La tundra checa celebra su 60 cumpleaños como Parque Nacional enfrentada a grandes peligros
Krkonoše, o los Montes Gigantes, es una de las joyas naturales de Chequia, sobre todo por el hecho de contar con el único paisaje de tundra en el país. Este, sin embargo, se ve cada vez más amenazado por el cambio climático.
El Parque Nacional de Krkonoše celebró en mayo su 60 aniversario. Se trata del parque nacional más antiguo y más visitado de la República Checa. De cara a su séptima década, no obstante, la joya natural se enfrenta a muchos problemas que, por una parte, derivan del turismo excesivo y, por otra parte, del cambio climático, según explicó en entrevista a la Radio Checa Jakub Kašpar, director adjunto de la Gestión del Parque Nacional de Krkonoše.
“Yo le desearía al parque que se acabara el cambio climático. Es un gran problema porque la frontera superior del bosque sube unos 43 centímetros al año, lo cual es una velocidad increíble. El problema es que Krkonoše es un parque nacional debido a lo que está por encima de la frontera superior del bosque: la tundra”.
La tundra de Krkonoše es un paisaje único a nivel mundial. Primero por el hecho de estar en Europa Central y, segundo, por combinar fenómenos que se encuentran en zonas alrededor del círculo polar o en montañas muy altas como los Alpes.
Además del avance de la línea forestal, otra noticia mala para el Parque Nacional de Krkonoše es el decreciente número de avalanchas de nieve.
“Para los turistas es una buena noticia que no haya avalanchas de nieve. Pero para la naturaleza no, sobre todo en lo que se refiere a la flora, porque las avalanchas mantienen los caminos por los que pasan sin bosque. Unos 10 años atrás caían en la parte checa de Krkonoše unas 60 avalanchas durante un invierno, esto ahora parece un sueño”.
Advirte Kašpar que en estos caminos por los que transcurren las avalanchas es donde se forman los llamados jardines, por ejemplo, el jardín de Krakonoš, de Schustler o del Diablo, que presentan un fenómeno natural que se da en todo el planeta. De hecho, el primer ejemplo descrito de ello fue precisamente en Krkonoše. Estos jardines son lugares en los que “se para” el viento generado en el Mar Báltico, que sopla por encima de toda la planicie de Polonia y trae semillas, arena y polen recogidos por su largo camino, brindando a los jardines de Krkonoše una gran variedad de especies.
Una regla única
En 2022, el Parque Nacional de Krkonoše recibió a más de 12 millones de turistas. Los puntos más visitados son el pico Sněžka, el más alto de Chequia, o el nacimiento del río Elba. “Ahí uno no descansa de la multitud de gente a la que se enfrenta cada día”, dice Kašpar y añade que para disfrutar del paisaje sin caminar en fila es mejor salir de excursión cuando hace mal tiempo o elegir una ruta que no atraviese los principales caminos turísticos.
Kašpar añade una petición a todos los visitantes de este Parque Nacional, que es permanecer en las rutas establecidas.
“Esto es importante porque la naturaleza y, sobre todo, la fauna, necesita al menos algún refugio en el que se pueda esconder un rato de los individuos de la especie Homo sapiens sapiens. Y no lo tienen fácil. Los ciervos, por ejemplo, cambiaron su comportamiento por culpa del hombre. Ahora son animales nocturnos, pero originalmente eran animales de día. Durante el día, sin embargo, no salen porque por todos lados hay personas. Y no se trata solo de los ciervos. Por eso es tan importante para nosotros que la gente permanezca en los caminos indicados”.
Este 3 de junio se celebrará en el Parque Nacional el evento público “Krkonoše limpio” que comienza en la ciudad de Špindlerův Mlýn. Cada año asisten a esta actividad entre 30 y 60 personas que ayudan a limpiar la zona de basura y así devuelven a la naturaleza al menos un poco de lo bueno que les brinda. Pero menciona Kašpar que incluso mejor es cada vez que uno vea basura por el camino, recogerla y llevársela sin más.
