Ostrava, pasión por la cultura entre fábricas
Ciudad de tradición industrial y minera, la capital de la región de Moravia-Silesia ha sabido transformarse en un centro moderno lleno de vida y cultura y despedirse de los malos humos que la asfixiaban hasta hace poco.
Ostrava es la tercera ciudad en importancia de la República Checa. Fundada en el siglo XIII, en ella viven en la actualidad 283.000 personas. Situada muy cerca de la frontera con Polonia y tampoco lejos de Eslovaquia, históricamente se ha caracterizado por una poderosa industria metalúrgica y sus minas de carbón. Todo ello ha marcado el carácter de su población, así como su propia arquitectura.
Nadie mejor que un enamorado de Ostrava como el músico Adán Sánchez Caro para hablarnos de la capital de Moravia Silesia, en la que vive desde hace ocho años. Si algo le encanta de la ciudad de adopción de este andaluz, es su vida cultural, nos aseguró desde los estudios de la Radio Checa en Ostrava.
“Lo que siempre me ha encantado la escena cultural que tiene, desde la música al teatro. Hay muchísima ‘cultura de la cultura’. La gente se involucra mucho en los eventos y es algo que me tiene locamente enamorado. También es un sitio donde me puedo desarrollar profesionalmente tanto como músico como profesor. Y, definitivamente, la gente de aquí, desde que llegué, siempre me ha acogido como a uno más. En general son muy abiertos a los extranjeros y nos acogen estupendamente”.
El Museo Minero de Landek es una de las experiencias propias de la ciudad que recomienda Adán.
“Es chulísimo. Te puedes adentrar en la mina como si como si estuvieras en aquella época trabajando en ella. Se puede ver la ropa de los mineros de entonces y todo”.
Defiende Adán la arquitectura histórica del centro, muy bonita, dice, pero con un carácter distinto al de ciudades como Viena o Praga. “Es una ciudad obrera”, resume.
El industrial encanto de los altos hornos de Dolní Vítkovice
Una de las grandes atracciones de la ciudad es, sin duda, el antiguo complejo industrial de las minas y los altos hornos de Dolní Vítkovice. Entraron en funcionamiento en 1830 y la producción no se detuvo hasta 1998. Sus espectaculares chimeneas, torretas y factorías son ahora un monumento nacional cultural protegido que se puede visitar. Tiene una parte de museo sobre la historia del recinto y también alberga el Museo de Ciencia y Tecnología, muy interesante incluso para ir con niños.
También está allí la gran sala multiusos Gong, para todo tipo de espectáculos, o la Bolt Tower, la torre más alta de Ostrava, llamada así en honor al velocista Usain Bolt, con unas vistas espectaculares de la ciudad y las montañas, la cordillera de los Besquides.
El recinto también acoge cada verano el festival de música Colours of Ostrava, seguramente el más importante de todos los que tienen lugar en la República Checa.
“Es de los festivales más únicos, porque, de repente, aquel complejo industrial de hierro y acero se convierte en el epicentro de la música en Chequia. El ambiente y los artistas que vienen son algo inmenso. Recuerdo que en 2019 tocaron desde The Cure hasta Rosalía”, dice Adán.
Una ciudad mucho más limpia y habitable
Igual que este espacio industrial se ha transformado, también la propia ciudad lo ha hecho, destaca el músico.
“En los últimos años he visto un montón de avances, cómo la ciudad se va modernizando. Es más sostenible, se apoya mucho el transporte público. Ostrava siempre ha tenido un poco el estigma de ser una ciudad con mucha polución, mucha contaminación en el aire, pero eso se ha ido rebajando “Se nota muchísimo. Cuando yo llegue la primera vez en 2010, el aire estaba un poco como amarillento y había una alerta por smog. Me impresionó mucho porque recomendaban no salir a la calle, o salir solo lo necesario. Eso ya no existe”.muchísimo con los años. Primero han ido controlando mucho las emisiones que se hacen en los alrededores, y segundo han ido apostando por una ciudad más sostenible con carriles bici y una apuesta fuerte por el transporte público para que sea de calidad y asequible para todo el mundo. Yo tengo mi coche aparcado, lo cojo poquísimo”.
Adán Sánchez recuerda cómo era cuando empezó a vivir en la ciudad.
“Se nota muchísimo. Cuando yo llegue la primera vez en 2010, el aire estaba un poco como amarillento y había una alerta por smog. Me impresionó mucho porque recomendaban no salir a la calle, o salir solo lo necesario. Eso ya no existe”.
Una región para descubrir
De la región de Moravia Silesia, destaca Adán sus bonitas montañas, los Besquides, que comparten Chequia y Polonia. En esos montes se encuentran localidades como Ostravice, Krásná o Rožnov pod Radhoštěm, con su museo al aire libre en el que se recrea una aldea de madera de época.
También son interesantes las otras ciudades mayores de la región, como son Opava, Frýdek-Místek o la propia Český Těšín, sobre la frontera polaca. O la ciudad balneario de Karlova Studánka, con sus característicos edificios de madera oscura entre la montaña, de bosques muy espesos.
En la opción de audio se puede escuchar la canción que escribió a Ostrava Adán Sánchez.
La noche más oscura
del invierno más lejano,
duerme la ciudad escondida
y se abren sus manos.
Los negros pájaros observan
cómo se disfrazan los árboles,
un río que no se frena
y una vida entre cantares.
Quién pudiera explicarte
y quién pudiera describirte.
Ay, quién pudiera convertirte en su amada.
Si quisiera dibujar mi alma, pensaría en Ostrava.
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