Pablo Gil, del Real Madrid al Sparta de Praga

Pablo Gil, foto: Archivo del Sparta de Praga

Pablo Gil ha llegado al Sparta de Praga después de conseguir fácilmente el ascenso a Segunda División en España con el Real Madrid B. Aunque ya no entrena al lado de Cristiano Ronaldo o sus admirados Pepe y Sergio Ramos, el reto de disputar la liga checa con el gran favorito y participar en la UEFA Europa League es sin duda un paso adelante en su carrera.

Pablo Gil,  foto: Archivo del Sparta de Praga
Pablo Gil es el primer jugador español en la historia del Sparta de Praga. En su curriculum brilla la Eurocopa sub 19 que consiguió con la ‘Rojita’ en Austria en 2007. El lateral derecho, que pronto cumplirá 24 años, se formó futbolísticamente en el Albacete, como el más joven Andrés Iniesta. Pero a Pablo Gil fue el Real Madrid el que lo fichó en 2010, donde ha jugado con el equipo B, el Castilla, hasta este verano, llegando a debutar con el galáctico primer equipo blanco en una ocasión. Cuando se le iba a terminar el contrato, prácticamente la primera oferta que le llegó fue la del Sparta de Praga, y en seguida a Pablo le atrajo la idea de ir a jugar al extranjero en el equipo a priori más fuerte de la República Checa, y que siempre opta a ganar todos los títulos nacionales.

Dentro del vestuario del Sparta se encontró en seguida con las primeras diferencias.

“El checo es el problema. La verdad es que hay muchas diferencias, porque en el Real Madrid B era un vestuario de un equipo filial, de gente joven, donde todos tienen la misma vida, que estás en la misma etapa de la vida, y compartes muchísimo más. Aquí es un vestuario profesional, con unas miras deportivas mucho más altas. Es una presión social mucho mayor. Está el handicap del checo, por supuesto, pero dentro de todo eso, yo he tenido suerte, siempre lo he dicho y fue una de las cosas por las que yo me decidí a venir aquí, y es que hay un equipo muy joven y eso a mí me podría ayudar a adaptarme, a poder meterme en la dinámica de grupo más fácil”.

Aunque futbolísticamente no lo está teniendo tan fácil. Pablo debutó con la camiseta roja del Sparta en el primer partido de liga, en el que jugaba contra el Dukla, el equipo donde milita el otro español de la liga checa, su amigo José Antonio Romera.

José Antonio Romera,  foto: Archivo del Dukla de Praga
Pero desde entonces no ha vuelto a jugar ni un minuto, lo que para un futbolista no es fácil a veces de llevar. Pero no es esta una situación nueva para el murciano.

“Una de las cosas que estoy aprendiendo con los años es que no tienes que tener prisa, que todo llega. Es cierto que a mí nunca me han regalado nada, esta situación la he tenido en el Albacete, en el Madrid… Entonces, al final de lo que no puedes dudar es de ti mismo. Para nada. Yo me siento bien, cada vez me siento mucho más acoplado, y mientras siga así el equipo hay que callarse, hay que trabajar. Y cuando entre a jugar que sea por otra cosa, que no sea por perder o porque la dinámica ha cambiado, porque entonces no es bueno para nadie. Yo aquí tengo tres años, no he venido a estar un año e intentar irme, porque en realidad no disfrutas de este año y yo lo que quiero es disfrutar. He dado un paso muy importante en mi vida y cuando tenga que llegar el momento de jugar que llegué”.

El periodo de adaptación al fútbol checo es inevitable. Como ya explicaba José Antonio Romera en Radio Praga hace dos semanas. La liga Gambrinus es muy física, y los laterales, como son ellos dos, se tiran todo el partido subiendo y bajando sin descanso.

“En España se premia más una elaboración de juego, aquí es un juego muy directo, muy físico, sin pausa, que a lo mejor se asemeja más al fútbol inglés. Si en España necesitas elaborar una jugada con diez ó doce pases, aquí no vale. Aquí lo importante es llegar arriba y en cuanto se pierde el balón, recuperarlo lo antes posible para poder volver a llegar hasta arriba. Según el tipo de jugador que seas, será más fácil o más difícil adaptarte”.

Pablo dice admirar la cultura futbolística en la República Checa. Especialmente en lo que es el contacto entre el público y el equipo, cómo los jugadores festejan directamente con su hinchada o les agradecen el apoyo en los malos momentos.

Pablo Gil,  foto: Archivo del Sparta de Praga
“La filosofía de fútbol y cómo se vive aquí el fútbol no tiene nada que ver con España. La cultura de fútbol que hay aquí, yo la verdad es que la envidio, porque hay un respeto por el futbolista y un respeto por el jugador. Sobre todo porque viven el fútbol como una fiesta en la que quieren participar, en España no. Seguramente sea de otra forma, pero ahora mismo un estadio de Primera División lo ves en un cuarto de aforo, y aquí, medio o tres cuartos de aforo lo tienes casi siempre. Yo también hablo desde la experiencia de que el Sparta es un club muy seguido, entonces puede que sea diferente”.

El Sparta de Praga viene a ser a Chequia lo que el Real Madrid para España. ¿Es así?

“A nivel de República Checa sí que se puede decir que hay algo de similitud en cuanto al club, a la organización, a fans, a repercusión, a historia… Sí que puedes decir que es un Madrid en República Checa. Pero bueno, yo creo que la diferencia es que aquí me he encontrado algo más familiar. Quizás es la nueva etapa que han querido instaurar aquí. Por lo que sé, o me han contado, han querido dar un cambio a la filosofía del Sparta, en hacer ellos sus jugadores, en crear lo que es una cantera, una base suya sólida que se puedan permitir el poder vender a un jugador y seguir siendo ellos mismos”.

El éxito y el estilo de los últimos años del F.C. Barcelona ha simbolizado mejor que nadie precisamente la importancia de una cantera fuerte. La del Real Madrid no se queda atrás, y a Pablo Gil aún se le cae la baba pensando en sus años en el club de fútbol más laureado de la historia.

“Es el mejor sitio para poder aprender y poder crecer, porque lo tienes todo, te lo puedes permitir todo. Tienes los mejores profesionales, estás entrenando cada día con los mejores jugadores del mundo. Entonces todo eso te hace crecer, pero sí que es cierto que aquí lo he visto mucho más familiar, pero puede que sea porque el Madrid es algo muy grande”.

Pablo defiende la gestión de José Mourinho en el banquillo blanco y también con respecto a los filiales, a cuyos jugadores da a menudo oportunidades en el primer equipo cuando hace falta.

A él también le llegó la suya, fue especialmente emotivo para él, ya que sucedió precisamente en Murcia, su ciudad natal, en un partido amistoso. Pablo cuenta que hasta guarda los envoltorios de los bocadillos del avión.

“La verdad es que fue una experiencia muy buena. Ya entras en esa dinámica de que un jugador de esa talla te tenga en cuenta. Compartes mucho con ellos. Estás después del entrenamiento o los estás viendo continuamente. Aunque ellos tienen su estatus, tienen su vida y tú tienes la tuya. Que una persona así te tenga en cuenta yo creo que te puede hacer sentir mejor, y todo eso te va haciendo que ellos se preocupen más por ti, te den un pequeño consejo, o estén más pendientes de ti y te ayuden a aprender”.

En el Sparta de Praga, por el momento la relación entre los compañeros le parece menos cercana de lo que estaba acostumbrado en España. Evidentemente el no saber checo tiene esas cosas. Los jugadores hasta ahora más accesibles son los que han estado jugando fuera y han tenido que aprender inglés. O por ejemplo Jiří Jarošík, que estuvo en España en el Zaragoza. También el entrenador, Vítězslav Lavička, habla inglés y está pendiente de Pablo, cuenta.

Por lo que vio él, en el vestuario del Madrid, del que tanto se habla, también allí había una separación lógica lingüística.

“Sí que es cierto que allí con los españoles tienes un poco más de ‘feeling’ y te ayudan un poquito más. Más o menos es por hablas. Por ejemplo, los que hablaban francés por un lado, es lo más normal. Los que hablaban portugués también. En el Sparta, el que habla inglés te hace la vida más fácil. Allí en el Madrid, con Sergio Ramos tenía un ‘feeling’ especial y a parte de que es un referente para mí y yo siempre había querido aprender de él, teníamos amigos en común con los que yo había jugado. Así que con él muy bien, y luego con la gente joven: Marcelo y Pepe, son muy buena gente, y la verdad es que te ayuda a la hora de subir y sentirte más cómodo”.

Pablo Gil,  foto: Archivo del Sparta de Praga
A muchos aficionados al fútbol les puede haber, al menos, sorprendido oír que Pepe es “buena gente”, aunque Pablo no es el primero de sus compañeros que lo dice. Su comportamiento a menudo en el campo y alguna que otra agresión evitable no le convierten en el futbolista más querido fuera de la ‘Casa Blanca’. Pablo lo defiende a toda costa.

“La verdad es que lo envidio porque yo creo que es una persona bipolar. La persona fuera del campo es increíble, pero también te digo que yo lo admiro viéndolo entrenar. Defensivamente es el mejor jugador que yo he visto. Sí que es cierto que el que lo conoce no se explica lo qué le puede llegar a pasar por la cabeza con cosas como lo que le hizo a Javier Casquero. O por lo menos te lo echas de amigo para que no te haga a ti lo mismo en un entreno”, bromea.

Este jueves el Sparta de Praga perdió contra el Olympique de Lyon por 2-1 en su primer partido en la UEFA Europa League, aunque Pablo tampoco jugó en esta ocasión. En liga, su equipo va segundo en la tabla, empatado a puntos con el líder, el Viktoria Pilsen, después de siete jornadas.