Terremoto político tras las elecciones

Petr Tluchoř, David Vodrážka, Petr Nečas (el Partido Cívico Democrático) y Karel Schwarzenberg, Petr Gazdík, Miroslav Kalousek (TOP 09), foto: ČTK

Los resultados electorales han dejado tras de sí numerosas conclusiones y consecuencias que cambian por completo el panorama político del país. La nación expresó con particular claridad lo que quiere y lo que no. Mientras se perfila un Gobierno de colación de centro-derecha, las dimisiones se han ido sucediendo en casi todos los partidos.

Václav Klaus,  foto: ČTK
“Las elecciones han sido un terremoto político. No han dejado títere con cabeza”, dice el presidente checo Václav Klaus este lunes en el diario Lidové Noviny. Si bien se esperaba mayor igualdad entre partidos que en citas anteriores, ningún sondeo fue capaz de anunciar durante la campaña electoral la debacle sufrida por las dos principales formaciones del país, el Partido Cívico Democrático y el Partido Socialdemócrata. Si bien continúan siendo los más votados (los socialdemócratas obtuvieron el 22,1 por ciento de los votos y los cívico-demócratas el 20,2) la presencia entre ambos en la próxima Cámara de Diputados se reduce en una tercera parte.

El fuerte ascenso de dos nuevos partidos, el neoliberal y conservador TOP 09 y el centrista Asuntos Públicos, además de confirmar el deseo de cambio en el electorado checo, hace imposible la llegada al Gobierno del partido más votado.

Jiří Paroubek,  foto: ČTK
Consciente de ello, el líder socialdemócrata, Jiří Paroubek, cariacontecido, anunciaba el sábado la victoria electoral, paradójicamente a la vez que la derrota, y presentaba su dimisión.

“Hemos perdido, como partido, pero lo peor es que hemos perdido el interés de la gente corriente. Como ocurre en democracia, la gente ha elegido la dirección en la que debe ir el país, y yo lo respeto. En consecuencia, la conclusión personal que saco es mi decisión de dejar el cargo de presidente de la Socialdemocracia en los próximos días”.

Por su parte, el candidato cívico demócrata, Petr Nečas, se perfila como nuevo primer ministro del próximo Gobierno de coalición, lo que endulza el haber perdido 15 puntos con respecto a las anteriores elecciones.

Petr Nečas,  foto: ČTK
A Nečas, en su discurso post electoral, no le pasó inadvertido ese hecho, ni tampoco cómo se desarrollará la política económica del país a partir de ahora con sus previsibles socios.

“Hemos recibido una advertencia. Somos conscientes de que debemos cambiar mucho para recuperar la confianza del electorado. Los cambios en el Partido Cívico Democrático tienen que continuar. Añadir que estamos preparados para formar rápidamente y con mucha energía una coalición de responsabilidad presupuestaria. Es lo que necesita el país. La gente ha votado un Gobierno que acabe rápidamente con el déficit”.

El mismo análisis de cambio lo interpretó el jefe cívico demócrata de Praga, Pavel Bém, que presentó su dimisión tras perder en la capital ante el fuerte apoyo que recibió TOP 09. Un éxito del partido de Karel Schwarzenberg que le lleva en su primera cita con las urnas a convertirse en la tercera fuerza del país, dejando por primera vez como cuarta a los comunistas, que sin embargo son el único partido de los habituales que no pierde escaños con respecto a 2006.

Ondřej Liška,  foto: ČTK

Pero mucho más que los comunistas tienen que lamentar el Democristiano Partido Popular y los Verdes. De formar parte del Gobierno de coalición surgido de la anterior cita electoral han pasado a no obtener siquiera el mínimo necesario para estar representados en el Parlamento. El líder democristiano, Cyril Svoboda, también se despidió de su cargo el sábado, y el verde Ondřej Liška se lo está planteando.

Todas estas despedidas y dimisiones, que se unen a la del antiguo líder cívico demócrata, Mirek Topolánek, durante la campaña electoral, hacen que las elecciones de 2010, dejen contra pronóstico un panorama político renovado. Tantos cambios han provocado incluso uno demográfico en la Cámara Baja, en la que habrá más mujeres, casi la tercera parte del total, y se reduce la edad media de los diputados.