Presidente Klaus molesto por el apoyo de embajadores al Prague Pride
El presidente de la República, Václav Klaus, expresó su indignación por el apoyo manifestado al desfile del orgullo gay por más de una decena de embajadores de Europa y América. El mandatario considera que se trata de una intromisión en los asuntos internos del país.
El presidente de la República, Václav Klaus, calificó de “intromisión sin precedentes en el debate político interno del país” el hecho de que los embajadores de 13 países europeos, EE.UU. y Canadá firmaran una carta en apoyo del desfile gay.
Ladislav Bátora, funcionario público y miembro de una formación ciudadana radical, entregó cartas de protesta en la embajada de EE.UU., y en la Alcaldía de Praga.“El alcalde es del Partido Cívico Democrático (ODS), formación que siempre hemos considerado de corte conservador. En caso de que el alcalde fuera socialdemócrata o comunista, es muy posible que no entregaría ninguna carta de protesta”, indicó el funcionario.
Ladislav Bátora, polémico funcionario del Ministerio de Educación, sospechoso de apoyar a grupos de extrema derecha, indicó que el apoyo expresado por el embajador de EE.UU., Norman Eisen, le convertía en una especie de participante de la actividad.El mandatario Václav Klaus explicó que está molesto con los diplomáticos, porque la críticas no han sido dirigidas contra la actividad como tal, ni se ha puesto en duda el permiso para la celebración de la misma, el debate gira en torno al hecho de que se realice bajo el auspicio del alcalde mayor de Praga, miembro de un partido conservador.
Joe Pennington, el segundo diplomático de mayor rango en la embajada de EE.UU., sostuvo que era lamentable que haya personas, incluso en cargos oficiales, que defiendan posiciones ajenas a la mayoría de los miembros de la sociedad checa.Los organizadores insisten en que es un encuentro a favor de la tolerancia, con una serie de actividades culturales, conciertos, exposiciones, conferencias, carnaval y eventos deportivos. Niegan que se trate de una acción de presión política, como han insinuado algunos detractores de la actividad.