Plešivec: Detrás de cada árbol se oculta un fantasma

Plešivec

Plešivec es uno de los montes más majestuosos de la sierra de Brdy que se extiende al sudoeste de Praga. El visitante que sube a su cima lo hace con el corazón un poco encogido. Sabe que está pisando un terreno poblado por poderosos espíritus ya que Plešivec es apodado "el Olimpo de la sierra de Brdy". Detrás de cada árbol puede surgir el mágico dueño de Brdy, Fabián, o la graciosa reina de las serpientes.

Plešivec se alza sobre el valle del riachuelo Litavka como un majestuoso y arbolado macizo de cuarcita. Tiene dos cimas- la más alta alcanza una altura de 654 metros.

Ninguno de los montes de Brdy está rodeado de tantas leyendas como Plešivec. Es un lugar maravilloso, poblado, según la fantasía popular, por diversos seres mágicos. Cuando subimos a la cima del monte pasamos por un lugar llamado " El Jardín de Fabián", donde el poderoso señor mágico de la sierra de Brdy, Fabián, cultiva plantas medicinales milagrosas. Hasta durante los inviernos más crudos arde en Plešivec su hoguera y los animales del bosque acuden para calentarse.

Litávka,  foto: Archivo de Radio Praga
Nuestros antepasados necesitaban una buena dosis de coraje para atreverse a subir a Plešivec. Una leyenda narra que sobre el monte volaba un dragón con grandes alas que había devorado a más de un niñito.

Nosotros emprendimos la subida al monte Plešivec después de bajar del tren en la pequeña estación de Rejkovice. La cima del monte dista tres kilómetros. Afortunadamente, el día era soleado. En un día de niebla y baja visibilidad no me atrevería por nada de este mundo a internarme en los bosques de Plešivec, "Olimpo de la sierra de Brdy".

A su vez, nadie de los habitantes de las faldas de Plešivec se atrevería a subir al monte la noche de San Juan cuando las brujas se dan cita en su cima.

Y no es todo. Al pie del monte se aparece un caballo sin cabeza y en los bosques cercanos abundan los fuegos fatuos y vagan fantasmas que asumen la forma de mujeres salvajes.

Cuando me golpeó en un pie una rama caída, comprendí que yo había infringido alguno de los mandamientos del señor de la sierra de Brdy, Fabián.

Plešivec
Las leyendas cuentan que Fabián era un hidalgo que tenía su castillo en el cercano cerro de Baba. Y como suele suceder, su vida fue destrozada por una mujer, su ex amante que él había dejado para casarse con otra.

La amante despechada no quiso conformarse con el rechazo. Ya que era muy diestra en la magia, se vengó con requintada crueldad. Hizo que el castillo de Fabián se hundiera con todos sus habitantes y la esposa del hidalgo se convirtiera en la planta centaura. Fabián fue condenado a vagar eternamente por los bosques.

La leyenda narra que tras convertirse por obra de malas artes en espíritu, Fabián no adquirió un carácter vengativo. Es un espíritu bondadoso que ayuda donde puede y castiga sólo a quiénes se lo merecen. Reflejan el carácter bonachón de Fabián las representaciones populares del señor de Brdy en forma de un guardabosque, confeccionado de piñas de pícea.

Los conocedores dicen que Fabián tiene, en realidad, una estatura extraordinariamente alta; posee una larga barba que vuela al viento; viste como un guardabosque un manto verde y luce un sombrero del mismo color. En la mano sujeta un grueso bastón. De la boca le cuelga una pipa de la que salen volutas de humo como de una chimenea. Cuando anda por el bosque Fabián ulula. Pero, ¡atención! Por si acaso Uds. un día visitan el monte de Plešivec y lo escuchan, no le respondan a Fabián! A él no le gusta y podría hacerles alguna travesura.

Fabián es a veces malicioso. No le gusta que se le provoque, que se haga ruido en el bosque y que se robe leña. Quien lo hiciera, experimentaría la ira y los poderes mágicos del señor de la sierra de Brdy.

Plešivec,  foto: Miloš Turek
Al subir a la cima de Plešivec nos detuvimos en una plataforma rocosa, llamada "Púlpito del Diablo" donde el Demonio solía hacer sus prácticas mágicas, según narra una leyenda. Y de noche llega allí volando un pequeño diablillo de fuego.

Después de un brerve descanso en el Púlpito del Diablo continuamos la subida a la cima sur de Plešivec. En torno a la misma se han conservado los restos de un lugar fortificado prehistórico, uno de los más grandes en las tierras checas. Con cierta dificultad superamos una valla de piedra que lo rodea. Pisamos piedras extraídas de una cantera hace casi tres mil años.

Las vallas de piedra que rodean el lugar fortificado prehistórico miden tres kilómetros de largo. El recinto que protegen tiene una superficie de 57 hectáreas. Los constructores prehistóricos aprovecharon magistralmente las condiciones que les ofrecía la naturaleza, incorporando a las fortificaciones las imponentes rocas del monte de Plešivec.

El núcleo del lugar fortificado es una acrópolis en el punto más alto de la cima y su corazón es un recinto denominado Jardín, rodeado por una muralla natural de rocas.

La imaginación popular atribuyó la construcción del lugar fortificado a unos gigantes. Sin embargo, según los arqueólogos el recinto fortificado se remonta a la Edad del Bronce tardía. Fue construido probablemente hacia el año 900 antes de nuestra era.

Plešivec,  foto: Miloš Turek
Parece, no obstante, que ya en los albores de la Edad del Bronce Plešivec podía haber sido un monte de culto donde los pobladores prehistóricos hacían ofrendas a sus divinidades. No fueron necesariamente rituales sangrientos sino más bien la ofrenda a los dioses de "donativos" valiosos con el fin de asegurarse la buena cosecha y la protección ante el enemigo.

En la vertiente oriental del monte Plešivec se alza una imponente formación de cuarcita, llamada Rocas de los Cuervos. Es el lugar donde suele aparecer, según las leyendas, la reina de las serpientes. Se la puede ver como una serpiente que luce en la cabeza una pequeña corona resplandeciente, o toma la forma de una doncella que monta un venado y en la mano sujeta una víbora a modo de un cetro.

Otra vez cruzamos la valla de piedra del asentamiento prehistórico y empezamos a bajar el monte Plešivec. En su falda norte visitamos todavía un lugar muy romántico, un pequeño lago que según el color de sus aguas se llama "Laguito de las Esmeraldas". A orillas de esta antigua cantera de cuarcita, inundada por el agua, termina el recorrido por el mágico monte de Plešivec.

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