Un área natural privada, por primera vez entre los parques del año
La antigua cantera de Santa Ana de Tábor es uno de los parques del año en Chequia. En su media hectárea de extensión reúne distintos biotopos y flora difícíles de ver en otros lugares del país, y todo gracias al esfuerzo durante más de una década de una persona.
El níspero, el sanguino o la vejiga europea son especies de arbusto que difícilmente se encuentran ya en la República Checa. Sin embargo, cerca de Tábor, en la antigua cantera de Santa Ana (Lom Svatá Anna) crecen sin problema entre los diversos biotopos que conforman lagos grandes y pequeños y zonas pantanosas de un parque bastante único en el país.
Su impulsor, Viktor Mačura, contó la historia del espacio a la Radio Checa.
“La cantera existe aquí desde la Primera Guerra Mundial, cuando producía piedra. No era de gran calidad, pero la suficiente para hacer carreteras o revestimiento de muros para vallado o cuadras. Lo que hoy se puede ver aquí es lo que ha modelado la naturaleza y un poco la mano del hombre desde que hace aproximadamente 65 años terminase la explotación minera en la cantera”.
El lago mayor nunca se seca, pero los tres menores lo hacen a veces, no todos los años, creando unas condiciones y unos procesos naturales propios para el lugar hace miles de años, subraya Mačura.
El geólogo Václav Cílek destaca la estepa como uno de los biotopos más interesantes que se pueden visitar en la Cantera de Santa Ana. Y también valora los esfuerzos de Viktor Mačura para la conservación del lugar, algo que es mérito básicamente suyo y de toda la gente que logró movilizar durante más de una década.
“Todavía se conserva hierba de este tipo estepario en suelos arenosos. Puedes traer un microscopio, ver qué tipo de algas hay en el agua, puedes observar aves, es un lugar perfecto para los anfibios. Si no fuera por Mačura, esta hermosa cantera, este pedazo de naturaleza realmente hermoso con lagos, probablemente hace mucho tiempo que estaría cubierto de desechos inertes sobre los que se habría creado un terreno edificable completamente estéril”.
Viktor Mačura fue el primero que supo identificar en el lugar varios biotopos únicos para la naturaleza checa, algo que después le confirmaron geólogos y especialistas como el propio Cílek.
Para su conservación, Mačura decidió crear un parque natural privado que puede visitar el público. Tras muchos años de trabajo ha logrado numerosos premios, entre los que ahora destaca el segundo lugar conseguido recientemente en la competición Parque del Año 2023.