Para combatir el calor viajen a Harrachov

Cascada de Mumlava, foto: Pavel Pacovský

La refrescante Cascada de Mumlava, las bajas temperaturas de las galerías mineras y una de las cristalerías más antiguas del mundo. La visita al municipio de Harrachov es un buen remedio para combatir el calor y vivir nuevas experiencias culturales.

Cascada de Mumlava,  foto: Pavel Pacovský
Situado en los Montes Gigantes (Krkonoše), el municipio de Harrachov es conocido especialmente como centro de actividades invernales, pero su entorno natural y su oferta cultural invitan a disfrutar del lugar también en verano. Especialmente en estos días calurosos es refrescante la visita a la Cascada de Mumlava (Mumlavský vodopád), que con sus diez metros de alto y de ancho se encuentra entre las más grandes de la República Checa.

Las cavidades de bloques de granito, situadas a lo largo del río Mumlava, son conocidas entre los locales como los “ojos de diablo” e invitan a darse un agradable chapuzón. Por su parte, en invierno los saltos de agua suelen congelarse, ofreciendo un espectáculo visual único.

Recorrer las galerías de mina

Si bañarse en los “ojos de diablo” no es suficiente, otro remedio para enfrentar el calor puede ser la visita al Museo de Minería (Hornické muzeum), cuyo recorrido comienza en una galería minera situada a 90 metros bajo la tierra y con una temperatura promedia del 7°C.

Harrachov,  foto: Ivana Bernáthová
La minería se desarrolló en Harrachov a mediados del siglo XX con el fin de sacar provecho de más de 40 tipos de minerales, como la fluorita, la baritina o el cuarzo. En 1992 la explotación fue declarada como no rentable y la mina cerró la producción y comenzó a servir de fuente de información sobre la minería para el público, explica el ingeniero Pavel Beneš.

“El recorrido subterráneo tiene aproximadamente un kilómetro y se sitúa en el único piso que no fue inundado. Todo el yacimiento cuenta con más de 20 kilómetros de corredores. El hoyo minero tiene más de 300 metros de profundidad y cuenta con un total de siete pisos”.

Las profundidades de la mina dan la impresión de que los trabajos nunca se hubieran acabado. Los visitantes pueden ver una locomotora, carros mineros y pueden entrar en el lugar de expedición de explosivos. El recorrido desemboca en una sala de exposiciones que ofrece muestras de los minerales explotados, herramientas, así como mapas y fotografías que captan el duro trabajo de los mineros.

Trineo en verano

Otro refrescamiento, más bien psicológico, se ofrece en el cercano Museo de Esquí, cuyos más de 8.000 artefactos reflejan la célebre historia que este deporte tiene en la ciudad de Harrachov. Se empezó a practicar poco después de que el conde Harrach presentara en su señorío los primeros esquíes introducidos en el territorio checo, que le habían traído desde Noruega.

Foto: Martina Schneibergová
El administrador del museo, Stanislav Slavík, comenta más detalles sobre la exhibición permanente.

“La historia se inició en 1908, cuando se fundaron aquí las primeras asociaciones de esquí. En el museo exhibimos trofeos, ropa deportiva histórica y más de 260 esquíes de salto de diferentes marcas. Mostramos cómo se fabricaban los esquíes hace 100 años y documentamos también la historia de los saltos de esquí en Harrachov. Como pueden ver, todavía nos queda un poco de espacio, así que espero que la historia de los saltos de esquí no se haya acabado y que la Rampa del Mamut vuelva a animarse”.

En el mundo existen solamente cinco rampas de saltos de esquí de dimensiones como la de Harrachov. Mientras que las otras siguen captando los récords mundiales, el símbolo de Harrachov se encuentra en deterioro y la municipalidad sigue buscando recursos para recuperar su esplendor.

Un deporte tradicionalmente invernal se puede practicar en Harrachov también en verano. Se trata del trineo, ya que la pista local abre para el público todo el año, ofreciendo más de un kilómetro de adrenalina.

Una de las cristalerías más antiguas del mundo

Harrachov es conocido también por su larga tradición cristalera, que data de los principios del siglo XVIII y alberga una de las cristalerías más antiguas del mundo. La producción local ha conservado las antiguas formas de elaboración completamente manuales con cañas de vidriero. El mayor orgullo de la fábrica es el centenario taller de pulido propulsado con una turbina de agua.

Foto: archivo ČRo
El administrador del museo, Radim Vondráček, destaca la importancia de cristal de Harrachov a nivel mundial.

“Cuando visitan instituciones culturales tan famosas como el Museo Metropolitano de Nueva York o el Museo de Victoria y Alberto en Londres, encuentran escasas obras de artistas checos. No obstante, lo que sí encontrarán son artefactos de cristal checo, y precisamente los de Harrachov son los que más se exhiben. El cristal local representa un fenómeno que los expositores extranjeros no pueden ignorar, sean las piezas barrocas de finales del siglo XIII o las de la época de bierdemeier del siglo XIX. El cristal de Harrachov ha sido representado en todas las exposiciones mundiales. Esto revela mucho sobre su importancia y podemos estar orgullosos”.

En la actualidad, la cristalería produce especialmente vasos y arañas de lujo. Durante la excursión, los visitantes pueden observar a los sopladores de vidrio, y los más curiosos tienen la oportunidad de probar su oficio. La singular muestra del museo local presume de más de 5.000 artefactos, algunos de ellos de más de tres siglos de antigüedad. Un artefacto único lo representa la colección de vidrio de estilo de Arte Nuevo, creado para la familia real de los Países Bajos.

Actualmente, la cristalería exporta su producción a más de 30 países del mundo.

A Harrachov en un ferrocarril de cremallera

Para llegar Harrachov pueden usar una forma más original que el coche o autobús: subirse a un ferrocarril de cremallera que parte desde la vecina ciudad de Tanvald. Siendo uno de los últimos de este tipo en Europa y el más empinado de la República Checa, el ferrocarril fue declarado en 1992 Monumento Tecnológico Nacional. En el pasado representaba una importante conexión entre Checoslovaquia, Polonia y Alemania.

Otra forma de llegar a esta localidad montañosa es en tren desde Praga, ya que este trayecto directo ha sido este año renovado después de más de medio siglo.

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