El Festival del Café de Praga cumple una década
En sintonía con el auge que, desde hace ya varios años, viene teniendo la bebida en todo el país, este sábado el Festival del Café de Praga cumple una década y lo festeja con muchas novedades. Desde el equipo de la organización, Katka Bartošová cuenta los detalles y actividades de una jornada que traerá invitados de varios países de Europa y promete ser tan intensa como deliciosa.
Bajo un lema que destaca el rol que tienen las cafeterías en las ciudades, este sábado tiene lugar en el mercado de Holešovice una nueva edición del Festival de Café de Praga, un evento que ya cuenta con una gran tradición, tal como nos confirma Katka Bartošová del equipo organizador.
“Sí, es la décima edición del Festival del Café y fueron siempre años consecutivos, menos el 2020 por el COVID. Desgraciadamente no se pudo hacer pero excepto por ese año, el festival siempre estuvo”.
Especialmente pensado para fanáticos, especialistas, aficionados y admiradores de esa famosa bebida que viene acompañando y despertando, desde hace más de mil años, a la humanidad, el Festival del Café es una creación de la organización sin fines de lucro Coffee Embassy, cuyo director Daniel Kolský también está al frente de Mamacoffee, una tostaduría que cuenta, a la vez, con muchas cafeterías en Praga.
“Los visitantes van a poder probar mucho, mucho café bueno de varias cafeterías y tostadurías checas que se van a estar presentando, también van a poder escuchar charlas acerca del universo cafetero y cómo funciona en República Checa, y también habrá personas del extranjero”.
En efecto, agrega Bartošová que, este año, el festival tendrá invitados de Alemania, Eslovaquia, Hungría y Letonia, y además habrá un puesto ucraniano. Desde el principio de la guerra, tanto Coffee Embassy como Mamacoffee vienen apoyando a los refugiados ucranianos y, de hecho, Mamacoffee abrió una cafetería atendida por mujeres ucranianas que, hace poco, tuvo que cerrar por el aumento de los costos, aunque mantuvieron a las trabajadoras que, a partir de ahora, se desempeñarán en otras cafeterías y también en el festival. Al igual que en años anteriores, el público podrá acceder a todas las propuestas del festival comprando previamente un pase único.
“Y después esa entrada les permite el acceso durante todo el día del festival para probar todo lo que habrá, para escuchar las charlas, para disfrutar de la zona de relajación y también habrá una tienda para comprar café”.
Es decir que, con solo comprar previamente la entrada, el público podrá degustar todo el café que quiera en cada uno de los stands que tendrá cada tostaduría.
“Este año va a ser un poco diferente porque siempre había puestos donde las cafeterías y tostadurías rotaban cada dos horas para presentarse. Sin embargo, este año cambiamos un poco el sistema y habrá dieciocho tostadurías presentes durante todo el día, entonces no habrá que hacer tanta cola como ocurría anteriormente con algunas muy famosas porque todos querían probar su café. Ahora van a tener todo el día para probar el café de esas veinte y después habrá dos o tres puestos de los rotantes”.
Katka Bartošová conoció el festival de café hace unos tres años y, luego de colaborar en dos oportunidades, este año tendrá a su cargo al plantel de voluntarios que, a cambio de la entrada, ayudan con la organización, chequean los tickets, asisten en los workshops y se ocupan, en definitiva, de que todo salga bien. Lo cierto es que, año tras año, el festival de café de Praga interesa y reúne a cada vez más personas en sintonía con la notable revalorización del café y su cultura, que República Checa viene experimentando en el último tiempo.
“Cada vez hay más cafeterías a pesar de la crisis, del covid y de los precios en alza. Yo creo que las personas acá aprendieron a apreciar más el café, a tomar buen café, y cambiaron sus tradiciones del café instantáneo o ‘turek’ checo que se tomaban anteriormente acá y ahora a muchos les gusta el café gourmet”.
El llamado ‘turek’, que no tiene nada que ver con el café que se prepara en Turquía, es una antigua variante eslovaca y checa que consiste en poner café finamente molido en una taza de vidrio para luego echarle el agua hervida y dejarlo reposar. Según Bartošová, en la actualidad hay muy buenas cafeterías en toda la República Checa, incluso en pueblos muy pequeños; mientras que los consumidores son cada vez más conscientes del proceso del cultivo del café y ya no se conforman con comprar un paquete en el supermercado sin saber nada de su procedencia. Al mismo tiempo, nota que, de a poco, el café filtrado empieza a ganarse un público considerable.
“Yo diría que aún es mucho más conocido el café preparado en máquina espresso y los derivados que luego se preparan con leche, aunque creo que las personas más jóvenes ahora suelen tomar mucho el café filtrado, que anteriormente no había y no era muy conocido, pero ahora se puso más de moda”.
Bartošová dice que toma, efectivamente, dos cafés filtrados por día: un ‘aeropress’ por la mañana en su casa y un ‘V60’ por la tarde en el trabajo. En caso de estar muy cansada, agrega un cafecito más al mediodía. Por otro lado, cada vez que puede, visita alguna de las muchas cafeterías que hay en Praga y tantas otras ciudades del país porque le encanta la energía de esos verdaderos refugios donde los checos van a estudiar, trabajar o reunirse con amigos. Esas cafeterías que, tal como indica el lema de esta edición del festival, también le dan su propia impronta a las ciudades.