“Un año después, sabemos que vamos a ganar la guerra”
A unos 20 kilómetros del frente, en la Comunidad Territorial de Komishuvaja, en la región de Zaporiyia, quienes no han abandonado el lugar, han aprendido a convivir con la guerra y los frecuentes ataques con misiles. Radio Praga Internacional visitó la zona.
Después de varios puntos de control en una de las carreteras que van de Zaporiyia hacia el cercano frente en el que se está decidiendo el futuro de Europa, se llega a la localidad de Komishuvaja, la más importante de unas 30 alrededor que se gestionan desde un pequeño ayuntamiento al lado de la carretera por la que hay un constante goteo de vehículos militares en una y otra dirección. El convoy de tres vehículos de la ONG Help to Ukraine pasa sin problemas todos los controles y es recibido en el lugar con abrazos de voluntarios y autoridades. No es la primera vez que lleva desde España material médico y alimentos. Se trata de uno de los lugares donde funcionan sus robots médicos.
Los edificios están en su mayor parte destrozados o ruinosos. Algunos solamente por el paso del tiempo y la falta de recursos, pero muchos otros, especialmente entre una fábrica de cartón y una pequeña central eléctrica, han quedado reducidos a escombros después de la visita de algún misil ruso hace poco.
El jefe del área, Yuri Karapetyan, reconoció para Radio Praga Internacional, que los primeros tiempos de la guerra fueron muy duros, pero luego se sintieron fuertes y respaldados.
“Ahora mismo estamos en la línea del frente, en una zona de combate activo. Al principio de la guerra, el enemigo atacaba cruelmente nuestro territorio. No entendíamos qué pasaba ni lo que iba a suceder. Tampoco sabíamos si íbamos a tener apoyo internacional. No sabíamos que teníamos que hacer. Ahora, un año después, sabemos que vamos a ganar la guerra. Todo el mundo nos apoya. Tenemos toda la ayuda necesaria para desarmar y sacudir al enemigo. Y ganar. Creemos que todo va a salir bien porque creemos en nuestro ejército. Conseguiremos la victoria gracias al apoyo de las naciones civilizadas”.
Karapetyan también se refirió a la ayuda recibida en concreto por parte de la República Checa a Ucrania desde que se inició el conflicto.
“Estamos muy agradecidos al pueblo checo y al gobierno de Chequia por la ayuda, de la que sabemos por internet. Sabemos que la ayuda ha sido realmente importante en términos de armamento para nuestras tropas. También damos las gracias por no habernos abandonado y haber acogido a nuestros refugiados, por haberles ayudado a adaptarse, proporcionarles todo lo necesario y porque ahora estas personas se encuentran en un lugar seguro”.
Caminando por Komishuvaja, es evidente que casi solo se ha quedado gente mayor o personas que no tenían ningún otro lugar donde ir, aparte de la Policía y los soldados, que van pasando en vehículos militares.
En Komishuvaja había una fábrica de cartón que fue literalmente reventada por un misil ruso. Uno de los vecinos que más cerca viven de la fábrica recordó aquel momento del ataque, cuya onda expansiva no dejó una ventana con cristal.
“Yo estaba aquí cuando cayó el misil. Había llegado en coche, salí y, de repente, cayó y se nos cayó todo encima. Gracias a Dios soy creyente y tengo que darle gracias porque seguimos vivos, en esta calle ha habido ya ocho bombardeos. Quiero agradecer toda la ayuda, a todos los voluntarios que vienen aquí al pueblo, a Ucrania… Que haya paz ya, que se acabe la guerra”.
También este vecino, a Serhii, hizo su valoración del año que lleva viviendo en una zona de guerra.
“Es duro, qué puedo decir… La gente sufre. En esta calle ha habido muchos ataques aéreos, ocho. Pero la vida sigue. Los niños crecen, no todos se han ido de aquí. La Comunidad Territorial funciona muy bien, nos ayuda con alimentos y con materiales para las casas después de los bombardeos. Ojalá todo termine pronto. Que nos ayuden todos los países a echar a los rusos, que no nos bombardeen más, y que acabemos con esa mafia rusa”.
De la fábrica de cartón no ha quedado nada que se pueda salvar. La pequeña central eléctrica, sin embargo, fue reparada, haciendo que la vida en Komishuvaja tenga al menos algo de normal.