La magia de Valaquia: un museo vivo en el corazón de las montañas checas

El Museo Natural de Valaquia celebra 100 años de su fundación en 2025. Descubran con nosotros esta joya del Este de la República Checa que presume de su patrimonio histórico-cultural, su naturaleza y su arquitectura.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

En las laderas de las montañas de Beskydy, en la frontera con Eslovaquia, se esconde el mágico Museo Natural de Valaquia, que transporta a sus visitantes atrás en el tiempo y muestra la vida de siglos pasados. Los primeros objetos del museo, dos casas antiguas de la plaza de Rožnov, fueron trasladados a su ubicación actual, dando así inicio al museo en 1925. Acerca de esos primeros impulsos, que lo llevaron a ser uno de los más únicos en República Checa, habla el director general, Jindřich Ondruš, en entrevista con RPI.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Cuando Rožnov empezó a enriquecerse a finales del siglo XIX y principios del XX, las casas de madera empezaron a desaparecer y esos últimos edificios motivaron a algunas personas activas que se interesaban en ello para decir: ‘Salvemos, por ejemplo, el edificio del ayuntamiento de Rožnov, las casas del pueblo, etc.’, y así fue cómo se trasladaron las casas al antiguo parque del pueblo y se convirtieron en la base del museo”.

Cien años después, el museo, si es que se le puede llamar de esa forma, tiene un aspecto radicalmente distinto, ya que se mantuvo en un desarrollo y expansión constantes. No hay duda de que su estado actual es un testimonio de la conocida diligencia de los valacos, que en este caso han dirigido hacia mostrar la pasada vida en la región en su mayor complejidad posible, afirma Ondruš.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Actualmente tenemos cuatro campus en la base y estamos construyendo un quinto. Los cuatro campus existentes están en constante proceso de desarrollo, ampliación, mejora y construcción. Lo que intentamos hacer aquí, en pocas palabras, es representar la vida en Valaquia en todos los ámbitos”.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

Uno de los campus más conocidos se encuentra en la montura de Pustevny, y cuenta con las pintorescas casas de Dušan Sámo Jurkovič, el aclamado arquitecto eslovaco, también llamado el Poeta de la Madera.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Se trata de una montura llamada Pustevny, que ha sido muy interesante para los turistas desde la antigüedad. Érase una vez, hace unos 130 años, la primera asociación turística checa, la Pohorská jednota Radhošt', construyó allí edificios que se utilizan para el turismo. Los más famosos son el comedor Libušín y el acogedor Maměnka. En realidad es un hotel repartido en dos edificios. El autor es un arquitecto muy famoso, Dušan Sámo Jurkovič”.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

Las pintorescas casas, reconocibles por sus llamativos colores y detalles de madera en un estilo de modernismo folclórico, atraen a miles de turistas todo el año, que además de maravillarse por el ambiente único por dentro y fuera de las casas, pueden calentarse con una sopa en invierno o refrescarse con una buena cerveza en verano. En el comedor Libušín, la cerveza más famosa es la local Radegast, que toma su nombre por el dios pagano venerado principalmente por las tribus eslavas de la región báltica. Aunque no queda muy claro cómo llegó el mito hasta las laderas de Beskydy, se puede apreciar la estatua del dios a una media hora caminando desde el comedor.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

La excursión no termina en Pustevny. A unos 20 km de allí, encontramos la sede del Museo Natural de Valaquia y otros tres campus que visitar. El más antiguo es la mencionada Ciudad de Madera, que incluye edificios originales que se trasladaron ahí de la plaza de Rožnov, que solía ser toda de este material. Aquí podemos encontrar, por ejemplo: el antiguo ayuntamiento, un teatro al aire libre, una antigua casa burguesa, una iglesia, o también los restos de uno de los atletas más conocidos mundialmente, Emil Zátopek, que deseaba ser enterrado allí. Además de todos los objetos fijos que hay en el museo, la administración se preocupa también de que los alrededores mantengan una cierta verosimilitud, lo que añade otra capa más de dimensión al museo.

Jindřich Ondruš | Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Intentamos que los alrededores de los edificios que tenemos aquí sean lo más auténticos posible. Por ejemplo, cuidamos los huertos, enseñamos a la gente a arar los campos, o cultivamos algunas de las cosechas que antaño se cultivaban en Valaquia y enseñamos a la gente a cosecharlas, a plantarlas, a trabajar con ellas. También cosechamos ciruelas o manzanas y producimos Slivovice, la tradicional aguardiente”.

Además de una atención increíble al detalle y la autenticidad, la administración del museo se rige firmemente con la filosofía de sus fundadores, que describe Ondruš a continuación.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Nos basamos mucho en el legado de nuestros fundadores, que fueron los hermanos Jarovník. Ellos dieron a este museo la idea de que debía ser un museo vivo. Que no puede ser un almacén de edificios o un almacén de objetos, sino que debe estar vivo. Así que nos esforzamos por estar a la altura de ese legado”.

De acuerdo a esta filosofía, el museo organiza numerosos programas a lo largo del año, que tienen que ver con todo tipo de oficios, actividades, artesanías y experiencias, con las que también apoyan a los artesanos y trabajadores locales.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Este año tendremos unos sesenta programas, lo que equivale a más de un programa cada semana. Tenemos, por ejemplo, los Días de la Artesanía y el Encuentro de Herreros al mismo tiempo. Celebramos también el sábado de los panaderos, donde los visitantes pueden aprender a hacer pan según el método valaco. Hay tal vez cien representantes de artesanías que se están extinguiendo, pero estas personas todavía saben cómo hacerlas y nosotros queremos mostrarlas”.

Otras de las muchas actividades que ofrecen el museo son, por ejemplo, muestras de cultivo de variedades tradicionales de árboles de frutas, métodos de trabajo de siglos pasados, antiguas herramientas y también actividades que tienen que ver con las artes, afirma el director.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International

“Y, por supuesto, mostramos lo que no se puede escribir en libros ni describir, sino lo que hay que experimentar, es decir, la música, el canto, la danza, los trajes folclóricos. Así que aquí nuestro museo crea un gran marco para que artistas, bailarines o folcloristas se realicen aquí. Y también por eso celebramos mercados y ferias”.

Con el objetivo de mostrar la vida en toda su complejidad, el museo está preparando actualmente un nuevo campus denominado Kolibiska, que Ondruš describe como una posibilidad de entrever la cultura de las montañas.

“Allí queremos mostrar la vida en la montaña y la cultura asociada a ella. Ese tipo de cultura pastoril. También queremos mostrar el hecho de que en las montañas había que cuidar el bosque. Entonces, nos interesamos por cómo se llevaba a cabo ese cuidado. Y cómo empezó realmente el uso de esas parcelas superiores para el turismo”.

El museo, que continúa su expansión y desarrollo constante, celebrará en 2025 su centenario con decenas de programas, actividades y experiencias aptas para amantes de la naturaleza, familias o aficionados de la historia y el patrimonio cultural, continuando así con el legado que ha ido construyendo de a poco durante los últimos 100 años.

Foto: Kristina Kellnerová,  Radio Prague International
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