¡Qué ciudad maravillosa! El día que Louis Armstrong conoció Praga

Louis Armstrong en Lucerna Music Hall (1965)

Este lunes se cumplen sesenta años desde que el gran símbolo del jazz Louis Armstrong llegó a la capital checa. Además de brindar varios conciertos inolvidables y a sala completa en Lucerna, se hizo tiempo para visitar la Catedral de San Vito, disfrutar un espectáculo del grupo teatral Semafor y hasta probar slivovice.

Lubomír Dorůžka | Foto: Tomáš Vodňanský,  Český rozhlas

Cuando Louis Armstrong pisó suelo praguense el 10 de marzo de 1965, hace exactamente sesenta años, era más popular que los Beatles. Se encontraba -una vez más o, mejor dicho, de vuelta- en la cima gracias al regreso con bombos y platillos que significó para su carrera la canción 'Hello Dolly' que, en efecto, acababa de destronar al hit de los Beatles ‘Can’t buy me love’ arrasando las listas de éxitos de Estados Unidos y despabilando por completo a Europa. Justamente, en el contexto de una gira por Europa del Este y la República Federal de Alemania, Praga se llevó la mejor parte del asunto ya que no solo fue la primera parada en una gira que lo llevó también por Rumania, Bulgaria y Yugoslavia, sino también la más larga porque Louis Armstrong y su banda All Stars estuvieron en la actual capital checa un total de diez días, siempre escoltados por el periodista musical Lubomír Dorůžka, quien desempeñó el doble papel de intérprete y guía. Además de ser una verdadera estrella de la música sin ningún tipo de restricción, Armstrong también era, por en ese entonces, el gran embajador del jazz en el mundo, tal como confirma una de sus primeras declaraciones al llegar a Praga.

“Creo que el jazz es una música que se toca desde el alma. Sea cual sea la forma en que te expreses”.

Una estrella mundial en pleno comunismo

Basta un pequeño fragmento como el que acabamos de disfrutar para entender que, más que meros conciertos, las presentaciones que llevó a cabo Louis Armstrong en Lucerna Music Hall fueron, en realidad, eventos socioculturales extraordinarios y sin precedentes, en un país que se encontraba en plena etapa comunista. A las veladas no faltaron estrellas locales como Karel Gott, Eva Pilarová y Karel Vlach. Claro que no se trató de una sorpresa: en ese entonces había plena conciencia de que se trataba de un evento extraordinario por lo que no es de extrañar que el sello Supraphon lanzara un sencillo llamado "Louis Armstrong en Praga" que, junto al documental Hallo Satchmo (1965) de Jan Špáta, ofrecen un valiosísimo registro de la visita. De todos modos, cabe señalar que la grabación completa de los conciertos se lanzó en LP recién en 1979. Pero, por supuesto, la presencia del astro del jazz en Praga no se limitó a esas nueve presentaciones en las que, como no podía ser de otra forma, no cabía ni una mosca.

Louis Armstrong en Lucerna Music Hall  (1965) | Foto: Jovan Dezort,  ČTK

“Sí, bueno, de tener algún tiempo, me gustaría ver algunas de las cosas alrededor de la ciudad. Conocí en Nueva York a una mujer de aquí y me decía que no debía dejar de conocer la iglesia”.

El tiempo, en efecto, se lo hizo y, por lo tanto, pudo conocer esa iglesia que no es otra que la catedral de San Vito dentro del complejo del Castillo de Praga. Pero, además, presenció junto a su mujer un espectáculo en el teatro Semafor, tomó una cerveza por día y hasta probó el famoso licor slivovice, del cual dijo, entre risas, que hay que beberlo con mucho cuidado. Por supuesto, en ese entonces, los medios locales informaban cada uno de los pasos que daba Louis Armstrong por la ciudad y todo el mundo deseaba cruzarse a la leyenda en algún rincón de la Plaza Vieja o paseando quizás por la Plaza Wenceslao. Lo cierto es que ese entusiasmo tan auténtico fue recibido por Louis Amstrong con una sonrisa de oreja a oreja que mantuvo no solo a lo largo de los conciertos, sino también en cada una de sus apariciones públicas, y hasta en una declaración de despedida en la que expresó su agradecimiento con el público checo.

“Estoy muy contento de haber estado aquí y que el público haya apreciado nuestra música como lo hizo, la pasé muy bien con los diferentes grupos de jazz y todo lo demás”.

En la actualidad no deja de sorprender que el régimen comunista no se hubiera opuesto a la visita de Louis Armstrong, teniendo en cuenta que el jazz tenía muy poco que ver con los valores y las formas que intentaba imponer el régimen. Sin embargo, hay quien dice que las propias autoridades del partido no podían dejar de mover los pies ante esa música llena de sentimiento que, como sucede con ciertos talentos, logra sustraerse a todo y hacer de este mundo, aún en los momentos más complicados, un lugar maravilloso, al menos por diez días.

Auditorium 15: Louis Armstrong v Praze

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