Nuevo recurso checo contra el Tratado de Lisboa deja a Europa en vilo
Un grupo de senadores, en su mayoría del Partido Cívico Democrático, presentó el martes un nuevo recurso contra el Tratado de Lisboa ante el Tribunal Constitucional. El presidente Václav Klaus no lo ratificará mientras no exista un veredicto, y los líderes políticos checos se intranquilizan mientras toda Europa mira hacia la República Checa.
Expertos y políticos checos critican el nuevo obstáculo al Tratado, y consideran que se daña la imagen y los intereses checos en la Unión Europea. Entre los críticos, se encuentra Mirek Topolánek, líder del partido al que pertenecen la mayoría de los senadores contrarios a la ratificación, pero impulsor del Tratado, que fue aprobado por el Senado en mayo. Tras reunirse el martes en Bruselas con el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, Topolánek auguró consecuencias nefastas para el país dentro del seno de la Unión Europea, además de aceptar su responsabilidad.
“Me parece incomprensible. Estas personas van a conseguir aislarnos. Comprometo mi carrera política con la ratificación del Tratado porque no puedo hacer menos en caso que la República Checa pierda a su eurocomisario”.El líder de la Socialdemocracia, Jiří Paroubek, al igual que otros políticos del país, considera que Topolánek debería frenar la iniciativa de personas de su partido.
“La situación es grave. La postura de estos senadores puede complicar nuestra posición en la Unión Europea”.
Solo tres países quedan por ratificar el Tratado de Lisboa: Irlanda, Polonia y República Checa. Irlanda celebra este viernes el segundo referendo para su aceptación y los sondeos dan una mayoría al sí a Lisboa. Lech Kaczynski, presidente de Polonia, comprometió también su firma a la decisión de Dublín. Así pues, la República Checa, con las sorpresas e incertidumbres que ha proporcionado su política durante los últimos tiempos, incluida la caída del Gobierno en plena presidencia de la Unión Europea, y la actitud de su presidente la institución, es la que mayores temores suscita ahora ante sus socios. Mientras, políticos y expertos legales checos buscan una manera legítima de que Václav Klaus firme, o incluso, como llegó a proponer el Partido Socialdemócrata, que el Parlamento lance un proceso de destitución para forzar su salida antes de que expire su mandato en 2013.