República Checa se muestra cautelosa ante una nueva política energética y de cambio climático
Con el conflicto de Ucrania como fondo, los jefes de gobierno europeos se reúnen en Bruselas para debatir, entre otros puntos, una política energética y de cambio climático. En la discusión existe un enfrentamiento frontal entre los países que respaldan un acuerdo ambicioso y los que, como República Checa, piden un enfoque más cauteloso y simple.
La agenda de esta reunión, que tiene lugar este jueves y viernes, incluye entre sus puntos el debate sobre el cambio climático y medidas energéticas, lo que no agrada demasiado a las empresas de este sector. Además, la Comisión Europea pretende cumplir sus preceptos hasta 2030 con el objetivo de frenar el calentamiento global.
Mientras tanto, las compañías de energía y los principales usuarios, como la industria pesada, se mantienen expectantes ante la toma de decisiones. Las primeras, buscan medidas que activen el mercado energético y frenen el impacto de la llegada de la energía renovable barata y el trastorno que su producción pueda causar. Por su parte, los usuarios buscan un alto en la subida de los precios de la electricidad que, según ellos, está obstaculizando su competencia con las empresas no comunitarias.
En términos generales, Alemania encabeza una coalición de países que respaldan la petición de la Comisión Europea de una reducción del 40% en las emisiones de carbono en relación a 1990, la cuota de 27% de producción de energía renovable en toda la UE y los nuevos objetivos de ahorro y eficiencia energética.
A comienzos de marzo, el Ministerio alemán de Economía y Energía anunció que otros 12 países de la UE se habían unido para expresar su apoyo a los nuevos objetivos medioambientales.Por su parte, la República Checa pertenece al segundo grupo que coincide en la reducción de las emisiones de carbono pero no admite la cuota en relación a las energías renovables. Los responsables políticos del gobierno checo no olvidan la mala experiencia con el boom de la energía solar.
La posición de Praga es compartida por los socios de Europa Central: Eslovaquia, Polonia y Hungría. La razón es que el PIB de estos países es más dependiente de la producción industrial que el de otros países de la UE.
Cuando el polvo se asiente al final de la reunión este viernes, el panorama podrá ser un campo de batalla o la perspectiva de un compromiso. Sin embargo, la Comisión no espera un acuerdo antes de octubre, lo que dará pie a numerosos argumentos durante los próximos meses.