El Gólem de Gustav Meyrink con ilustraciones de Jaroslav Róna
Con ilustraciones a todo color del autor de la emblemática escultura de Franz Kafka en la entrada del Barrio Judío, acaba de salir una nueva edición de El Gólem de Gustav Meyrink, considerado el primer bestseller de la historia moderna. En esta entrevista, su editora nos habla de la vigencia de una novela que describe como ninguna otra la antigua Praga y hasta qué punto toma distancia de la típica representación checa de esa figura legendaria.
Una de las atracciones turísticas más visitadas de Praga es la escultura de Franz Kafka junto a la Sinagoga Española, en la que el escritor aparece subido a hombros de alguien que podría ser su padre y, en su base, muestra un insecto que recuerda a uno de sus libros más famosos. El autor de esa escultura basada en el relato Descripción de una lucha es el artista checo Jaroslav Róna, quien ahora vuelve a ser noticia por involucrarse con otro escritor trascendental que, a pesar de no haber nacido en Praga, se convirtió en parte fundamental de la ciudad, tal como cuenta Martina Mašínová, editora de Argo, a cargo de un proyecto que acaba de hacerse realidad.
“Meyrink es un autor fundamental de Argo y es interesante que el primer libro de él que salió en 1992 fue El ángel de la ventana de Occidente, por lo que el objetivo fue seguir publicando sus libros con bastante rapidez. El plan original de reeditar El Gólem era hacerlo con las ilustraciones originales. Sin embargo, lo pospusimos hasta que surgió la idea de vincularlo con Jaroslav Róna, con quien Argo ha tenido una buena relación durante mucho tiempo. Y creo que la idea funcionó a la perfección porque las ilustraciones congenian muy bien con el texto. Lo especial de este libro es que cuenta con ilustraciones completamente originales de Jaroslav Róna, que ofrecen algo extra”.
“La idea de vincular a Meyrink con Jaroslav Róna funcionó a la perfección porque las ilustraciones congenian muy bien con el texto”.
En El Gólem aparecen varios escenarios de Praga y, entre ellos, el Callejón Dorado del Castillo, donde Meyrink ubica la historia de la casa de la última farola, que solo pueden ver algunas personas ciertos días de niebla. Hace algunos meses, apareció de hecho una placa en varios idiomas que recuerda esa leyenda. Lo cierto es que con la traducción de Eva Pátková y esas ilustraciones a todo color de Jaroslav Róna, el libro salió hace tan solo tres semanas y ya despertó varios elogios en redes sociales. Sin embargo, los responsables de la editorial están preparando otra variante de esta misma edición con una tirada mínima.
“Es importante destacar que también hay una edición limitada en camino, que debería estar en el mercado en enero y tendrá un diseño un poco diferente, más exclusivo, y va a tener pegados los dibujos originales de Róna, así que tenemos muchas expectativas y creemos que eso va a ser aún más interesante para los coleccionistas”.
Martina Mašínová trabaja hace cuatro años en Argo y cuenta que la idea de reeditar El Gólem de Meyrink estaba en los planes de la editorial antes de que ella llegara. Recuerda que lo leyó por primera durante la escuela secundaria y asegura que, ya en ese momento, lo que más le había sorprendido de esta novela muy elogiada por Jorge Luis Borges era la cantidad de niveles de lectura que despliega a partir de su curiosa estructura fragmentada.
“El Gólem, más teniendo en cuenta que sus derechos ya fueron liberados, se trata, por supuesto, de un clásico, por lo que todo el mundo está buscando su Gólem, todo el mundo tiene algún ejemplar. Nosotros veníamos pensando cómo abordar una reedición novedosa y la manera de hacerlo fue darle vida con estas ilustraciones. Se trata, por lo demás, de un texto notable y yo misma me sorprendí al leerlo hace mucho tiempo por esas múltiples capas que ofrece. Pero lo importante es que el texto sigue funcionando en cierta forma y, al mismo tiempo, sabes que es de otra época porque han pasado ya muchos años”.
En ese sentido, Martina Mašínová no duda en decir que El Gólem de Gustav Meyrink forma parte de un canon literario fundamental que incluso suele aparecer en los programas oficiales de las escuelas checas. Y si bien reconoce que no se trata de un texto de lectura sencilla, entiende que se sigue leyendo mucho, tal como parecen confirmar sus continuas reediciones. Otro aspecto interesante es que, a su entender, la creatura propuesta por Meyrink que, a decir verdad, aparece en contadas ocasiones en la novela, se separa bastante de lo que fue el tratamiento posterior que los checos le dieron a la leyenda, a partir de cuentos de hadas y películas como El panadero del emperador y el emperador del panadero, con la actuación estelar de Jan Werich.
“Desde luego es un texto clave en muchos sentidos: marca un punto bisagra en la evolución de la vieja Praga, suele hablarse de él en relación con Kafka, Julius Zeyer y otros autores. Creo que se lee todo el tiempo y en realidad es una figura icónica. Y lo interesante es que en cierto modo se remonta a las fuentes del Gólem, su imagen es completamente diferente del Gólem exagerado que muestran nuestros cuentos de hadas. El de Meyrink es más una guía espiritual y creo que ahí es donde sería importante regresar: al texto fuente, en el que Meyrink realmente se tomó el trabajo de estudiar e interesarse por el ocultismo, la cábala judía y diferentes movimientos espiritualistas. Eso lo hace grande: el involucrarse con esa espiritualidad que luego se fue desvaneciendo de la imagen del Gólem, abrumado por la figura del gigante del cuento de hadas. Es por eso que el Gólem de Meyrink está más conectado a esa tradición de tan larga data”.
Otra diferencia que marca Mašínová con respecto a la figura típicamente checa del Gólem es el humor. Tanto en los cuentos como en la película de Martin Frič aparecía una clara vertiente humorística que, en el caso de Meyrink, solo se advierte recién en el sorprendente final de la novela. Por el contrario, considera que la esencia del libro es cierto retorno a la imaginación o a la ensoñación y mostrar cómo era la vida en Josefov antes de la demolición que, dicho sea de paso, también se menciona en la novela. Tal como explica Mašínová, si esta historia tiene el poder de trasladarnos a otra época, es quizás porque incluso para el propio autor funcionó como un libro de memorias sobre su extravagante vida en Praga, una ciudad que lo fascinó e inspiró, pero de la cual tuvo que irse por la puerta de atrás, luego de una serie de conflictos ocasionados en el banco que dirigía.
“Meyrink realmente se tomó el trabajo de estudiar e interesarse por el ocultismo, la cábala judía y diferentes movimientos espiritualistas”.
“Creo que, en principio, la mayoría de los lectores no van a tener en cuenta cómo vivió Meyrink en esta ciudad, qué hacía ni con quién se juntaba. Tampoco creo que eso sea tan necesario para su lectura porque el texto funciona por sí mismo. Pero también es cierto que todo eso aparece, de algún modo, en el propio texto, aunque procesado de una manera extraña y muy poco común hoy en día: la iluminación, en términos de las ciencias ocultas y las enseñanzas judías, en conexión con un muy atractivo suspenso. Porque se trata de una historia de terror, una historia fantasmagórica en medio de una historia de amor y odio, pérdida y venganza. Así que detrás de este libro tenemos un autor que fue capaz de fusionar un montón de influencias diferentes y creo que por eso se trata de un texto muy fuerte y con muchas posibilidades de interpretación”.
En ese sentido, Martina Mašínová entiende que hay muchas formas de leerlo pero entre ellas detecta también una especie de corriente subterránea que, insiste, pone en juego el regreso a una tradición que se ha perdido casi del todo en la era moderna. Lo interesante es que, en su opinión, Meyrink mira hacia atrás desde su propio presente y no es casualidad que un episodio de la novela tenga que ver con el derrumbe de un puente, clara metáfora del corte que tiene lugar entre distintas épocas. Y a propósito de puentes, ante la pregunta de si existe en la actualidad algún escritor checo que tenga cierta influencia de Meyrink, Mašínová contesta afirmativamente.
“El primero que me surge es Miloš Urban, que también es un autor importante de Argo y hasta trabaja en la editorial. Por ejemplo, en su libro Las siete iglesias, donde veo alguna relación en cuanto al trabajo con la ciudad, el trabajo con el espíritu del lugar y con personajes que parecen ser de un modo pero luego muestran otra dimensión. Y tampoco falta ese personaje algo extraño que se desplaza por la ciudad a través del tiempo”.
Otra autora en la que nota cierta afinidad con Meyrink es Daniela Hodrová, aunque en su caso entiende que tiene también muchas otras influencias. Y si bien no es tan probable que los más jóvenes lean un libro así, Mašínová no descarta que suceda gracias a los eficaces arquetipos de misterio con los que trabaja el libro y esa potencia visual que inspiró a Jaroslav Róna. Por último, asegura que el libro tiene una sensibilidad totalmente ajena a esta época, pero eso mismo lo vuelve atractivo. En su opinión, los adolescentes van a encontrar en sus páginas algo que quizás no entiendan del todo y eso mismo puede impulsarlos a ir más lejos.