Salas de cine checas cumplen 100 años
Los checos celebrarán este sábado el centenario de la fundación de su primera sala de cine. Después de todos estos años de existencia, las clásicas salas de cine checas afrontan una dura competencia de los multicines.
Los aficionados al séptimo arte se reunirán este sábado en el cine Lucerna, el más antiguo del país, para celebrar el centenario de las salas de cine checas. Jan Jíra, organizador del evento y miembro de la sociedad de promoción de películas Cinemart, es un verdadero aficionado del celuloide y de los cines tradicionales.
"Voy al cine desde hace 65 años. La primera película la vi cuando tenía apenas cinco años y me acuerdo que fue el cuento de hadas Blancanieves. Desde hace 45 años me dedico a esto profesionalmente. Primero abrí un club de cine en Louny, después, en 1965, gané el concurso para el puesto de presidente de la Asociación de Cines Checos y entonces supe que era la profesión de mis sueños", dijo Jíra.
La historia de las salas de cine checas se remonta al 15 de septiembre de 1907, cuando Dismas Slambor, alias Viktor Ponrepo, realizó la primera proyección cinematográfica en la Casa del Lucio Azul, en el centro de Praga.
"Ponrepo fue prestidigitador y artista que viajaba con su teatro mágico por toda Bohemia. Cuando a finales del siglo XIX apareció el nuevo fenómeno, la cinematografía, no dudó en solicitar la licencia y la obtuvo en 1906", explica el historiador Pavel Taussig.
Taussig cuenta además que el desarrollo de los cines llegó al país con bastante retraso, en comparación con el resto de Europa. Mientras que Viena contaba en 1914 con 123 cines, los checos tenían tan sólo 14.
La época de oro de los cines checos tuvo lugar en la década de los 60. En 1965 se registraban en el país 3.710 cines. Desgraciadamente, su número ha ido disminuyendo poco a poco y hoy no quedan más de 500.
Y es que los cines tradicionales afrontan actualmente la amenaza de los multicines que ofrecen a los espectadores un mayor confort, una proyección de buena calidad técnica y una amplia oferta de servicios complementarios.
No obstante, Jan Jíra sigue siendo optimista en cuanto al futuro de los cines clásicos, porque según él a los multicines "les falta lo fundamental, que es el espíritu de compañerismo que se vive en los cines tradicionales".