Regla número uno: sacarse siempre los zapatos
Lo primero que le llama la atención a un hispanohablante cuando visita un hogar checo es que todas, absolutamente todas las personas se sacan los zapatos y andan por casa en pantuflas, en calcetines o, incluso, a pie pelado.
Si un extranjero tiene el privilegio de visitar un hogar checo, debería acatar la regla de oro de todo huésped, de sacarse siempre los zapatos al entrar en una vivienda local.
Los checos son los campeones mundiales de andar por casa en pantuflas y hasta las coleccionan y tienen muchos pares en caso de recibir visitas, pero de no ser así, el visitante está obligado a quedar en calcetines.
Esto puede parecer extraño y hasta extravagante a alguien de una cultura latina, donde quedar descalzo es impensable, un acto de último momento, muy íntimo.
Las razones que se esgrimen para tal conducta son muchas. La principal es mantener la higiene y la limpieza del hogar. También hay que tomar en cuenta la comodidad. Un factor determinante son los largos inviernos checos, todo cubierto de hielo durante meses, y lo inconveniente de que ese hielo entre en casa, pegado a los zapatos.
Le preguntamos a otro latinoamericano que lleva muchos años viviendo en Praga, Emanuel, estudiante de historia. ¿Qué opinas de la costumbre checa de sacarse siempre los zapatos y usar pantuflas en casa?
"Es una costumbre que, obviamente, tiene sus conveniencias, porque uno no trae el polvo a casa, no mete el agua, el barro. Pero por otro lado es un poco extraño porque uno se siente desnudo, le despojan de una parte de la vestimenta al entrar en una vivienda. Culturalmente, entonces, tiene connotaciones extrañas. También tiene el inconveniente de que si las medias de uno no están del todo nuevas, pues puede ser un poco vergonzoso", cree Emanuel.
Así que ya lo saben, amigos: si visitan un hogar checo, es mejor sacarse los zapatos. De lo contrario, pueden pasar por maleducados e irrespetuosos.