los primeros periódicos que conoció fueron Velehrad, un diario católico publicado en Temperley y el Nová Doba fundado por José Kotas. Ese fue el primer paso de una investigación realizada en la Facultad de Humanidades de la Universidad Carolina de Praga, cuyo resultado es el flamante libro que, desde hace algunas semanas, se encuentra disponible en librerías.
“Y ese fue el primer contacto y después de regresar a Praga armé un grupo de investigadores para conocer un poco más sobre las fuentes de origen checo o checoslovaco en Argentina, así que fuimos varias veces a Argentina y descubrimos que hay un archivo bastante amplio en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires con una enorme cantidad de esos periódicos porque los editores tenían que mandar un ejemplar obligatoriamente”.
La mayoría de esos periódicos no se encontraban disponibles en Chequia, especialmente los publicados durante la Segunda Guerra Mundial, aunque también aclara Hingarová que hay mucho material accesible en el archivo del Museo Náprstek de Praga. El libro La prensa checa y eslovaca en Argentina está dividido en dos: por un lado, una exposición cronológica del desarrollo de la prensa checa y eslovaca en Argentina en el contexto de lo que ocurría, por ese entonces, en ambos países. Por otro lado, una caracterización enciclopédica de cada uno de esos cuarenta y cinco periódicos, una cifra por lo menos llamativa que, en efecto, fue uno de los aspectos que más sorprendió a Hingarová durante la investigación.
“Es asombrosa tanta cantidad, nadie lo puede creer cuando digo que se hicieron cuarenta y cinco periódicos, aunque la mayoría no sobrevivió más de tres años, pero esa cantidad tiene que ver con que los valores culturales checos estaban asociados a la forma de escribir, tener un periódico era lo más alto y deseado para la colectividad y poder leer en checo en un país extranjero era una ayuda para los inmigrantes nuevos que, al llegar, buscaban información”.
De hecho, explica que los primeros periódicos salían sin los signos diacríticos y eran muy pocas las imprentas que podían incluirlos. Para la mayoría de los inmigrantes, sin embargo, resultaba suficiente poder leer algo en checo. Lo cierto es que una vez que apareció en 1907 Slavia, el primer periódico checo en Argentina, entre 1920 y 1940 surgieron varias decenas más de publicaciones similares. Según Hingarová, otro motivo que puede explicar esa cifra notable es la cantidad de desacuerdos entre los distintos grupos de la comunidad, como si estuvieran dirimiendo cierta forma de competencia en la prensa escrita. De hecho, en el libro se explica que algunos de esos diarios nacieron, sin ir más lejos, como respuesta a alguna publicación anterior. Incluso agrega Hingarová que, en años posteriores, se empezaron a escribir algunos artículos en español que, en cierta forma, tenían el propósito simbólico de tomar como árbitro al público argentino para resolver ciertos conflictos de la comunidad que, al parecer, persistían más allá de lo deseado.
“Después, por ejemplo, al inicio de la Segunda Guerra Mundial salió el periódico Checoslovaquia libre que luego cambió al nombre de Tábor y cuyo editor era un redactor del diario Crítica. Creo que ese tipo de artículos servían, de alguna manera, también a la prensa argentina para enterarse de lo que pasaba, pero no creo que los argentinos compraran la prensa de la colectividad”.
Si las publicaciones que aparecieron durante la Segunda Guerra Mundial solían hacer hincapié en los esfuerzos de la colectividad por resistir la ocupación nazi en Checoslovaquia, posteriormente los periódicos empezaron a reflejar otro tipo de conflicto que tenía que ver con la llegada a Buenos Aires de los nacionalistas eslovacos que, según indica el libro, publicaron a partir de 1947 una gran cantidad de periódicos.
“Es el conflicto que surgió entre checos y eslovacos a partir de la Segunda Guerra Mundial: Buenos Aires se convirtió en centro de exilio de los eslovacos partidarios de los separatistas que eran varios ex políticos o personalidades, intelectuales que colaboraban con la Eslovaquia independiente durante la Segunda Guerra Mundial y buscaron su exilio primero en Italia y después en Argentina. Y como eran intelectuales con diferentes ideas y opiniones esa fue la segunda ola del auge del periodismo checoslovaco o, mejor, en lengua eslovaca”.
Hingarová detalla que ese conflicto entre la idea de lo checoslovaco y lo eslovaco se plasmó con tal intensidad en la prensa que los eslovacos llegaron a publicar doce periódicos en tan solo diez años, pero lo curioso es que ese mismo conflicto también se daba en el interior de la comunidad eslovaca, sobre todo entre los campesinos y obreros que habían llegado antes de la guerra y los intelectuales. Lo interesante es que, en algún punto, profundizar en estos temas también le sirvió a Hingarová para entender algo que tenía que ver con la historia de su propia familia.
“Mi bisabuela se fue a Argentina y ella era eslovaca, y mi mamá cuando tenía cinco años visitó a su abuela que había dejado a sus hijos ya adultos, y ella recuerda que vivió medio año en Buenos Aires en el cincuenta y cinco o cincuenta y seis y ella siempre me contaba que a su abuela le daban pena los eslovacos y no lo entendía, y luego de estudiar más profundamente el conflicto en la comunidad eslovaca pues ya entendí que había algo muy fuerte que no les gustaba a los inmigrantes que llegaron antes de la Segunda Guerra Mundial”.
En la introducción de uno de los capítulos de su libro La prensa checa y eslovaca en Argentina, Hingarová emplea una metáfora según la cual podrían pensarse estos periódicos en términos de una maleta compuesta por algunos elementos esenciales, prácticos y listos para usar, pero también otros no tan urgentes que sirven para distraerse un tanto y recordar aquella tierra natal a la que, por mucho que se lo desee, quizás ya no se pueda volver. En todo caso, parte esencial del contenido corresponde, por supuesto, al lenguaje.
“Eso es interesante porque la voz propia de los inmigrantes checos o eslovacos no se nota tan fuerte en los periódicos porque la mayoría de los artículos que aparecían en la prensa de la colectividad checa en Argentina provenían de otras fuentes, otros periódicos o libros, así que había muy pocos artículos escritos por los redactores y editores en la misma Argentina”.
Hingarová agrega que los textos que realmente se escribían en Argentina eran muy pocos y solían ser noticias sobre la colectividad checa, actividades de los clubes y, sobre todo, anuncios y publicidades que, en su opinión, constituyen lo más interesante, incluso para los lectores de hoy porque, en ese espacio, suele encontrarse el verdadero lenguaje de los descendientes (a veces con algunas formas dialectales) luego del contacto con el idioma español. Es en esos anuncios y publicidades donde, en efecto, se advierte la lengua checo-argentina, el idioma de la colectividad.