Región de Vysočina: Gustav Mahler, el genio sin hogar
Gustav Mahler fue compositor y director de orquesta austro-bohemio, destacó como director de la Ópera de Viena y de la Ópera Metropolitana de Nueva York. Les presentamos a uno de los hijos de la Región de Vysočina más conocidos a nivel mundial.
“Me siento un triple exiliado: como checo entre los austriacos, como austriaco entre los alemanes y como judío en el mundo entero”. Con esta cita comienza la monografía de Gustav Mahler, escrita por el francés Henry-Louis de La Grange.
Gustav Mahler nació en una familia judía de habla alemana en la localidad de Kaliště, cerca de la ciudad de Humpolec. A edad temprana, sus padres se mudaron a Jihlava, donde creció en un ambiente religioso y lingüístico heterogéneo. Desde niño, Gustav mostró un talento musical insólito y aprendió a tocar piano, un regalo de su abuelo. La cultura musical de la ciudad de Jihlava y de toda la región se refleja en su obra, señaló para Radio Praga Internacional el profesor Jiří Štilec, fundador de la Sociedad Gustav Mahler y miembro del cuerpo docente de la Academia de Artes Escénicas de Praga.
“Le rodeaba la música folklórica y militar, probablemente se trató de música checa o alemana. Y eso fue importante en sus obras. En sus sinfonías se pueden escuchar varios elementos, señales de la música militar”.
Sinfonías con un toque fílmico
El talentoso joven estudió en el Conservatorio de Viena. Además, estudió filosofía, historia e historia de la música en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Viena. Su obra sinfónica empezó a ganar fama especialmente por la promoción del director estadounidense Leonard Bernstein, y también gracias a la película Muerte en Venecia (1970), del director italiano Luchino Visconti, que incorporó en su película la música del Adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler. Un toque fílmico se refleja en toda la obra de Mahler, opina Jiří Štilec.
“La invención melódica y la harmonía son muy especiales, y el sistema de composición es como si fuera fílmico, aplica cambios con partes muy contrastantes”.
Gracias a su renombre en el mundo de la música, Mahler llegó a ocupar los puestos de director artístico de la entonces Ópera de la Corte de Viena y de director titular de la Filarmónica de Viena al mismo tiempo en 1897. Su nombramiento estuvo condicionado, tuvo que convertir al catolicismo, lo que aceptó sin mayor problema, ya que no se sentía judío ortodoxo. Según las memorias de su esposa Alma Mahler, el compositor se vio influido por el misticismo católico. Mahler tuvo que enfrentar durante su vida varios ataques de los antisemitas.
Mahler y el idioma checo
La Ópera de Viena experimentó una enorme prosperidad bajo la gestión de Mahler. No obstante, el director no pudo evitar las intrigas y fuertes críticas por preferir su propia actividad musical ante la dirección de la institución. Entonces era percibido como un director de orquesta excéntrico e intransigente que no soportaba la falta de profesionalismo de sus músicos.
En Viena se le conocía como el "fantasma de la ópera". Finalmente, decidió aceptar una oferta en Estados Unidos y más tarde llegó a ser el director de la Ópera Metropolitana de Nueva York. En este puesto contribuyó significativamente a la difusión de la música checa, organizando en 1909 el estreno de la ópera La novia vendida, del checo Bedřich Smetana, con la renombrada soprano checa Ema Destinnová. Gustav Mahler mostró gran fascinación por la música clásica checa, y frecuentemente interpretaba obras de Smetana en sus conciertos. Algunos musicólogos pusieron en tela de juicio si Gustav Mahler, nacido en el seno de una familia de origen alemán, dominaba el idioma checo, apunta el profesor Štilec.
“Cuando recibió la partitura para piano de Jenůfa, del compositor checo Leoš Janáček, dijo que no era capaz de evaluar el idioma, ya que no lo entendía. No obstante, su amigo Josef Bohuslav Foerster, con quien pasó mucho tiempo en Hamburgo, anotó en sus memorias que cuando Gustav Mahler recibió otra partitura, corrigió algunas traducciones y dijo que no era una buena traducción, así que fue evidente que hablaba un poco checo. Además, su padre hablaba checo”.
Las obras de Gustav Mahler se caracteriza como las más importantes del posromanticismo. Junto con el compositor alemán Richard Strauss son considerados como compositores transicionales, creando un puente entre las sinfonías románticas y los inicios de la modernidad musical, y poniendo base a la música moderna del siglo XX. La obra de Mahler no es voluminosa, ya que tenía tiempo para componer solamente durante las vacaciones de verano. En la actualidad, Mahler es uno de los compositores más interpretados del mundo. Acabó un total de nueve sinfonías, una se quedó sin terminar.
Cuando Mahler regresó de Nueva York a Viena en 1911, los médicos le diagnosticaron una enfermedad cardíaca estreptocócica, que no tenía cura en aquella época. Gustav Mahler falleció el 18 de mayo de 1911 a la edad de 51 años.
El legado de Mahler en el mundo
Gustav Mahler es recordado anualmente en el festival de música Mahler Jihlava – La música de miles (Mahler Jihlava – Hudba tisíců), y también en otros lugares, como su pueblo natal Kaliště, donde los visitantes pueden hacer un recorrido por el camino de Gustav Mahler y visitar su casa natal. El profesor Jiří Štilec ha contribuido decisivamente a revivir el legado de Mahler, desempeñando un papel fundamental en la restauración de su casa natal, que ahora sirve como casa de huéspedes, restaurante y sala de conciertos. Por su parte, la casa de Gustav Mahler en Jihlava muestra su vida, obra y el ambiente de época en que vivió en el lugar.
Un museo dedicado a Mahler se encuentra en Hamburgo, Alemania, y hay varios monumentos conmemorativos situados en los Alpes austríacos e italianos, donde el músico solía veranear. En las Montañas Rocosas de Estados Unidos se encuentra el Monte Mahler, en honor al artista.
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