“Las Montañas de los Gigantes pueden acoger a millones de visitantes si respetan las reglas”
El cambio climático y el impacto de millones de turistas son los mayores retos a los que se enfrenta el parque nacional de las Montañas de los Gigantes. Sus guardias advierten de que el ecosistema solo sobrevivirá si todos aprenden a respetar su belleza natural.
El parque nacional de las Montañas de los Gigantes (o Krkonoše) fue fundado en 1936 y es el más antiguo de la República Checa. Se extiende sobre la cordillera más alta del país y sus bosques, senderos y panoramas espectaculares lo han convertido en el destino favorito de millones de turistas.
Las Montañas de los Gigantes lucen un ecosistema único, no solo para Chequia sino para toda Europa Central. Al subir al punto más alto de la cordillera, la montaña Sněžka, de 1602 metros, uno puede olvidar fácilmente las coordenadas en las que se sitúa. El viento, el frío y la baja vegetación, compuesta de hierbas y arbustos, evoca más bien un paisaje nórdico.
Michal Skalka, jefe del Centro de Educación Ecológica de la Administración del parque nacional de Krkonoše, contó en entrevista para Radio Praga Internacional, lo único que es este hábitat natural.
“Hay varios elementos que hay que proteger, pero lo más importante es la tundra. Crecen aquí plantas que no encontrarán en ningún otro lugar del mundo. El diente de león de Krkonoše solo crece en Sněžka, en el valle de Obří důl y en ningún otro lugar del planeta, al igual que una especie de verónicas. En la hierba entre las rocas anidan también dos especies únicas de aves”.
Es precisamente Sněžka, el pico más alto de todo el país, que más preocupa a Skalka y a sus compañeros. A principios de las vacaciones de verano, la administración del parque decidió colocar redes alrededor de la cima de la montaña. De acuerdo con Skalka, más que una medida para prevenir que la gente se saliera de las áreas designadas, se trataba de un esfuerzo para abrir el debate sobre la protección de las áreas más delicadas del parque.
“La cima del Sněžka es visitada por un número enorme de turistas. El 12 de septiembre de este año, unas 11 500 personas subieron a la montaña, ya sea a pie o por teleférico. Es una cifra terrible. Y el espacio que tienen arriba para moverse cuenta con el tamaño de media cancha de fútbol”.
Este espacio está rodeado por una hierba que, para un turista ignorante, puede parecer como cualquier otro pasto, no obstante, es todo lo contrario. Es precisamente allí donde crecen y anidan algunas de las especies endémicas de la zona.
De acuerdo con Skalka, no solo hace falta que la gente entienda que no puede pisar fuera de los senderos establecidos por el parque nacional, sino que también necesita entender el por qué. Aún más si tomamos en cuenta que las Montañas de los Gigantes son uno de los parques con más visitantes por kilómetro cuadrado en el mundo. No obstante, según Skalka, no es el número de visitantes lo que cuenta, sino su comportamiento.
“Lo importante no es si llegan a los Montes Gigantes 12 o 13 millones de personas al año. Lo esencial es cuántos caminan por donde no les corresponde. Un turista regular que viene a pasear básicamente solo puede cometer dos errores: salirse de los senderos y tirar basura. Si los 12 o 13 millones de turistas respetan las reglas, no creo que representen un gran problema para Krkonoše. Pero si un 10% viola las normas, es un gran problema”.
A pesar del número creciente de personas y su comportamiento, que no es siempre apropiado, han encontrado su camino de regreso al parque nacional algunos animales, desaparecidos de la zona desde hace decenas de años. Además de las nutrias, se trata, por ejemplo, de lobos y linces. Su número es bajo y el optimismo de los guardianes prudente, pero parece que le están perdiendo el miedo a los humanos, según confirma Daniel Bílek, miembro del Centro de Educación Ecológica.
“Una de las razones es que, por ejemplo en el caso del lobo, crece su presencia en las regiones circundantes, como en Alemania y Polonia. Y los animales se desplazan también a Krkonoše. Al mismo tiempo, los lobos se están acostumbrando a la presencia de la gente. Oímos a menudo en los medios que lobos roban ovejas a plena luz del día”.
El impacto del calentamiento global
Otro gran tema ecológico, no solo en Chequia, es el calentamiento global y sus repercusiones en los hábitats naturales. También en Krkonoše se presienten los cambios. Uno de los más evidentes son los inviernos más cortos y la falta de nieve.
En la cima de las montañas en Chequia se utilizan desde hace varios siglos palos de madera para marcar los caminos y asegurar que las personas los encuentren también en invierno cuando cae la nieve. Los palos suelen medir 4 metros. Según Michal Skalka, hace 30 años no era sorprendente que hiciera falta añadir una segunda fila, cuando la primera desaparecía bajo la nieve. No obstante, en las últimas décadas, tal situación ya no se da.
De acuerdo con Skalka, sube también la temperatura en la cima de la cordillera y esto ocasiona que se transforme la vegetación.
“Esto es un lío. Porque con la temperatura suben también las zonas de vegetación, es decir que la frontera superior del bosque se va moviendo, despacio, hacia arriba. Y no se trata solo del bosque. Analizamos, por ejemplo, la presencia de garrapatas. Hace 30 años, a una altura de mil metros, casi no aparecían. Ahora es común”.
También las lluvias afectan la naturaleza de las montañas. Mientras que el volumen de las precipitaciones es similar al de antes, crece su intensidad. Se producen inundaciones y también tormentas de nieve que derriban grandes cantidades de árboles.
Futuros proyectos
El Centro de Educación Ecológica de la Administración del parque nacional de Krkonoše tiene planeados varios proyectos que, según espera Skalka, ayuden a aliviar la situación en las zonas más afectadas. Tal y como explica, la creatividad y las buenas ideas no les faltan y aprovechan subvenciones de los fondos europeos para realizarlas.
Uno de los proyectos busca hacer más agradable la visita a la cima de Sněžka. Skalka admite que las personas que ahora escalan la montaña, no tienen donde sentarse. Razón por la que muchos traspasan las redes y se sientan en la hierba. El parque ya ha introducido veinte nuevos bancos y planea instalar otros treinta más, al igual que dos áreas donde los visitantes podrán tumbarse y descansar un momento.
Uno de los proyectos ya realizados es ‘Krkonoše sin barreras’ que acerca la belleza de los montes a las personas en silla de ruedas y facilita el acceso también a familias con niños pequeños. El parque ha preparado diez rutas que se pueden recorrer cómodamente en silla de ruedas, ya sea manual o eléctrica.
Los retos a los que se enfrentan las Montañas de los Gigantes son numerosos, pero la administración del parque está trabajando por conservar el ecosistema para generaciones futuras.
De acuerdo con Michal Skalka, la mayor tarea del parque en la actualidad y un futuro próximo, es comunicar de manera eficiente con los visitantes de Krkonoše y con los habitantes de la zona. Para que todos entiendan qué es lo que hay que hacer para mantener vivo este extraordinario paisaje.