El último vuelo de las Aerolíneas Checas. Desaparece la quinta compañía aérea más antigua del mundo
Tras 101 años de historia, este sábado volará por última vez un avión de Czech Airlines (ČSA). Las aerolíneas de la República Checa eran la quinta compañía aérea más antigua del mundo de las que aún seguían surcando los cielos. En adelante, su logo pasará solamente a decorar algunos aviones de Smartwings.
La historia de las Aerolíneas Checas es casi tan larga como la propia independencia del país. Nació solo cinco años después de la fundación de Checoslovaquia, exactamente igual que la propia Radio Checa, y de igual manera, ha sido una de las señas de identidad que han acompañado al país todo este tiempo. Sin embargo, la historia de la compañía aérea toca a su fin este mismo fin de semana con un último vuelo Praga-París este sábado.
Jan Sůra, fundador del portal especializado en información del ámbito del transporte Zdopravy.cz, expresó para Radio Praga Internacional lo que significa esta pérdida.
“Se perderá una de las compañías aéreas más antiguas del mundo, ya que Czech Airlines es una de las cinco primeras que se fundaron de las que siguen en activo a día de hoy. Aunque, por otro lado, la República Checa no pierde mucho con esto, porque es una empresa que lleva diez años en declive económico y tiene un número mínimo de viajeros. Tampoco cambiará nada para los pasajeros habituales, ya que ČSA sólo opera ahora un vuelo entre Praga y París. Aquí en la República Checa perdemos una marca que podría considerarse nacional, pero que lleva mucho tiempo luchando con problemas”.
El 6 de octubre de 1923, Checoslovaquia fundó su aerolínea estatal tras adquirir una empresa originalmente privada. El vuelo inaugural estaba previsto justo para el quinto aniversario de la fundación del Estado federado, pero tuvo que ser pospuesto hasta el día siguiente, al 29 de octubre, debido al mal tiempo. El viaje era, cómo no, entre Praga y Bratislava, con un único pasajero a bordo: el periodista Václav König, del diario Lidové Noviny. Por lo demás, en aquel avión de fabricación nacional, un Aero A-14 Brandenburg sólo se transportaba correo. En su reportaje, entre otras muchas fuertes sensaciones de aquello aún tan poco habitual como era volar, König escribió:
“Es un día soleado, con sólo un poco de niebla. La vista desde el aire es impresionante y al principio pierdo la orientación. Luego ya puedo reconocer algunas ciudades y ríos. La gente en la plaza de un pueblo nos saluda y yo les correspondo. El vuelo de los gansos asustados y los saltos de las cabras en un prado me hacen reír. Seguimos sobrevolando Brno y luego el río Dyje. Los Cárpatos se alzan ante nosotros como un majestuoso telón de fondo. Con unas pocas vueltas sobre Bratislava, nuestro viaje llega a su fin”.
En 1929 la aerolínea recibió el código internacional OK que la ha caracterizado siempre y que será utilizado por última vez este sábado.
En el año 1933, con motivo del décimo aniversario de la compañía, la Radio Checoslovaca transmitió una conferencia del entonces ministro de Obras Públicas, Jan Dostálek, en la que se refirió, por ejemplo, a las medidas que se tomaban entonces para garantizar la seguridad.
“Las conexiones aéreas están aseguradas por un excelente servicio meteorológico. Este le da al piloto un informe sobre el clima en la ruta antes del despegue. Y durante el vuelo avisa al piloto mediante radiotelegramas sobre fenómenos de viento inusuales. Para garantizar los vuelos nocturnos y los vuelos retrasados, el Ministerio de Obras Públicas ha instalado a lo largo de la ruta Praga-Brno-Bratislava 18 faros que guían al piloto con señales luminosas. Estos servicios garantizan la seguridad de los vuelos“.
Las Aerolíneas Checas volaban originalmente desde el aeropuerto de Kbely, en Praga. Luego se decidió construir un nuevo emplazamiento en Ruzyně que entró en funcionamiento en 1937 con una de las terminales más modernas de Europa para entonces.
Aquel mismo año, la empresa introdujo otra innovación: por primera vez acompañaban azafatas a los viajeros. Una de ellas fue Charlotte Dvořáková, que habló de su trabajo para la Radio Checoslovaca.
“Nuestras tareas son más numerosas de lo que se puede pensar. Antes del despegue, primero recibimos el buffet de a bordo. Esta es una caja que contiene muchos refrigerios, pero el más popular es la Pilsen bien fría. A veces aterrizamos y no nos queda ninguna. En el aeropuerto recojo los periódicos, mapas de rutas y el correo. También llevo siempre conmigo una pequeña maleta que contiene material publicitario sobre nuestra República. Naturalmente, algunos viajeros se interesan por las opciones de vuelo en el país, mientras que con otros primero tengo que iniciar yo esa conversación de forma adecuada. A veces hay una confusión babilónica de idiomas muy divertida. De vez en cuando, la conversación es tan animada que los viajeros olvidan que estamos a varios kilómetros de altitud o que nos adentramos en una zona de mal tiempo”.
La edad de oro, un puente entre Occidente y el bloque del Este
La historia de las Aerolíneas Checas transcurrió paralela a la del país. Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, la empresa pasó a formar parte de Lufthansa. Tras la Segunda Guerra Mundial, volvió a convertirse en la compañía del Estado checoslovaco y fue creciendo paulatinamente al igual que la propia aviación civil a nivel global.
En otoño de 1957 aterrizó en Praga el primer avión a reacción de la compañía, un Tupolev Tu-104 de fabricación soviética y se convirtió así en la segunda compañía aérea del mundo, después de Aeroflot, en utilizar este tipo de máquinas en sus vuelos regulares.
A finales de los 70, la empresa tenía en funcionamiento la mayor flota de sus cien años de historia: un total de 75 máquinas. Fueron los mejores años de las entonces llamadas Aerolíneas Checoslovacas, dice el experto Jan Sůra.
“La edad de oro fue en parte la era comunista, porque ČSA representaba un puente entre Oriente y Occidente porque ofrecían conexiones aéreas desde los países capitalistas hacia el Bloque del Este. Pero los años 90 también pueden describirse como una época dorada, cuando la competencia no era tan grande y Praga era considerado uno de los aeropuertos más importantes de Europa. Era un centro de referencia para vuelos a Oriente Medio o al Norte de África, donde la aerolínea mantuvo durante mucho tiempo una buena red de rutas”.
En los 90, tras la disolución de Checoslovaquia, La empresa mantuvo las siglas ČSA como marca, pero su nombre, igual que el país, se acortó. Pero el brillo de aquellos grandes años para la compañía seguía patente, dice Sůra.
“Especialmente en los años 90, su servicio los diferenciaba de muchas otras aerolíneas. Czech Airlines tenía fama de ofrecer una oferta bastante buena a bordo. Los viajeros recibían buen catering y el personal de a bordo cuidaba bastante bien a los pasajeros”.
El fin de una era
El siglo XXI, sin embargo, ha sido nefasto para Czech Airlines. La aparición de la competencia de las empresas de bajo coste y la falta de flexibilidad para adaptarse a los nuevos tiempos de la aviación civil, igual que en muchos otros casos por todo el mundo, hundieron rápidamente a la compañía. La compra de casi la mitad del capital de la firma por parte de Korean Air en su día no terminó con sus profundos problemas y la compañía asiática terminó por deshacerse de su participación.
Finalmente, es la empresa checa Smartwings la que se hará cargo de todo lo que quede de las aerolíneas nacionales. De hecho, no se extrañen si algún día ven aterrizar en su ciudad un avión decorado con los colores y el logo de Czech Airlines, explica Jan Sůra.
“Hay que decir que, paradójicamente, la marca no desaparecerá por completo, sino que en realidad seguirá existiendo porque ahora ČSA se hará cargo de dos nuevos aviones que llevarán el logo de Czech Airlines, pero que serán operados bajo el código de la compañía Smartwings. Por lo demás, la marca permanecerá en… No sé cómo definirlo, como un vacío. No sé cómo se usará la marca, pero tampoco creo que signifique mucho para los pasajeros, porque el transporte aéreo también ha cambiado significativamente. El apogeo de ČSA fue cuando volar era algo exclusivo y la gente no volaba con tanta frecuencia. Ahora volar es completamente normal y, a menudo, la forma más barata de viajar por Europa. Por esto, a la gente le da igual la compañía, y lo que le importa es si le va bien la hora y el precio”.
Cuando el año pasado Czech Airlines celebró su centenario, desde luego, la situación no era ya para grandes festejos con una sola aeronave alquilada como toda flota.
Finalmente, este sábado 26 de octubre se acaba una historia de casi exactamente 101 años surcando los cielos de todo el mundo con los colores checos.