Ostrava, ciudad hermosamente fea
Negra. Ese apodo adquirió la ciudad minera de Ostrava gracias a los ricos yacimientos de hulla locales. Aunque las minas de carbón en dicha urbe fueron cerradas hace más de veinte años, la tercera ciudad más grande del país, situada al norte de Moravia en la frontera checo-polaca, sigue manteniendo su áspero aspecto industrial que hace ahuyentar a unos y no deja de fascinar a otros. Les invitamos a visitar la ciudad con unos 300.000 habitantes que no suelen andar con rodeos.
¿De veras quieres vivir aquí?
Dios repartió la hermosura a otras ciudades, reconoce el popular cantautor, ¿y qué más da?, coincide con los habitantes de esta localidad.
Los oriundos están orgullosos de haber nacido en Ostrava, por supuesto, mientras que los inmigrantes tardan más en cogerle cariño a este lugar, según indica Daniel Jager, del Teatro Nacional de Moravia y Silesia.
“Al llegar a Ostrava para firmar el contrato me hice una pregunta fundamental: ¿De verdad quieres vivir aquí? En una ciudad sucia, entonces, y de aspecto poco atractivo. La atmósfera aquí era desagradable. Mi mamá, que conocía esta urbe, me dijo: a Ostrava o la vas a amar u odiar, no hay nada entre medio. Debo decir que tenía razón. Yo tuve la suerte de enamorarme de ella”.
También Marina Feltlová confirma que la primera impresión que uno se lleva de Ostrava es chocante.
“Mis primeras impresiones visuales no han sido muy positivas. Por ejemplo, ir en tranvía por la noche aquí es solo para gente valiente, sobre todo, si quieres pasar por algunos barrios de Ostrava. Pero a medida que fui conociendo la ciudad, mi opinión ha cambiado bastante”, señaló.
En Ostrava no te molestan los monumentos
Ostrava no son solo zonas industriales. La metrópoli de Moravia del Norte cuenta con varios teatros, museos, galerías, salas de concierto, ópera y una universidad, por ejemplo.
Además, en Ostrava se efectúan regularmente diferentes eventos culturales, como uno de los mayores festivales musicales a nivel nacional ‘Colours of Ostrava’. La urbe morava suele acoger también importantes eventos deportivos. En 2015 coorganizó con Praga el Mundial de Hockey Sobre Hielo, mientras que la próxima semana tendrá lugar ahí el Campeonato Europeo de Patinaje Artístico.Naturalmente, el resto del año la ciudad atrae sobre todo a los turistas fascinados por su única faceta industrial, según destaca el director de orquesta Petr Kotík.
“Ostrava es un lugar fabuloso. Aquí no te molesta ningún monumento histórico. En este sentido se parece a algunas ciudades estadounidenses. Naturalmente, para apreciarlo, uno debe ser aficionado a la poesía de la fealdad”, destaca.
El corazón de acero de la República
Las primeras alusiones por escrito sobre la ciudad provienen del siglo XIII. Cuatro siglos más tarde fue hallado en este lugar el carbón, cuya extracción se inició en 1782.
Unos 50 años después fue fundada la planta siderúrgica que adquirió fama con el tiempo bajo el nombre de Vítkovické železárny.
La ciudad se convirtió en un importante centro metalúrgico, de manera que bajo el régimen comunista recibió el apodo de ‘corazón de acero de la República’.Después de la Revolución de Terciopelo, las minas de carbón de Ostrava fueron cerradas en 1994 y la fábrica siderúrgica cuatro años más tarde. El recinto pasó por una reconstrucción y sigue funcionando como un monumental polígono industrial, según dice Petr Kotík.
“El recinto tiene grandes dimensiones. De verdad no es una fábrica pequeña. Vítkovice es como el productor de acero estadounidense Bethlehem Steel. La planta parece infinita. La construcción conlleva cierta generosidad. Al igual que la gente de aquí”.
Si bien la dominante de Praga es el Castillo, en Ostrava el “monumento” más llamativo son los altos hornos.
“Los altos hornos siguen siendo el punto dominante local, pero la faceta industrial de la ciudad ha cambiado mucho en los últimos años. Si bien antes Ostrava daba la impresión de ser una urbe depresiva, hoy está orgullosa de los edificios industriales que forman su panorama. Muchos de ellos han sido restaurados, de manera que este sitio logró combinar la fealdad industrial con la parte positiva y aprovecharlo como aliciente turístico”, señala Marina Feltlová.
Un lugar lleno de energía y gente sincera
El pasado minero de Ostrava lo recuerda hoy el museo, que les permitirá bajar las antiguas minas. Por otro lado, los turistas pueden acudir a una cafetería de cristal situada en los altos hornos, a una altura de 80 metros.
A pesar de que Ostrava dejó de ser el ‘corazón de acero’, la ciudad sigue estando cargada de energía, según opina Daniel Jager.
“En Ostrava hay una energía enorme. Al pasar por la ciudad uno siente que hay algo de más, un valor añadido desde el punto de vista energético, que es difícil de describir”.También los habitantes de Ostrava suelen ser muy enérgicos por decirlo así. La gente de aquí habla muy rápido con un dialecto muy cerrado de vocales cortas y no duda en utilizar palabrotas.
“Los habitantes de Ostrava son muy específicos. Ese tipo de gente me cae muy bien, porque es muy abierta. Ellos dicen sin rodeos lo que piensan, aunque a menudo por medio de expresiones groseras. Simplemente no tienen pelos en la lengua”, según dice Marina.
También Daniel prefiere la sinceridad áspera en vez de una cortesía falsa.
“Esta sinceridad es muy sana. Ellos resuelven las situaciones sin rodeos, sin adulaciones, que a uno le pueden alegrar por un lado, pero por otro pueden quitarte la seguridad, porque la realidad es diferente. Debo decir que los habitantes de Ostrava son muy sinceros y los aprecio por ello”, destaca.
Si bien Ostrava dejó de ser el centro metalúrgico más destacado del país, en los últimos años la ciudad destaca por ser uno de los lugares más fiesteros de la República Checa gracias a la calle Stodolní.
Se trata de un lugar con una concentración muy alta de bares y clubes de todo tipo que se convirtió en un fenómeno a nivel nacional y que no debería perderse ningún turista que quiera conocer a fondo la ciudad de Ostrava.