“La guerra en Ucrania ayuda a los checos a entender mejor la importancia del Pacto Verde Europeo“
Mientras la Unión Europea debate abandonar el petróleo ruso, el vicepresidente de la Unión de Industria y Transporte, Radek Špicar, habló con la Radio Checa sobre el impacto que la guerra en Ucrania está teniendo en la economía nacional y cómo puede transformar la percepción de los checos del Pacto Verde Europeo.
Gran parte de los países comunitarios parece estar a favor de la propuesta de la Comisión Europea de poner fin a la importación del petróleo ruso de aquí a fin de año, al menos para la mayoría de los estados.
De acuerdo con el vicepresidente de la Unión de Industria y Transporte, Radek Špicar, las empresas checas ya se están preparando para este difícil escenario. Y mientras que cuentan con que el Estado ayudará a resolver la situación, también están tomando sus propias medidas para disminuir su dependencia en los combustibles fósiles y reforzar su sostenibilidad.
Un estudio de la Unión de Industria y Trasporte, concluido hace poco tiempo, indica que las compañías están buscando invertir en soluciones más limpias, y eso a pesar de la situación económica actual que, con la inflación y el aumento de los precios, se vuelve más y más complicada, afirma Špicar.
“Descubrimos que el 60% de las empresas se está preparando para invertir en su eficiencia energética durante este y el próximo año. Al mismo tiempo, el 40% anticipa que sus ingresos serán menores que en 2021, por lo que las inversiones no podrán ser tan altas”.
La subida de los precios de las energías es un gran problema, de acuerdo con Špicar, sobre todo para una economía como la checa, enfocada más que otras europeas en la industria. Áreas como la metalurgia, la vidriería o el sector automotriz dependen de las materias primas que más se han visto afectadas por la crisis: el gas y la electricidad.
El ministro de Industria y Transporte checo, Jozef Síkela, ha sido el encargado de negociar en nombre de Chequia sobre las sanciones energéticas contra Rusia a nivel europeo. Como una de las condiciones de la adopción del embargo sobre el petróleo ruso insiste en que la UE pase a un sistema de compras conjuntas de las energías.
De acuerdo con Špicar se trata de un mecanismo que debió adoptarse desde hace mucho tiempo.
“Cuando un país pequeño compra el volumen que necesita, de gas, petróleo o lo que sea, de un productor grande, nunca será capaz de negociar el mismo precio que un bloque de 500 millones de personas. Es una lógica simple. En el pasado, los países pequeños, más pobres, pagaban más. Y los grandes compradores menos. Y si lográramos unirnos a nivel europeo y comprar de manera conjunta, no permitiríamos al otro lado que nos divida y nos dicte, sería excelente”.
Špicar destaca que la Unión Europea logró tal unidad durante la pandemia del coronavirus, cuando adquiría vacunas de manera conjunta, solución que resultó beneficiosa para países como la República Checa.
No obstante, la situación actual representa un desafío aún mayor. Mientras que el petróleo ruso será más fácil de sustituir que el gas, Špicar advierte que el impacto en la economía será fuerte. La idea, adelantada por algunos expertos, de que Europa podría verse obligada a pasar a un sistema de racionamiento, es una pesadilla para estados y empresas. De acuerdo con el vicepresidente de la Unión de Industria y Transporte, habría que adoptar toda una serie de medidas.
“Espero que ahora ya todos entiendan que la dimensión de la seguridad energética del Pacto Verde Europeo, es decir la idea de librarse de la dependencia en materias fósiles suministradas por regímenes totalitarios y dictaduras, es esencial. Porque nos estamos convirtiendo en objetos y víctimas de extorsión. Y es nuestro interés, no solo económico, sino también de seguridad, finalizar el Pacto en este aspecto”.
“Primero tendría que aprovecharse el gas que se encuentra en los depósitos, que estamos intentando llenar ahora, al último momento. Sería necesario conseguir de manera inmediata nuevas fuentes y conectar las infraestructuras de los países que cuentan con soluciones alternativas y con las de los países que no. Si lográramos una solidaridad europea, es decir que países que cuentan con fuentes alternativas fueran capaces y estuvieran dispuestos a compartir con los que dependen fatalmente del gas ruso, y entre ellos está la República Checa, sería fantástico. Pero se trataría de la prueba más difícil para la solidaridad europea después del Covid”.
A pesar de lo difícil que es la situación actual para la economía checa, y la europea en general, Špicar afirma que no tiene información de que alguna empresa intentara hacer lobby en contra de las sanciones o que intentara eludirlas de alguna manera.
“El sector empresarial, ya sea checo o europeo, está demostrando una enorme responsabilidad social, a pesar de que le está costando mucho dinero. Muchas empresas están haciendo incluso más. No solo están cumpliendo con las sanciones y no las están cuestionando, sino que intentan ayudar por su cuenta. Y, en este aspecto, la República Checa ha sido un líder, no solo en Europa, sino también a nivel mundial”.
El Pacto Verde Europeo y la seguridad energética
La crisis energética actual ha puesto de relieve la necesidad de resolver la dependencia de las economías mundiales en las fuentes de energía tradicionales y los combustibles fósiles. Adaptar las políticas comunitarias a este fin es uno de los objetivos del llamado Pacto Verde Europeo, o ‘Green Deal’.
De acuerdo con Radek Špicar, la situación en Ucrania solo refuerza la necesidad de dar los pasos necesarios hacia una mayor independencia y sostenibilidad.
“Espero que ahora ya todos entiendan que la dimensión de la seguridad energética del Pacto Verde Europeo, es decir la idea de librarse de la dependencia en materias fósiles suministradas por regímenes totalitarios y dictaduras, es esencial. Porque nos estamos convirtiendo en objetos y víctimas de extorsión. Y es nuestro interés, no solo económico, sino también de seguridad, finalizar el Pacto en este aspecto”.
Špicar no descarta que el camino sea complicado y la adopción de las medidas necesarias cara. A la vez admite que habrá que rediseñar algunas de las soluciones propuestas anteriormente.
“Originalmente, la transición entre el carbón y las energías limpias iba a hacerse utilizando el gas. Pero es posible que este pronto escasee. Así que está claro que las propuestas tendrán que ajustarse”.
Además de la clara motivación ecológica del Pacto, Špicar afirma que también la dimensión energética y de seguridad ha formado parte del concepto desde el mismo comienzo. No obstante, este no ha figurado en el debate público en la República Checa.
“Vivíamos con la idea de que la seguridad nacional es algo dado, como el aire que respiramos, algo que no tenemos que tener en mente. Esto ha cambiado. Los checos son especialmente conscientes del significado de la guerra en Ucrania y se están esforzando mucho por ayudar. Y creo que la situación podría mejorar su percepción del Pacto Verde Europeo, o al menos llevar a un menor desprecio y críticas hacia él”.
Špicar anticipa que los cambios que se proponen a nivel europeo transformarán hasta cierto punto la industria checa. Al mismo tiempo, insiste en que Chequia debe defender su propio camino hacia la energía limpia.
“Las economías como la nuestra deben decir claramente que están en una situación diferente a la de algunos países escandinavos o del sur de Europa, por ejemplo. No tenemos suficiente sol para que la energía fotovoltaica cubra el 50% de nuestro consumo. Tampoco contamos con montañas altas para instalar molinos de viento o el mar y ríos para aprovechar la energía hidráulica. Necesitamos alternativas que correspondan a nuestras condiciones. En nuestro caso sería la energía nuclear. Y es algo que debemos defender e imponer a nivel europeo”.
Špicar afirma que, por suerte, Chequia cuenta con un socio fuerte en Francia para este tema. Mientras indica ser un gran partidario de las energías limpias y admite que la República Checa se ha quedado un poco atrás al respecto, advierte que creer que el país será capaz de satisfacer el 100% de sus necesidades energéticas utilizando energías renovables es ilusorio.
En términos generales, Špicar piensa que los desafíos actuales ayudarán a Europa a dar un paso hacia delante. Tal y como sucedió tras la crisis de 2008 cuando la UE mejoró la coordinación de sus políticas económicas o en 2015 cuando la llegada de un alto número de refugiados la obligó a centrarse más en la protección de sus fronteras exteriores y llevó a un mejor funcionamiento de las políticas de migración. O, finalmente, como el coronavirus, que significó un avance en la protección de la salud.
El vicepresidente de la Unión de Industria y Transporte está convencido de que, también de esta crisis, Europa saldrá más fuerte.