Se cumple un siglo de los primeros colonos checos en el Chaco argentino

Sede de la Unión Checoslovaca, foto: Marcelo Ruffino

El pasado 16 de abril se cumplieron 100 años de la llegada de los primeros pobladores checos a la ciudad argentina de Presidencia Sáenz Peña. Con motivo del aniversario, la comunidad de descendientes de checos celebró una semana de festividades que contó con la presencia de conjuntos musicales de su Moravia ancestral.

Presidencia Sáenz Peña,  foto: Pertile,  Wikimedia CC BY-SA 3.0
La ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, en la provincia argentina de Chaco, fue fundada en 1912 y, un año más tarde, el 16 de abril de 1913 se asentaron en la población sus primeros colonos checos: Pedro Sasvata y Juan Novotný. Estos supusieron la punta de lanza para el establecimiento de una importante comunidad checa en la ciudad, procedente en su mayor parte del pueblo moravo de Velké Bílovice, de donde emigró incluso el intendente municipal.

El detonante fue el reparto de tierras que empezó a realizarse en la recién fundada población, y que atrajo a Pedro Sasvata, que tenía la intención de iniciar en Argentina el cultivo del algodón utilizando las técnicas que había aprendido en Texas, donde había pasado varios años.

Sede de la Unión Checoslovaca,  foto: Marcelo Ruffino
Pronto hubo en Sáenz Peña toda una “sucursal de Velké Bílovice en el extranjero”, como bromeaban los colonos. Contaban con la Sociedad se Socorro Mutuo Slavia, que hacía de hotel, caballeriza, hospital y centro de la vida social, con su propia escuela (actual sede de la Unión Checoslovaca), una cooperativa y dos clubes deportivos: Sokol y Morava. De las tierras checas no llegaron solo agricultores, sino también artesanos, periodistas e incluso fotógrafos.

Se trató aún así de comienzos duros, como narra una de sus descendientes Rosa Handl.

Rosa Handl  (en el centro),  con Václav Klaus y Livia Klausová,  foto: Archivo de Rosa Handl
“Tuvieron que talar el monte, desmalezar para poder comenzar con la siembra del algodón. En un principio todos los emigrantes tuvieron el mismo problema con las herramientas porque no se conseguían. Por tal razón estaban obligados a fabricarlas. Los inmigrantes tuvieron que afrontar tiempos difíciles, cavar pozos a profundidades extremas a veces si conseguir el agua, vivir en ranchos enchorizados (es decir, hechos con barro y paja), luchar con las terribles mangas de langostas que asolaban los cultivos y diezmaban las plantaciones, la lagarta rosada, una oruga que destruía los capullos verdes, los años de sequía, el viento norte abrasador…”

El grupo de música folklórica Hrozen,  foto: Archivo del grupo
Un siglo después, los descendientes de aquellos primeros colonos checos, agrupados en torno a la Unión Checoslovaca, celebraron el centenario mediante seis días de actos públicos y festividades entre las que destacó una función teatral, la presentación del libro ‘Chaco, tierra de esperanza’ y las actuaciones de los grupos de música folklórica morava Lalia y Hrozen, que vinieron de Velké Bílovice para la ocasión.

Los lazos entre ambas poblaciones son de hecho todavía muy firmes, especialmente desde el establecimiento de un convenio de colaboración en 2009 y la creación de la asociación cultural Chaco Checo. La comunidad checoslovaca de Sáenz Peña recibe además un cuidado especial desde el otro lado del Atlántico, según explica Rosa Handl.

Foto: Emmanuel Cigos,  YouTube
“Tuvimos ayuda económica también de los dos países: de la República Checa y de la Eslovaca. Pudimos reconstruir nuestro museo. Vendría a ser el pensionado que era para los chicos, que vulgarmente se llamaba escuela checa. Ahí tenemos un museo, es el primer museo checoslovaco de América del Sur. Reconstruimos nuestro escenario, antes teníamos uno chiquito ahora tenemos uno muy lindo, muy grande. Nos llena de satisfacción porque ahí trabajamos todos. Hicimos una cocina, un quincho, y ahora reconstruimos la parte exterior. Tenemos muy buena relación con las embajadas”.

Presidencia Sáenz Peña,  foto: Pertile,  Wikimedia CC BY-SA 3.0
La Unión Checoslovaca ofrece clases de checo, en parte gracias a profesores enviados por el ayuntamiento de Velké Bílovice, y organiza también cursos de cocina tradicional checa. La organización dispone de un coro de 15 miembros, un grupo de teatro y del conjunto de danza tradicional Moravanka, que cuenta con unos 40 miembros.