El Museo Nacional se sacude el polvo y empieza a captar la atención de los niños

El Museo Nacional abrió una exposición especial en 2023 dedicada a los más pequeños. El Museo de los Niños enfatiza la creatividad y la imaginación y propone actividades interactivas que ayudan a descubrir el mundo y brindan experiencias intergeneracionales. El director general del Museo Nacional, Michal Lukeš, afirma que la institución se ha transformado dramáticamente en el último cuarto de siglo.  

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

El 30 de junio de 2023 abrió sus puertas el Museo de los Niños, una nueva exposición del Museo Nacional en Praga, que tiene su sede en el nuevo edificio de la institución, a unas decenas de metros del edificio histórico que se alza en la parte superior de la Plaza Venceslao en el centro de la ciudad.

La obra arquitectónica, predominantemente neoclacisista, fue construida en su momento para acoger la Bolsa de Praga. Más tarde se convirtió en la sede de la Asamblea Federal de la República Socialista de Checoslovaquia y de Radio Free Europe entre 1995 y 2009.

Michal Lukeš | Foto: Museo Nacional de Praga

El Museo de los Niños ocupa parte de una de las plantas y más que un museo, al menos como se lo entendía tradicionalmente, evoca un espacio de juego. El director general del Museo Nacional, Michal Lukeš, contó en entrevista a Radio Praga Internacional que fue precisamente ese el objetivo: crear una exposición que cautivara a los más pequeños.

“Cuando estábamos reconstruyendo el edificio histórico del Museo Nacional, preparando nuevas exposiciones, contábamos con el museo infantil desde el principio. Porque nos dijimos que el museo no debe ser sólo para adultos, debe ser divertido y atractivo y no solo para niños ya un poco más grandes. Queríamos que también nuestros visitantes más jóvenes disfrutaran del museo, es decir, incluso los niños que aún no van a la escuela o que tienen tres o cuatro años. Así que se trató realmente de una parte integral de la creación del nuevo Museo Nacional.”

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

Lukeš enfatiza, en este contexto, que se trata de una experiencia compartida, intergeneracional, que pueden disfrutar niños, padres y abuelos. Según cuenta, no se trata de una sala de juegos, aunque para un niño justamente eso debe parecer, fusionando lo lúdico y lo educativo. Su equipo colaboró con pedagogos especializados en museología y artistas con el fin de lograr que los más pequeños no solo se diviertan, sino también se lleven conocimientos y experiencias nuevas. Siempre tomando en consideración las necesidades que supone su edad.

“El museo ha sido concebido para los visitantes más pequeños que normalmente no saben leer ni escribir, por lo que la información no se les puede dar por escrito y se la tienen que llevar a través de otra experiencia. Nos centramos en el hecho de que un niño tan pequeño, aunque no sepa leer ni escribir, tiene muchas ganas de explorar el mundo, de sentirlo, de olerlo, de obtener una gran cantidad de información, y esa edad le forma para el futuro.”

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

Naturalmente, el museo sí ofrece información por escrito – para niños en edad escolar o para los padres o abuelos que quieran guiar a sus hijos y nietos a través de la exposición. No obstante, el carácter de la exposición, que se propone transmitir el conocimiento y el juego por otros medios, supone una ventaja El Museo Nacional adora a los niñospara los visitantes que a lo mejor no entiendan bien el checo. Según afirma Michal Lukeš, el juego atraviesa las barreras lingüísticas.

La mayoría de los elementos interactivos que se pueden apreciar en la exposición son de carácter mecánico y están ambientados en un entorno donde predominan materiales como la madera y el metal y procesos artísticos tradicionales como el dibujo a pluma y tinta o la xilografía. Los visitantes encontrarán vitrinas con objetos expuestos, esculturas, maquetas y elementos interactivos.

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

El primer elemento que los pequeños ven al entrar es una pared en la que se proyectan imágenes de balones y otros objetos que pueden reventar tirando pelotitas que se encuentran en el suelo de la sala, creando efectos visuales y resolviendo diferentes cuestionarios y tareas. Así se abre la primera de las tres partes que componen la exposición, dedicada precisamente al juego, que además incluye un trepador y un deslizador en forma de insectos.

La siguiente sala se adentra ya más en la exploración, nos cuenta nuestro guía, Michal Lukeš.

“La segunda parte está dedicada al aprendizaje sobre el mundo, es un gran espacio de tres plantas, donde el pequeño visitante explora de forma interactiva cómo funciona el mundo, examinando las similitudes y diferencias entre el mundo natural y el mundo humano. Por supuesto, hay actividades que ponen a prueba diferentes sentidos, el sentido del olfato y así, sucesivamente.”

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

La tercera parte se dedica a la creatividad, básicamente es un taller, según cuenta Lukeš, donde los niños pueden pintar, modelar, pegar y mucho más bajo la dirección de los especialistas del museo. Para terminar el recorrido, por si aún no se les han agotado las ganas de jugar, pueden aprovechar el rincón infantil apodado “Myšárium” que se encuentra en el pasillo. Además de juguetes ofrece también sillones y libros para los que necesiten un momento de reposo antes de volver al bullicio de la metrópolis.

El Museo Nacional adora a los niños

“Cuando entré en el Museo Nacional creo que la museología era un campo muy cerrado. El Museo Nacional era una institución cubierta de polvo, no muy acogedora con los niños. Era un espacio lleno de silencio donde los niños molestaban."

Michal Lukeš fue nombrado director del Museo Nacional en 2002, a los 26 años, por lo que lleva 23 años encabezando una de las instituciones más importantes y con más tradición en Chequia. Según cuenta, la relación del museo con los niños cambió dramáticamente en este período.

t“Cuando entré en el Museo Nacional creo que la museología era un campo muy cerrado. El Museo Nacional era una institución cubierta de polvo, no muy acogedora con los niños. Era un espacio lleno de silencio donde los niños molestaban. Y, bueno, no es solo por mí, pero intentamos cambiar esa situación y abrirlo. Hacer que el Museo Nacional sea más agradable para los niños y las familias. Y no sólo en términos de exposiciones y muestras, sino también en cuanto a cambiadores de bebé y zonas de juego.”

Lukeš asegura que, si queremos que el público vaya a los museos, que los perciba como instituciones útiles que no son aburridas sino divertidas e instructivas, hace falta centrarse en los visitantes más jóvenes. Sin embargo, según cuenta, llega un momento en el que ya es demasiado tarde.

Foto: Romana Marksová,  Radio Prague International

“Es difícil atraer a un niño de 14 años al Museo Nacional si no ha venido antes. Pero si, por ejemplo, a los tres, cuatro, cinco, seis años aprende a ir al Museo Nacional y a otros museos y descubre que, en realidad, es un lugar divertido al que le gusta ir voluntariamente, entonces entablará una relación con el museo, y eso es lo que estamos intentando hacer.”

Ante la pregunta de si el Museo de los Niños ha cumplido con sus expectativas, afirma que sí, aunque al mismo tiempo admite que no son sus expectativas las que cuentan.

“Es difícil atraer a un niño de 14 años al Museo Nacional si no ha venido antes."

“Yo vengo aquí a mirar y, por supuesto, observamos las reacciones de las madres, de los padres y especialmente de los niños y creo que están muy contentos con el museo, les gusta volver y creo que se trata de una buena extensión del Museo Nacional y de nuestro esfuerzo por ser un museo no sólo para adultos. Además, el Museo de los Niños no es algo aislado, sino que intentamos que todas nuestras muestras y exposiciones sean comprensibles y atractivas para los visitantes más pequeños.”

En este contexto, Lukeš recomienda reservar un día entero para la visita del Museo Nacional, refiriéndose en esta ocasión al conjunto de los edificios viejo y nuevo. No obstante, forman parte del Museo Nacional también otras instituciones como el Museo Checo de la Música, el Museo Náprstek de Culturas Asiáticas, Africanas y Americanas y muchos otros.

A modo de invitación, Lukeš cuenta que todas las exhibiciones incluyen una dimensión interactiva, ya sea mecánica o multimedia que cautiva la atención de los menores.

“Tenemos una aplicación especial donde los niños pueden experimentar con la realidad aumentada, por ejemplo, hacer nadar a nuestra ballena en su móvil, o pueden avivar el Panteón del museo, convirtiendo un espacio quizás un poco aburrido a través de una forma moderna y divertida.”

Foto: Museo Nacional de Praga

Por otra parte, Lukeš cuenta que se está preparando una nueva exposición que cautivará a visitantes de todas las edades. Con el inicio del verano llegarán al nuevo edificio del Museo Nacional las aventuras de Eduard Štorch. Štorch fue un destacado educador, escritor y arqueólogo checo, famoso por sus novelas y cuentos que ambientaba en la prehistoria. Entre sus obras, la más famosa es Cazadores de mamuts, publicada por primera vez en 1918. La exposición ofrecerá una perspectiva arqueológica al tiempo que se adentrará en las historias del autor. Y dada la vocación pedagógica de Štorch, se enfocará asimismo en cómo enseñaba él la historia y cómo se enseña hoy.

La muestra que, de acuerdo con el director Michal Lukeš, estará dirigida, sobre todo, a los niños encaja en la estrategia general del Museo Nacional de constituir un espacio de diversión y aprendizaje para las familias. En este contexto cabe mencionar que todos los menores de 15 años pueden acceder a las exposiciones de manera gratuita, cumpliendo con la misión y el eslogan de un Museo Nacional que “adora a los niños”.

Autor: Romana Marksová
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