Tomatito: “El flamenco es sabio. Lo que vale se queda y lo demás pasa de moda”
La leyenda de la guitarra flamenca Tomatito volvió a Praga con una vibrante actuación que incluyó homenajes a Paco de Lucía y Camarón. Sobre aquellos ídolos con los que tocó y revolucionó para siempre el género, habló Tomatito para Radio Praga Internacional.
“Vaya ciudad tan bonita que tienen”, dijo Tomatito en un momento de su concierto en el teatro Hybernia de Praga, ciudad en la que el guitarrista de Almería ha tocado ya “cuatro o cinco veces”, calcula. Son tantos años ya de carretera, tantos conciertos... Pero uno diría que Tomatito no deja de mejorar. Muchos de los asistentes coincidieron a la salida de esta última actuación que había sido el mejor concierto flamenco que habían visto nunca.
Además de Tomatito, otra guitarra acompañaba al maestro, un percusionista, dos cantaores y una bailaora. A cuál mejor. Dos veces se puso el teatro en pie para celebrar un espectáculo en el que están presentes momentos de toda la larga carrera del artista, según contó a Radio Praga Internacional.
“Cante, baile y guitarra. Mi espectáculo es un poco un paseo por mi música. Hago algún tema de un disco, un tema de otro… Incluso hacemos un tema que se lo dedicamos a Paco de Lucía que grabé con Michel Camilo en Spain Forever, que es Two Much, una balada, un poquito de todo… También hacemos algo de Astor Piazzola, una rumba, o La leyenda del tiempo, que nunca la hemos hecho aquí ni en ningún lado porque lo he montado ahora recordando a Camarón”.
En la carrera de Tomatito hay un antes y un después de Camarón de la Isla. El mayor mito que ha dado el cante flamenco en su historia, primero revolucionó el género junto a Paco de Lucía. Y cuando los caminos de Paco de Lucía y Camarón se separaron, apareció un jovencísimo Tomatito en el que el cantaor encontró un fiel escudero hasta su prematura muerte en 1992.
De esta manera trágica se inicia la carrera en solitario de Tomatito en la que ha cosechado todos los éxitos que alguien pueda imaginar. Premios Grammy, un Cesar, giras mundiales, actuaciones en el Carnegie Hall, condecoraciones, colaboraciones con otras estrellas no solo del flamenco y, sobre todo, mucho cariño y reconocimiento del público. Después de alguien como Camarón, ya no se planteó volver a ser el guitarrista de nadie, dice.
“No, nunca, nunca he querido hacer una pareja ya más. Porque Camarón me cogió desde muy niño, yo en Málaga tenía 15 años. Cuando luego me di cuenta, de más grande, de que tocaba a Camarón y que toqué con Paco de Lucía, que son mis dos ídolos y lo son para todos de mi generación, lo pienso y todavía me bloqueo un poco, como diciendo: ‘¿Es verdad o no?’. Sí, de verdad que sí. Para mí ha sido un privilegio. Yo ya he cumplido con estar con ellos dos”.
En Praga sonó en esta ocasión La leyenda del tiempo, como mencionaba Tomatito. La canción, con versos de Federico García Lorca, era la que abría el disco así llamado de 1979 después del que nada volvió a ser igual en el flamenco. No es que fuera la primera vez que se colaban guitarras y bajos eléctricos, baterías o teclados en el flamenco, pero en esta ocasión se había atrevido la gran referencia, la estrella de un género que se había caracterizado siempre por su conservadurismo, provocando un auténtico terremoto. Pocos de sus fieles lo entendieron y las críticas fueron inmisericordes, por no hablar de las ventas. Hoy en día se considera una obra maestra, pero había que estar en los ensayos cuando se preparaba el disco con Kiko Veneno y Rafael y Raimundo Amador, cuenta Tomatito, que no veía nada claro el experimento.
“Yo era muy jovencito, con 18 años, pero cuando escuchaba las canciones que traían, cantadas por los compositores, para mí, dicho sea entre comillas, era tan feo eso, que me decía: ‘Madre mía, ¿qué vamos a hacer aquí?’. Pero Camarón me decía: ‘No, no, luego ya le damos nuestro toquecito y eso y verás tú. Tú le haces los acordes y yo también…” Y efectivamente, luego lo escuchabas en la voz de él y decías: ‘Oh, qué bonito, qué nuevo, qué abertura al flamenco’, ¿no?”
Pero las críticas fueron duras y Camarón le dijo a su productor que el próximo disco sería solo de “guitarra y palmitas”. Pero creía y defendía aquella obra, tan distinta a todas las demás, dice Tomatito.
“Camarón escuchaba (las críticas), pero si le gustaba la cosa lo hacía y ya está. Paco (de Lucía) me dijo una cosa: ‘Yo no he visto un músico sin saber música que sepa tanto”. Era un privilegiado y un genio, y claro, genios hay muy pocos, y uno era él”.
Han pasado casi 45 años de aquel disco que abrió la puerta a toda clase de experimentos con el flamenco. Después de aquello, ya nadie corría tanto riesgo. Y el flamenco ha evolucionado, también se ha fusionado y se puede encontrar en los sitios más insospechados. Tomatito, uno de los que pusieron aquella semilla, siempre ha sido en realidad alguien ligado a la mejor tradición. ¿Qué piensa sobre esa evolución a día de hoy?
“La música, como el flamenco, siempre está viva. Y yo siempre he dicho que la música, el género flamenco, es sabio. Se puede innovar, pero como es sabio lo que vale se queda, y lo que no, se quedará como una moda. Saldrá pero no se hará más y ya está. Por lo menos me consuelo con eso”.
De hecho, es que ni siquiera todo a lo que se dice flamenco tiene por qué serlo.
“Creo yo que cuando se sale de la tradición con sus apuestas y sus armonías nuevas, etcétera, pues está bien. Pero si tú no tienes la base y no huele a flamenco, es de todo menos flamenco. Pero, bueno, es mi opinión personal”.
Igual que pasó con La leyenda del tiempo, serán los años los que pongan todo en su lugar, también en el flamenco, que considera inmortal.
“Igual que hoy se llevan los pantalones de tubo, pues bueno, pero sí mañana aparecen los de campana otra vez, ¿te los pones? Pues claro que sí. Pues eso es lo que creo yo que no vale. Y lo que vale se quedará para siempre. Paco (de Lucía) trajo el cajón de Perú, fue el que puso el cajón en el flamenco, antes existían los bongos para las rumbas, las palmas, las mesas y poco más. Y él trajo el cajón y ya se quedó. ¿Por qué? Porque vale para el flamenco y creo que ha hecho una labor buena y la está haciendo. Pues ya está”.
Mucho ha llovido desde aquella época irrepetible llena de romanticismo en la que artistas como Camarón, Paco de Lucía y Tomatito terminaron abriendo fronteras a un género que cuando ellos empezaban era puramente andaluz y de gitanos. Desde humildes patios de vecinos en los que la juerga y el baile no se acaba nunca hasta prestigiosos festivales de jazz y ceremonias de entregas de premios. Imposible no ser nostálgico, dice Tomatito.
“Sí, claro que sí. Cuando nos acordamos de la época esa, hablamos de una época preciosa: estaban todos bien, jóvenes, fuertes, y estaban haciendo flamenco. Entonces, claro, al ver todo eso y vivir la última época de los mayores de la otra época… Madre mía, qué bonito, qué bonito… Qué formas, qué limpieza, como digo yo, qué almas más limpias. Aquellas fiestas, porque cuando se juntaban, era como una fiesta en la que cada uno hacía lo que sabía y lo que podía y aprendíamos unos de otros”.
Tomatito llegó a Praga en esta última ocasión como parte del programa del festival Jazz Meets World y gracias al apoyo del Instituto Cervantes de Praga.
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