A Praga le cae la ficha: acaba de abrir en plena Plaza Wenceslao el primer museo checo de flippers
El fin de semana pasado abrió, a pasos del Museo Nacional, un local temático que logró reunir todos los flippers que sacaron las dos principales empresas de ese rubro a lo largo de la década del noventa. En esta entrevista, Jan Kopa, el técnico encargado de ponerlas en perfecto funcionamiento, nos explica no solo en qué consiste la propuesta sino también qué lugar tienen en la sociedad checa estas máquinas de diversión y por qué están viviendo, justo ahora, un inesperado renacimiento.
Los Locos Addams, Terminator 2 y Marcianos al ataque, entre tantos otros. En pleno centro de Praga, a pasos del Museo Nacional, se acaba de abrir un espacio en el que esos verdaderos hitos de la década del noventa conviven ahora con las marcas y la vorágine de la actualidad. Pero no se trata de un cine retro, sino de un enorme local temático de flippers que lleva el sugestivo nombre de Pinball Museum 1990. Justamente, un año muy simbólico que no deja de tener una resonancia fuerte en buena parte del mundo: el inicio de una década mecida por los vientos de cambio que trajeron acontecimientos tan memorables como la caída del muro de Berlín y la Revolución de Terciopelo. Mientras llevaba a cabo los últimos detalles durante su apertura, el jefe técnico del local Jan Kopa se hizo un tiempo para hablar con Radio Praga Internacional y confirmó que la nostalgia fue, en efecto, un motor fundamental para llevar a cabo este proyecto.
“Debido a la nostalgia de que los flippers dejaran de ser aquí tan accesibles como solían ser, el dueño del local decidió que nos embarcáramos en un proyecto así. Estuvimos buscando un espacio adecuado y finalmente lo encontramos en pleno centro de la ciudad y hoy nuestro sueño se ha hecho realidad porque al fin lo hemos podido abrir”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de pinball?
“Cuando los videojuegos comenzaron a ser cada vez más perfectos, empezó a faltar en el mercado esa sensación de conexión mecánica con el juego. Y por eso los flippers están volviendo a ser más populares”.
Jan Kopa
Cuenta Kopa que desde que surgió la idea hasta que abrieron las puertas del local este mismo sábado pasaron más o menos dos años. En su opinión, el mayor desafío fue conseguir cada una de las máquinas en un estado operativo lo suficientemente bueno para someterlas al uso constante que se les va a dar. En ese sentido no hay que olvidar que, a diferencia por ejemplo de los videojuegos que pueden replicarse de un modo bastante más simple, no hay tantos ejemplares de flippers en el mundo. El motivo es que su fabricación es mucho más compleja y artesanal, ya que requiere un meticuloso proceso que limita su producción en masa. Por otro lado, no deja de ser cierto que, con el paso del tiempo, los flippers se convirtieron en todo un objeto de colección, y como Jan Kopa es consciente de eso les explica a los más jóvenes de qué hablamos cuando hablamos de pinballs.
“El pinball es un juego de habilidad que puedes controlar. No es una máquina de premios, sino de entretenimiento que se controla con unos botones que hay en los costados de la máquina. Manejas una bola que corre por el campo de juego y se trata de golpear los lugares correctos en el momento adecuado, lo cual irá aumentando tu puntaje. El objetivo del juego es obtener, de hecho, la mayor puntuación posible. Actualmente, tenemos aquí 65 flippers y nos hemos esforzado por abarcar toda la producción de las empresas Williams y Bally de los años 90, desde el año 90 hasta el año 99, cuando cesó la producción en ambas plantas”.
Es decir que en el lugar pueden encontrarse desde las primeras máquinas que utilizaban las pantallas de matriz de puntos (dot matrix) hasta los últimos dos flippers de esa tanda que salieron al filo del nuevo milenio: Revenge From Mars y Star Wars. Ambos juegos contaron con la tecnología Pinball 2000, que supuso algunas innovaciones como el uso de un monitor con animaciones y puntajes integrado al área de juego mediante una técnica de espejo. Aunque reconoce que algunos flippers son mucho más populares que otros, Kopa deja en claro que la intención del museo era, justamente, no establecer ninguna diferencia a priori y dejar que sea la comunidad de jugadores la que decida. En otras palabras, lo que quisieron seguir ellos es un criterio exhaustivo que consiste en que los usuarios puedan volver a tener a disposición todas esas máquinas del pasado para decidir, en el contexto actual, cuáles son sus favoritas.
“En los años noventa esas dos marcas fabricaron aproximadamente 54 flippers y los tenemos todos aquí. Nos hemos esforzado por recolectarlos por el mundo para que toda la década esté representada en este lugar a partir de los flippers que se han fabricado en ese entonces. Es por eso que se llama Pinball Museum 1990”.
Con los flippers a otra parte
Jan Kopa es el responsable técnico de garantizar el funcionamiento de todos esos flippers, algo nada menor teniendo en cuenta que se trata de máquinas que contienen muchas piezas mecánicas y, por lo tanto, son muy propensas a los fallos. Él mismo agrega que hay repuestos muy difíciles de encontrar en el mercado como las rampas de plástico por donde corre la bola. Por eso era tan importante para ellos conseguir máquinas que estuvieran en el mejor estado posible. Además del trabajo que ya realizó durante todo este tiempo previo a la apertura, ahora empieza otra etapa en la que él y su equipo deberán llevar a cabo inspecciones regulares, eventuales reparaciones, y, en caso de ser necesario, la instalación de componentes adicionales. Lo curioso es que en su infancia no conocía los flippers porque casi no llegaban al país durante la época del comunismo. Sin embargo, pudo descubrirlos y empezar a disfrutarlos ya en su adolescencia cuando, gracias al trabajo de su madre como violinista, estuvo viviendo tres años en Suecia.
“En los tiempos del comunismo, prácticamente no había flippers aquí. En Praga había muy pocos, eran una rareza y estaban mal mantenidos. Luego, esos lugares donde estaban los flippers desaparecieron por completo así que hubo un tiempo en el que aquí no había pinballs en absoluto. Pero después de 1990, con el desarrollo de los negocios, comenzaron a aparecer nuevamente y volvieron a ser populares. En los bares y sobre todo en las tabernas de barrio aparecieron varias salas. Pero luego el interés comenzó a disminuir un poco y ahora mismo observamos una especie de renacimiento. El tema es que con el desarrollo masivo de los videojuegos alrededor del año 2000, el interés en los entretenimientos puramente mecánicos comenzó a disminuir de a poco, porque los videojuegos comenzaron a ser muy populares debido a su enorme desarrollo gráfico. Y no quiero decir que se volvieron aburridos, pero sí creo que, al hacerse cada vez más perfectos, comenzó a faltar en el mercado esa sensación de conexión mecánica con el juego. Y por eso los flippers están volviendo a ser, de a poco, más populares”.
Aunque Jan Kopa no quiere ostentar el hecho de ser parte del local de pinballs más grande del país, sí deja en claro que existe una gran diferencia ya que ellos quintuplican la cantidad de diez o quince máquinas flippers que suele haber en otros lugares. También explica que se trata de un ámbito muy estadounidense ya que a otros países históricamente les ha costado mucho ingresar a ese mercado, a tal punto que, sin ir más lejos, no existen flippers checos, aunque sí recuerda que, en su momento, había un par de empresas italianas y una holandesa. En todo caso, no puede decirse lo mismo de los jugadores y usuarios que, lejos de reducirse al territorio de los Estados Unidos, se encuentran presentes en todo el mundo y, por supuesto, también en Europa.
“Cuando se habla de las máquinas pinball cualquiera piensa enseguida en la de Los Locos Addams”.
Jan Kopa
“Definitivamente: en Alemania, en los Países Bajos y también en Bélgica hay una comunidad realmente muy fuerte de jugadores. En esos países hay clubes que organizan torneos y también muchas personas que tienen pinballs en casa para su propia diversión. Algunos los tienen solo para un uso individual y otros se juntan en grupos, organizan fiestas y juegan entre ellos. Pero también hay lugares oficiales, por ejemplo en Alemania, que son salas de juegos muy similares a este lugar”.
Aunque esperan recibir también a muchos locales, la ubicación extremadamente céntrica del Museo de Pinballs 1990 promete una gran afluencia de público extranjero, por lo que es muy probable que muchos de los usuarios de esos países quieran conocer este emporio del pinball.
Un flipper muy normal
Aunque el objetivo del museo es ofrecer todos los flippers sin ningún tipo de privilegio, para que cada usuario pueda volver a disfrutar de su flipper favorito basado en aquella película o producción que marcó su infancia o adolescencia, Jan Kopa tampoco puede negar que, entre todas las máquinas que tienen a disposición del público, hay una especialmente popular que no casualmente fue la más fabricada de todas y hasta tuvo una edición especial para coleccionistas que también se encuentra en el museo. Lanzada en su versión original en 1992, esa máquina se convirtió, tal como explica el propio Kopa, en algo así como el flipper por antonomasia.
“Es popular debido a su reputación. Porque cuando se habla de las máquinas pinball cualquiera piensa enseguida en la de Los Locos Addams. Ese pinball en particular es el más conocido y famoso en todo el mundo, así que también tiende a ser el más popular entre la gente”.
Abierto todos los días de 10:00 a 23:00 y decorado desde el techo hasta el suelo con motivos que remiten al universo del pinball, el museo también cuenta con un bar que ofrece aperitivos, bebidas y snacks. Aunque en menor escala, hoy en día existen empresas como Chicago Gaming Machines y Jersey Jack Pinball que continúan fabricando flippers. Sin embargo, esos nuevos dispositivos no forman parte del interés de este museo, que se alimenta de la nostalgia de los años noventa, una década muy presente que, aun a la distancia, sigue activando los resortes de la memoria colectiva y obteniendo nuevos bonus en la gran máquina del tiempo.
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