Preocupación entre artistas y periodistas checos por la libertad de expresión en Eslovaquia
Representantes de la cultura checa se pusieron de lado de sus compañeros eslovacos, que se enfrentan a cambios radicales promovidos por el Gobierno. Éstos afectan también los medios de comunicación públicos, como la Radio Eslovaca, que pasaron a las manos del Estado. Periodistas hablan de censura y recuerdan las prácticas comunistas de los años 70.
Los artistas checos se pusieron de lado de sus colegas en Eslovaquia, país hermano de la República Checa. Varias instituciones culturales se enfrentan estos días a cambios radicales promovidos por la ministra de Cultura, Martina Šimkovičová, por los que sus empleados se quedan sin trabajo.
Los dos casos más llamativos fueron la despedida del director del Teatro Nacional Eslovaco, Matej Drlička, y de la directora de la Galería Nacional Eslovaca, Alexandra Kusá, la semana pasada.
El director de cine checo Břetislav Rychlík, no obstante, dice que lo que se ve es solo la punta del iceberg.
“Lo que vemos nosotros son solo los altos cargos, el Teatro Nacional Eslovaco, la Galería Nacional Eslovaca… Pero luego hay personas en las regiones que son eliminadas de una forma despreciable. Si ganan un concurso para dirigir otra institución, el empleador anterior manda una carta para decir que no contraten a esa persona”.
El Consejo de Galerías de la República Checa publicó una declaración en protesta contra la destitución de Kusá, sosteniendo que su despido va en contra de los principios democráticos del desarrollo social y que amenazaba el avance libre de la empresa. Según los galeristas checos, Kusá convirtió la Galería Nacional Eslovaca en una institución de renombre internacional que inspira también la cultura checa.
La ministra Šimkovičová, por su parte, acusó a Kusá de corrupción, recriminándole también que expone “pocos artistas eslovacos” o “no tiene la bandera de Eslovaquia en la fachada”.
Así, los artistas checos proponen establecer un fondo cultural checo-eslovaco que brinde ayuda a los eslovacos o una plataforma libre de expresión, según dijo otro cineasta, Jan Hřebejk.
“Quiero expresar mi solidaridad con las personas que podrían perder su trabajo por culpa de esto. Otras personas pueden tener miedo y dudar si contratar a alguien o no. Estamos aquí para asegurarnos de que en la República Checa ofrecemos trabajo o, al menos, un espacio para expresarse”.
“Abrí la puerta en bata y había dos hombres de cien kilos y una mujer del Ministerio de Cultura que me entregó la notificación de mi despido. Los años 70 están de vuelta y la Policía del Estado entrega malas noticias a domicilio”, describió el ya exdirector del Teatro Nacional de Eslovaquia, Matej Drlička, cómo fue su despido, comparándolo con las prácticas del régimen comunista en la época de la conocida como normalización.
Posteriormente, el diario SME advirtió de que Drlička había sido invitado a la Televisión Eslovaca para una entrevista tras su destitución. La dirección de la Televisión, sin embargo, suspendió en el último momento la emisión en vivo del programa.
Hace un mes, la coalición gubernamental eslovaca cambió la ley sobre los medios de comunicación públicos. Así, la radio y televisión públicas cambiaron su nombre y, prácticamente, fueron nacionalizadas. La periodista eslovaca Zuzana Kovačič Hanzelová, del diario SME, describió para la Radio Checa que los periodistas se enfrentan a una presión muy grande.
“Muchos comentaristas y contrarios al gobierno sostienen que recuerda a la normalización. Yo no la viví, pero me la imagino así. Tenemos ya noticias sobre reportajes en la Televisión Eslovaca que fueron censurados. Pero a nadie le sorprende porque con esta intención crearon la nueva Televisión y Radio Eslovaca. La presión a los medios es enorme, también en los medios privados. Vemos ataques contra periodistas, tenemos ministros con equipos de gente que persigue y amenaza a los periodistas”.
La semana pasada, la Radio Checa cortó cualquier colaboración con la Radio Eslovaca. La Radio Checa expresó su preocupación por que la dirección y el programa de la Televisión y Radio Eslovaca pudieran estar influidos políticamente. “La desaparición forzada de la Radio y Televisión de Eslovaquia y la creación de la Televisión y Radio Eslovaca la consideramos una medida con finalidad especial y el primer paso hacia la nacionalización de la emisora pública”, dijo el jefe de la comunicación de la Radio Checa, Jiří Hošna.
Así, los oyentes eslovacos, por ejemplo, se pierden los reportajes del corresponsal de guerra de la Radio Checa en Ucrania, Martin Dorazín, que podían escuchar diariamente. Los periodistas eslovacos expresaron su preocupación de que la guerra en Ucrania se quede en Eslovaquia sin cobertura, ya que no tienen su corresponsal en la región.